La Renta Básica vista por Varoufakis, algunas encuestas, el
referéndum suizo del 5 de junio y comentarios sobre una crítica tosca
Las noticias directa e indirectamente relacionadas con la Renta Básica, una asignación monetaria incondicional a toda la población, se están reproduciendo aceleradamente en las últimas semanas. Vamos a referirnos solamente a tres de estas noticias.
Empecemos por la conferencia en defensa de la RB que realizó Yanis Varoufakis en Zurich el pasado 5 de mayo. Varoufakis es un economista de una indudable competencia que, desde su participación en el primer gobierno de Syriza y por su oposición a las imposiciones austeritarias de la troika contra la mayoría de la población no rica, multiplicó su ya notable difusión mediática. Así que una opinión sobre política económica o sobre algún aspecto teórico de la economía que escribe o manifiesta Varoufakis tiene una repercusión nada desdeñable.
En esta conferencia, el economista griego defendió que está muy extendida la idea de que la riqueza es creada en la esfera privada y después generosamente distribuida en la esfera pública. La realidad, según defendió, es la opuesta. Continuó sobre lo ya expuesto en una conversación con Noam Chomsky en abril, en la cual el veterano activista estadounidense mostró que los más radicales descubrimientos médicos son solamente posibles a causa de las investigaciones financiadas por dinero público, algo, por cierto, en lo que ha investigado Mariana Mazzucato, que ha desmitificado la fábula de los grandes emprendedores privados tecnológicamente innovadores[1]. Las grandes corporaciones transnacionales, dada su posición monopólica u oligopólica, saquean recursos a la sociedad obteniendo sin ninguna justificación económica y ya no digamos con algún tipo de justicia, rentas oligopólicas y rentas tecnológicas. Grabar fiscalmente a tipos muy altos estas rentas sería algo de elemental justicia, pero no vale la pena gastar espacio aquí sobre la evidente y alejada voluntad de hacer tal cosa por parte de la mayor parte de gobiernos.
Además, las robotizaciones y automatizaciones de muchos puestos de trabajo, como viene siendo repetido por distintos estudios e investigaciones, no quedarán compensados por nuevos puestos de trabajo debidos a estas mismas nuevas tecnologías robóticas y a algoritmos de inteligencia artificial. ¿Pleno empleo? Varoufakis no se hizo ninguna esperanza con el pleno empleo. Aún admitiendo que algún día llegue este pleno empleo, por ponerlo en palabras amables, ¿no sería racional, además de necesario, garantizar la existencia material de toda la población mientras llega este hipotético objetivo? Las vidas no son muy largas… Varoufakis mencionó que la RB podría ser una especie de dividendo social y no una subvención. Una idea que es heredera del gran republicano Thomas Paine, uno de los padres fundadores de los Estados Unidos, que ya en el siglo XVIII abogaba por una especie de renta básica justificada en el producto de la Tierra, que debía ser compartido entre todos sus habitantes. No por caridad, insistía, sino por justicia. En el siglo XXI la “nueva” Tierra que genera riqueza y cuyos frutos deben ser redistribuidos es el acervo tecnológico y de conocimiento acumulado durante generaciones gracias sobre todo al gasto público y que permite incrementar continuamente la productividad del sistema.
Varoufakis se refirió también muy competentemente a aspectos normativos como cuando afirmó que “la libertad en acción requiere de una RB”. Pero también hizo alguna mención de pasada a algunas claves de una indudable importancia para entender el mundo económico en el que vivimos: “es ilusoria la separación entre mercado y estado, no hay mercado si no hay estado”. Efectivamente, no existe mercado que no esté configurado políticamente. No se trata tanto de las “mayores” o “menores” regulaciones de los mercados, se trata de regulaciones en beneficio de unos o de otros. En plata: favorables a los ricos o favorables a la mayoría de la población. Esto es exactamente lo que quiere decir “configuración política de los mercados”. La RB permitiría poder rechazar determinados empleos porque “el derecho a rechazar un empleo es esencial para un mercado laboral que funcione bien (…) Para tener este derecho, debe existir esta opción.” Es la idea a la que varios autores se han referido y que puede ser resumida como el incremento del poder de negociación de la clase trabajadora que supondría una RB.
Otra noticia especialmente interesante es la encuesta que realizó en el pasado mes de abril el instituto de investigación de mercado Dalia Research. El periódico Spiegel informaba que “El 64% de la ciudadanía europea votaría a favor en un referéndum para implantar una RB. Solo el 24% estaría seguro de que votaría en contra o probablemente en contra.” Se trata de la mayor encuesta sobre la RB realizada hasta hoy en Europa: más de 10.000 ciudadanos de los 28 estados miembros de la UE. Más interesante: los resultados de esta encuesta revelan una gran correlación entre conocimiento de la propuesta y apoyo. Cuanto más conocida es, más apoyo recibe.
Los 6 principales estados de la UE superaban muy ampliamente un “hipotético sí”, según este detalle: Reino de España 71%, Italia, Alemania, Polonia y el Reino Unido superan el 60%, y Francia, el de menor aceptación de estos 6 estados europeos, un 58%. Los datos del Reino de España coinciden de una manera espectacular con otra encuesta realizada en el mes de julio de 2015 en Cataluña por la empresa GESOP en donde se realizaron 1.600 entrevistas telefónicas (con un error muestral del ± 2,5% y un nivel de confianza del 95,5%) y en donde el 72% estaba de acuerdo con la pregunta:
“La renta básica es un ingreso de 650 euros mensuales que recibiría toda la población como derecho de ciudadanía, que sería financiada mediante una reforma fiscal y que supondría una redistribución de la renta del 20% de la gente más rica al resto de la población. ¿Estaría más bien de acuerdo o más bien en desacuerdo que se implantara en nuestro país?”
Y para más coincidencia el 4% de las personas que trabajaban en un empleo remunerado respondían en la encuesta europea que en caso de cobrarla dejarían de trabajar, frente a un 2,9% en la encuesta catalana (y precisamente los que cobraban los salarios más miserables: lo que es una muestra de la capacidad, como han venido insistiendo también distintas autoras y autores que tiene esta propuesta de aumentar la libertad de buena parte de la población, especialmente de la más vulnerable).
Es interesante volver a insistir que el grado de coincidencia en los resultados entre el Reino de España y Cataluña son más bien espectaculares tratándose de dos estudios completamente independientes de Dalia Research y de GESOP.
Y la tercera noticia que queríamos destacar: el próximo 5 de junio Suiza realizará un referéndum para saber si la población está a favor o en contra de la implantación de una RB en el país alpino. Se propone una RB de unos 2.500 euros mensuales para las personas adultas y 625 para los menores. Después de conseguir 126.000 firmas válidas, la ciudadanía votará a favor o en contra de este texto:
“La Constitución se modifica como sigue: Art. 110 bis (nuevo) renta básica incondicional.
La Confederación velará por el establecimiento de una renta básica incondicional.
La renta básica debería permitir a toda la población poder llevar una vida digna y participar en la vida pública.
La ley reglamentará la financiación y el importe de la renta básica.”
En una encuesta realizada en Suiza, mostraba que solamente un 2% dejaría de trabajar (remuneradamente) si se implantase una RB.
Las previsiones de los resultados del referéndum suizo del próximo 5 de junio son inciertas si bien ahora mismo va ganando el “no”. Las presiones de la banca, de la patronal y de determinados políticos y medios de comunicación son muy grandes para evitar el triunfo del “sí”. Pero los organizadores del referéndum ya han obtenido una gran victoria: esta iniciativa ciudadana ha conseguido abrir un debate a nivel nacional sobre el valor del trabajo (no solamente el remunerado), su relación con la acumulación de la riqueza, el consumismo, la desigualdad, la inseguridad, la clase de sociedad que desea la gente y el derecho a vivir con dignidad.
Estas tres noticias sobre la RB, de carácter muy diferente entre sí, son un ejemplo de que esta propuesta, especialmente cuando ya se han experimentado las consecuencias de las políticas económicas impuestas con motivo de la gran crisis económica que explotó en 2008, está siendo tomada cada vez más en serio por una parte creciente de la ciudadanía como una posibilidad real y racional de garantizar materialmente la existencia de toda la población. En palabras de uno de los organizadores del referéndum suizo, en caso de que ganase el “sí”: “todos los habitantes de nuestro país sabrá que su derecho a un ingreso adecuado para una vida digna es legítimo y reconocido.”
No todo son buenas noticias.
Algunos académicos y muchos políticos apuestan todavía por viejas soluciones como si el mundo pudiera ser el mismo que antes de la crisis que estalló en 2008 o, como aún hay nostálgicos que creen, que el mundo puede volver a ser como era antes de la contrarreforma neoliberal de los años 70 del siglo pasado. Veamos un ejemplo muy reciente[2]. No es un ejemplo particularmente brillante, pero lo citamos porque es de reciente publicación y expresa perfectamente las habituales confusiones sobre la RB. Y también lo citamos por algo difícil intelectualmente de igualar: es difícil en tan pocas palabras exponer las habituales objeciones mal informadas sobre la RB sin aportar tan sólo un número, un dato, un estudio en su apoyo. La “evidencia es fuerte”, se afirma retóricamente en el artículo, pero ¿qué evidencia? Nos gustaría saberla. ¿Es mucho pedir que se discuta con datos y cifras los estudios de financiación de la RB que muestran lo contrario, como por ejemplo el que ya se avanzó en el Reino de España hace unos meses? Si vamos a tener críticas a la RB (y las ha habido y las habrá, solo faltaría) que estén bien fundamentadas y sean serias. No patochadas. En términos intelectuales y hasta éticos, esto exige un buen nivel de debate. Repetir las críticas que han sido debatidas desde hace años como si no hubiera escrito nada al respecto, no es algo muy aconsejable intelectualmente[3]. Nadie está obligado a escribir sobre lo que no ha estudiado mucho, pero si lo hace es imperativo informarse. Sea cual sea la opinión que se acabe manteniendo.
Se afirma en el mencionado artículo de Navarro contrario a la RB que esta medida no es el mejor modo de acabar con las desigualdades. ¡Ah! Pero ni un dato o una cifra en su apoyo.
Nadie afirma que “solamente” con la RB tenemos solucionados “todos” los problemas relacionados con las desigualdades. Dejado este punto claro, añadamos que la RB es una propuesta que tiene garantías de ser mucho más efectiva que los subsidios condicionados practicados hasta ahora. Hay investigaciones para defender esta proposición. Mero ejemplo empírico: en el estudio mencionado[4] de financiación de una RB para el Reino de España se pasaría de un Gini de los más desigualitarios de la Unión Europea a uno de 0,25, por citar solamente uno de los varios datos adicionales que allá se ofrecen[5]. Este nivel de Gini es muy parecido al de los países escandinavos. ¡Y sólo con la RB, sin contar con otras medidas de política económica que una decidida apuesta por las población no estrictamente rica podrían aportar! ¿Esto no sería una forma de reducir las desigualdades mucho más eficiente y drástica que lo practicado hasta ahora?
Más empiria. El mejor programa de lucha contra la pobreza de rentas condicionadas entre los territorios comprendidos hoy en el Reino de España es, como todo el mundo coincide, el de la Comunidad Autónoma Vasca y ha dado unos resultados que, si analizamos sin prejuicios, deben ser calificados de fracaso, como hasta el propio gobierno vasco reconoce parcialmente. Para un documentadísimo artículo que lo explica con detalle: aquí. Una de las conclusiones de este texto vale la pena citarla: “En la Comunidad Autónoma Vasca no ha fallado la gestión de un modelo de rentas mínimas garantizadas y condicionadas, ha fallado el modelo en sí. Quien no lo quiera ver después de una experiencia de 26 años, de cinco cambios legislativos, de los resultados que hemos presentado sobre la realidades de pobreza en auge, de gestiones desastrosas a pesar de los cambios radicales de traspasar la administración desde los servicios sociales a Lanbide-Servicio Vasco de Empleo, solo puede ser porque está guiado/a por el inmovilismo.” Y aún un poco más. El informe FOESSA muestra que la Renta de Garantía de Ingresos vasca (como se llama en esta comunidad el programa de renta condicionada para combatir la pobreza) tampoco reduce el nivel de desigualdad de manera importante, manteniendo el índice de Gini por encima de 0,30 y con valores muy cercanos al resto de territorios del Reino de España con sistemas de rentas garantizadas mucho menos ambiciosos. Si esta es la conclusión del mejor modelo de rentas condicionadas del Reino de España, ¿se imaginan el peor? [6] Son datos. Si están equivocados, que se demuestre, si no que se reflexione. Es un criterio generalizado de honradez intelectual.
El objetivo es difícil porque es muy ambicioso: una medida como la RB que garantizase la existencia material a toda la población es algo que indudablemente atemoriza a unos cuantos. La libertad es incompatible con las grandes diferencias de riqueza, y del poder que de las grandes fortunas se deriva. Es una batalla cuesta arriba, pero vale la pena librarla. La propuesta de la RB está mostrando su atractivo cuando es defendida como una medida posible e inmediata por parte de activistas, movimientos sociales y ciudadanía en general para hacer frente de forma inmediata a las consecuencias de las políticas económicas austericidas para una gran parte de la población[7]. No es solamente una cuestión de igualdad, se trata también de la libertad de la gran mayoría.
(Una versión más reducida de este artículo se publicó en http://www.counterpunch.org/2016/05/27/basic-income-gathers-steam-across-europe/)
[1] Varoufakis ofreció un ejemplo de un producto conocido: el iPhone, cuyos componentes tecnológicamente decisivos han sido descubiertos gracias a la financiación pública.
[2] Queremos agradecer a Philippe Van Parijs que nos haya puesto sobre la pista de este artículo.
[3] Ejemplo de una buena discusión sobre algunas de las objeciones mal informadas como el “fin del Estado de Bienestar” que supuestamente supondría una RB, como así lo creen el grueso de la nueva socialdemocracia y de los sindicatos, es el reciente artículo de Philippe Van Parijs: Renta Básica y socialdemocracia.
[4] Además del avance citado, se publicará pronto la totalidad del estudio en forma de libro. Esperamos, quizás sea una vana esperanza, poder discutir seriamente sobre datos y no sobre prejuicios. El tiempo dirá.
[5] Para ser algo más concretos aún: los índices de Kakwani y Suits, utilizados para sintetizar la progresividad de la reforma que se propone para financiar una RB, aumentan 7 y 9 puntos porcentuales cuando se comparan las cuotas sin y con RB, respectivamente. ¿Qué propuesta de rentas garantizadas, condicionada, para pobres… puede ofrecer lo mismo? Si lo hace alguna, la estudiaremos. Pero mientras no se ofrezca ningún estudio o simulación sería de agradecer que no se hicieran brindis al sol del tipo “la RB no es la mejor manera de reducir las desigualdades”.
[6] Se habla en el mencionado artículo de Navarro también de la debilidad de los trabajadores como una de las causas del incremento de las desigualdades. ¿Se ha puesto a pensar el autor que el poder de negociación de los trabajadores quedaría enormemente aumentado con una RB, como han mostrado varios autores? Un dirigente de la patronal catalana confesó ya hace más de una década a uno de los autores que firmamos el presente artículo: “el problema de la RB no es la financiación, el problema es que los trabajadores tendrían un poder de negociación que no tienen ahora, ¿para qué se lo vamos a dar?”. Lo entendió muy bien.
[7] Jordi Arcarons, G. Buster, David Casassas, Antoni Domènech y Lluís Torrens han realizado algunos útiles comentarios a un borrador de este texto. Evidentemente, cualquier error que pueda contener el artículo es responsabilidad exclusiva de los autores.
Autor: Daniel Raventós
Las noticias directa e indirectamente relacionadas con la Renta Básica, una asignación monetaria incondicional a toda la población, se están reproduciendo aceleradamente en las últimas semanas. Vamos a referirnos solamente a tres de estas noticias.
Empecemos por la conferencia en defensa de la RB que realizó Yanis Varoufakis en Zurich el pasado 5 de mayo. Varoufakis es un economista de una indudable competencia que, desde su participación en el primer gobierno de Syriza y por su oposición a las imposiciones austeritarias de la troika contra la mayoría de la población no rica, multiplicó su ya notable difusión mediática. Así que una opinión sobre política económica o sobre algún aspecto teórico de la economía que escribe o manifiesta Varoufakis tiene una repercusión nada desdeñable.
En esta conferencia, el economista griego defendió que está muy extendida la idea de que la riqueza es creada en la esfera privada y después generosamente distribuida en la esfera pública. La realidad, según defendió, es la opuesta. Continuó sobre lo ya expuesto en una conversación con Noam Chomsky en abril, en la cual el veterano activista estadounidense mostró que los más radicales descubrimientos médicos son solamente posibles a causa de las investigaciones financiadas por dinero público, algo, por cierto, en lo que ha investigado Mariana Mazzucato, que ha desmitificado la fábula de los grandes emprendedores privados tecnológicamente innovadores[1]. Las grandes corporaciones transnacionales, dada su posición monopólica u oligopólica, saquean recursos a la sociedad obteniendo sin ninguna justificación económica y ya no digamos con algún tipo de justicia, rentas oligopólicas y rentas tecnológicas. Grabar fiscalmente a tipos muy altos estas rentas sería algo de elemental justicia, pero no vale la pena gastar espacio aquí sobre la evidente y alejada voluntad de hacer tal cosa por parte de la mayor parte de gobiernos.
Además, las robotizaciones y automatizaciones de muchos puestos de trabajo, como viene siendo repetido por distintos estudios e investigaciones, no quedarán compensados por nuevos puestos de trabajo debidos a estas mismas nuevas tecnologías robóticas y a algoritmos de inteligencia artificial. ¿Pleno empleo? Varoufakis no se hizo ninguna esperanza con el pleno empleo. Aún admitiendo que algún día llegue este pleno empleo, por ponerlo en palabras amables, ¿no sería racional, además de necesario, garantizar la existencia material de toda la población mientras llega este hipotético objetivo? Las vidas no son muy largas… Varoufakis mencionó que la RB podría ser una especie de dividendo social y no una subvención. Una idea que es heredera del gran republicano Thomas Paine, uno de los padres fundadores de los Estados Unidos, que ya en el siglo XVIII abogaba por una especie de renta básica justificada en el producto de la Tierra, que debía ser compartido entre todos sus habitantes. No por caridad, insistía, sino por justicia. En el siglo XXI la “nueva” Tierra que genera riqueza y cuyos frutos deben ser redistribuidos es el acervo tecnológico y de conocimiento acumulado durante generaciones gracias sobre todo al gasto público y que permite incrementar continuamente la productividad del sistema.
Varoufakis se refirió también muy competentemente a aspectos normativos como cuando afirmó que “la libertad en acción requiere de una RB”. Pero también hizo alguna mención de pasada a algunas claves de una indudable importancia para entender el mundo económico en el que vivimos: “es ilusoria la separación entre mercado y estado, no hay mercado si no hay estado”. Efectivamente, no existe mercado que no esté configurado políticamente. No se trata tanto de las “mayores” o “menores” regulaciones de los mercados, se trata de regulaciones en beneficio de unos o de otros. En plata: favorables a los ricos o favorables a la mayoría de la población. Esto es exactamente lo que quiere decir “configuración política de los mercados”. La RB permitiría poder rechazar determinados empleos porque “el derecho a rechazar un empleo es esencial para un mercado laboral que funcione bien (…) Para tener este derecho, debe existir esta opción.” Es la idea a la que varios autores se han referido y que puede ser resumida como el incremento del poder de negociación de la clase trabajadora que supondría una RB.
Otra noticia especialmente interesante es la encuesta que realizó en el pasado mes de abril el instituto de investigación de mercado Dalia Research. El periódico Spiegel informaba que “El 64% de la ciudadanía europea votaría a favor en un referéndum para implantar una RB. Solo el 24% estaría seguro de que votaría en contra o probablemente en contra.” Se trata de la mayor encuesta sobre la RB realizada hasta hoy en Europa: más de 10.000 ciudadanos de los 28 estados miembros de la UE. Más interesante: los resultados de esta encuesta revelan una gran correlación entre conocimiento de la propuesta y apoyo. Cuanto más conocida es, más apoyo recibe.
Los 6 principales estados de la UE superaban muy ampliamente un “hipotético sí”, según este detalle: Reino de España 71%, Italia, Alemania, Polonia y el Reino Unido superan el 60%, y Francia, el de menor aceptación de estos 6 estados europeos, un 58%. Los datos del Reino de España coinciden de una manera espectacular con otra encuesta realizada en el mes de julio de 2015 en Cataluña por la empresa GESOP en donde se realizaron 1.600 entrevistas telefónicas (con un error muestral del ± 2,5% y un nivel de confianza del 95,5%) y en donde el 72% estaba de acuerdo con la pregunta:
“La renta básica es un ingreso de 650 euros mensuales que recibiría toda la población como derecho de ciudadanía, que sería financiada mediante una reforma fiscal y que supondría una redistribución de la renta del 20% de la gente más rica al resto de la población. ¿Estaría más bien de acuerdo o más bien en desacuerdo que se implantara en nuestro país?”
Y para más coincidencia el 4% de las personas que trabajaban en un empleo remunerado respondían en la encuesta europea que en caso de cobrarla dejarían de trabajar, frente a un 2,9% en la encuesta catalana (y precisamente los que cobraban los salarios más miserables: lo que es una muestra de la capacidad, como han venido insistiendo también distintas autoras y autores que tiene esta propuesta de aumentar la libertad de buena parte de la población, especialmente de la más vulnerable).
Es interesante volver a insistir que el grado de coincidencia en los resultados entre el Reino de España y Cataluña son más bien espectaculares tratándose de dos estudios completamente independientes de Dalia Research y de GESOP.
Y la tercera noticia que queríamos destacar: el próximo 5 de junio Suiza realizará un referéndum para saber si la población está a favor o en contra de la implantación de una RB en el país alpino. Se propone una RB de unos 2.500 euros mensuales para las personas adultas y 625 para los menores. Después de conseguir 126.000 firmas válidas, la ciudadanía votará a favor o en contra de este texto:
“La Constitución se modifica como sigue: Art. 110 bis (nuevo) renta básica incondicional.
La Confederación velará por el establecimiento de una renta básica incondicional.
La renta básica debería permitir a toda la población poder llevar una vida digna y participar en la vida pública.
La ley reglamentará la financiación y el importe de la renta básica.”
En una encuesta realizada en Suiza, mostraba que solamente un 2% dejaría de trabajar (remuneradamente) si se implantase una RB.
Las previsiones de los resultados del referéndum suizo del próximo 5 de junio son inciertas si bien ahora mismo va ganando el “no”. Las presiones de la banca, de la patronal y de determinados políticos y medios de comunicación son muy grandes para evitar el triunfo del “sí”. Pero los organizadores del referéndum ya han obtenido una gran victoria: esta iniciativa ciudadana ha conseguido abrir un debate a nivel nacional sobre el valor del trabajo (no solamente el remunerado), su relación con la acumulación de la riqueza, el consumismo, la desigualdad, la inseguridad, la clase de sociedad que desea la gente y el derecho a vivir con dignidad.
Estas tres noticias sobre la RB, de carácter muy diferente entre sí, son un ejemplo de que esta propuesta, especialmente cuando ya se han experimentado las consecuencias de las políticas económicas impuestas con motivo de la gran crisis económica que explotó en 2008, está siendo tomada cada vez más en serio por una parte creciente de la ciudadanía como una posibilidad real y racional de garantizar materialmente la existencia de toda la población. En palabras de uno de los organizadores del referéndum suizo, en caso de que ganase el “sí”: “todos los habitantes de nuestro país sabrá que su derecho a un ingreso adecuado para una vida digna es legítimo y reconocido.”
No todo son buenas noticias.
Algunos académicos y muchos políticos apuestan todavía por viejas soluciones como si el mundo pudiera ser el mismo que antes de la crisis que estalló en 2008 o, como aún hay nostálgicos que creen, que el mundo puede volver a ser como era antes de la contrarreforma neoliberal de los años 70 del siglo pasado. Veamos un ejemplo muy reciente[2]. No es un ejemplo particularmente brillante, pero lo citamos porque es de reciente publicación y expresa perfectamente las habituales confusiones sobre la RB. Y también lo citamos por algo difícil intelectualmente de igualar: es difícil en tan pocas palabras exponer las habituales objeciones mal informadas sobre la RB sin aportar tan sólo un número, un dato, un estudio en su apoyo. La “evidencia es fuerte”, se afirma retóricamente en el artículo, pero ¿qué evidencia? Nos gustaría saberla. ¿Es mucho pedir que se discuta con datos y cifras los estudios de financiación de la RB que muestran lo contrario, como por ejemplo el que ya se avanzó en el Reino de España hace unos meses? Si vamos a tener críticas a la RB (y las ha habido y las habrá, solo faltaría) que estén bien fundamentadas y sean serias. No patochadas. En términos intelectuales y hasta éticos, esto exige un buen nivel de debate. Repetir las críticas que han sido debatidas desde hace años como si no hubiera escrito nada al respecto, no es algo muy aconsejable intelectualmente[3]. Nadie está obligado a escribir sobre lo que no ha estudiado mucho, pero si lo hace es imperativo informarse. Sea cual sea la opinión que se acabe manteniendo.
Se afirma en el mencionado artículo de Navarro contrario a la RB que esta medida no es el mejor modo de acabar con las desigualdades. ¡Ah! Pero ni un dato o una cifra en su apoyo.
Nadie afirma que “solamente” con la RB tenemos solucionados “todos” los problemas relacionados con las desigualdades. Dejado este punto claro, añadamos que la RB es una propuesta que tiene garantías de ser mucho más efectiva que los subsidios condicionados practicados hasta ahora. Hay investigaciones para defender esta proposición. Mero ejemplo empírico: en el estudio mencionado[4] de financiación de una RB para el Reino de España se pasaría de un Gini de los más desigualitarios de la Unión Europea a uno de 0,25, por citar solamente uno de los varios datos adicionales que allá se ofrecen[5]. Este nivel de Gini es muy parecido al de los países escandinavos. ¡Y sólo con la RB, sin contar con otras medidas de política económica que una decidida apuesta por las población no estrictamente rica podrían aportar! ¿Esto no sería una forma de reducir las desigualdades mucho más eficiente y drástica que lo practicado hasta ahora?
Más empiria. El mejor programa de lucha contra la pobreza de rentas condicionadas entre los territorios comprendidos hoy en el Reino de España es, como todo el mundo coincide, el de la Comunidad Autónoma Vasca y ha dado unos resultados que, si analizamos sin prejuicios, deben ser calificados de fracaso, como hasta el propio gobierno vasco reconoce parcialmente. Para un documentadísimo artículo que lo explica con detalle: aquí. Una de las conclusiones de este texto vale la pena citarla: “En la Comunidad Autónoma Vasca no ha fallado la gestión de un modelo de rentas mínimas garantizadas y condicionadas, ha fallado el modelo en sí. Quien no lo quiera ver después de una experiencia de 26 años, de cinco cambios legislativos, de los resultados que hemos presentado sobre la realidades de pobreza en auge, de gestiones desastrosas a pesar de los cambios radicales de traspasar la administración desde los servicios sociales a Lanbide-Servicio Vasco de Empleo, solo puede ser porque está guiado/a por el inmovilismo.” Y aún un poco más. El informe FOESSA muestra que la Renta de Garantía de Ingresos vasca (como se llama en esta comunidad el programa de renta condicionada para combatir la pobreza) tampoco reduce el nivel de desigualdad de manera importante, manteniendo el índice de Gini por encima de 0,30 y con valores muy cercanos al resto de territorios del Reino de España con sistemas de rentas garantizadas mucho menos ambiciosos. Si esta es la conclusión del mejor modelo de rentas condicionadas del Reino de España, ¿se imaginan el peor? [6] Son datos. Si están equivocados, que se demuestre, si no que se reflexione. Es un criterio generalizado de honradez intelectual.
El objetivo es difícil porque es muy ambicioso: una medida como la RB que garantizase la existencia material a toda la población es algo que indudablemente atemoriza a unos cuantos. La libertad es incompatible con las grandes diferencias de riqueza, y del poder que de las grandes fortunas se deriva. Es una batalla cuesta arriba, pero vale la pena librarla. La propuesta de la RB está mostrando su atractivo cuando es defendida como una medida posible e inmediata por parte de activistas, movimientos sociales y ciudadanía en general para hacer frente de forma inmediata a las consecuencias de las políticas económicas austericidas para una gran parte de la población[7]. No es solamente una cuestión de igualdad, se trata también de la libertad de la gran mayoría.
(Una versión más reducida de este artículo se publicó en http://www.counterpunch.org/2016/05/27/basic-income-gathers-steam-across-europe/)
[1] Varoufakis ofreció un ejemplo de un producto conocido: el iPhone, cuyos componentes tecnológicamente decisivos han sido descubiertos gracias a la financiación pública.
[2] Queremos agradecer a Philippe Van Parijs que nos haya puesto sobre la pista de este artículo.
[3] Ejemplo de una buena discusión sobre algunas de las objeciones mal informadas como el “fin del Estado de Bienestar” que supuestamente supondría una RB, como así lo creen el grueso de la nueva socialdemocracia y de los sindicatos, es el reciente artículo de Philippe Van Parijs: Renta Básica y socialdemocracia.
[4] Además del avance citado, se publicará pronto la totalidad del estudio en forma de libro. Esperamos, quizás sea una vana esperanza, poder discutir seriamente sobre datos y no sobre prejuicios. El tiempo dirá.
[5] Para ser algo más concretos aún: los índices de Kakwani y Suits, utilizados para sintetizar la progresividad de la reforma que se propone para financiar una RB, aumentan 7 y 9 puntos porcentuales cuando se comparan las cuotas sin y con RB, respectivamente. ¿Qué propuesta de rentas garantizadas, condicionada, para pobres… puede ofrecer lo mismo? Si lo hace alguna, la estudiaremos. Pero mientras no se ofrezca ningún estudio o simulación sería de agradecer que no se hicieran brindis al sol del tipo “la RB no es la mejor manera de reducir las desigualdades”.
[6] Se habla en el mencionado artículo de Navarro también de la debilidad de los trabajadores como una de las causas del incremento de las desigualdades. ¿Se ha puesto a pensar el autor que el poder de negociación de los trabajadores quedaría enormemente aumentado con una RB, como han mostrado varios autores? Un dirigente de la patronal catalana confesó ya hace más de una década a uno de los autores que firmamos el presente artículo: “el problema de la RB no es la financiación, el problema es que los trabajadores tendrían un poder de negociación que no tienen ahora, ¿para qué se lo vamos a dar?”. Lo entendió muy bien.
[7] Jordi Arcarons, G. Buster, David Casassas, Antoni Domènech y Lluís Torrens han realizado algunos útiles comentarios a un borrador de este texto. Evidentemente, cualquier error que pueda contener el artículo es responsabilidad exclusiva de los autores.
Autor: Daniel Raventós
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