Conferència de Rafael Granero i Arnau Riera
Iniciatives pel Decreixement
Grup d'opinió Àmfora,
Biblioteca Vapor Vell, Gener 2016
¿Qué es la RBU?
Una renta que será percibida por todos,
independientemente del nivel de ingresos, de si se vive solo con alguna otra
persona, de si se trabaja o ha trabajado o del género.
Se cobrará desde el momento del nacimiento hasta la
muerte. La condición es ser ciudadano con un período de residencia mínimo, y si
esta RBU se extiende a todos los países, la condición será haber nacido, ser
persona.
¿Por qué necesitamos la RBU?
- Para acabar con la intolerable e indignante pobreza.
- Para empoderar a la ciudadanía para que no se pueda
explotar su desesperación.
- Para que tengan una compensación a los que cuidan de
los suyos en casa
¿Quién tiene derecho a la RBU?
Dado que estamos ante un derecho universal (como ya
son la sanidad o la educación), tendrán derecho a una renta básica universal a
todas las personas que tengan la ciudadanía, sin importar si son pensionistas,
trabajadores, parados, estudiantes o autónomos, si tienen otras rentas o no, si
estas rentas son altas o bajas, si son, niños, jóvenes o adultos ... en fin,
todos los ciudadanos, por el mero hecho de serlo, tendrán derecho a percibir la
RBU.
És l'augment de l'atur dels darrers anys quelcom puntual o estructural?
Paul Zaner Pilzer, economista
best-seller estadounidense y asesor de Reagan, y el ejemplo de la pesca en la
isla desierta. Zaner, en una conferencia dictada a la empresa AMWAY, lo expresa
con números reales. “En 1930 teníamos en este país una población de
100 millones de habitantes. treinta millones de esos cien eran agricultores; es
decir; que en 1930 treinta millones de agricultores apenas producían alimentos
para 100 millones de personas. Para 1980; cincuenta años más tarde; 300 mil
agricultores trabajan menos tierra y producen más alimentos para 300 millones
de personas y exportan más de la mitad de esa comida.”
Esto fue “ayer”, y de alguna manera se
trampeó con la industria del consumo y de los servicios: “En los inicios del
presente siglo, el incipiente sector secundario era capaz de absorber varios de
los millones de campesinos propietarios de granjas desplazadas por la rápida
mecanización de la agricultura. Entre mediados de la década del 50 y principios
de los 80, el sector de servicios fue capaz de volver a emplear a muchos de los
trabajadores de ‘cuello azul’ sustituidos por la automatización” (Jeremy
Rifkin, El fin del trabajo, Paidós, Madrid, 1997, p. 59), pero ¿y
hoy? ¿qué nos depara hoy la tecnología con respecto a la ocupación? Pues parece
ser que esa esperanza es vana, pues ocurre que “el optimista principio de la
“destrucción creativa de empleos” no se cumple esta vez. La pérdida de empleos
provocada por la digitalización no encuentra contrapartida con la creación de
otros que equilibrarían la balanza. Ni siquiera las start up, tan pregonadas
como fuentes de empleo, funcionan.” (Gregorio Martín Quetglas,
catedrático de Ciencias de la Computación de la Universidad de Valencia, El
País, 06/01/2015).
En el estudio publicado el año 2008 bajo
el título Nuevas tecnologías, nuevos mercados de trabajo, la Fundación
SEPI (Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas, Gobierno de España),
afirma en sus conclusiones (páginas 287 y ss) que estamos ante una situación
inédita, ya que “al contrario de otras revoluciones tecnológicas anteriores,
el empleo del sector [servicios] ha recibido el principal impacto [negativo]
de las nuevas tecnologías, especialmente [y este dato es
extraordinariamente significativo] en actividades y ocupaciones protegidas
de la automatización y de la informatización… La tendencia que se apunta es que
la tecnología tiende a destruir empleos… considerándose el desempleo
tecnológico como una tipología del desempleo estructural.” Y lo
inédito es que, dentro del sector de servicios, ni el sector tecnológico está
libre él mismo de los zarpazos del desempleo estructural.
Hauríem de repartir-nos el treball si aquest esdevé escàs?
Si volvemos la vista a la visión que
tuvo Keynes en su conferencia de junio de 1930 en Madrid, donde proponía que “los
avances tecnológicos nos permitirían reducir la jornada laboral a unas tres
horas diarias (15 semanales), lo justo para satisfacer lo que Keynes denominó
"el viejo Adán" que llevamos dentro“ (Ignacio Oliveras,
Huffington Post, 17/01/2104) y reparamos en el lúcido ejemplo de Zaner y los
pescadores, cuesta poco ver que a pesar de todo sí existe alternativa al falaz
dilema que la derecha y la ortodoxia académica nos quiere imponer como una
verdad natural lo de “o paro o trabajo precario”.
Contra la falacia de “o bien paro, o
bien precariedad” tenemos una real y potente alternativa: repartir la
productividad de la sociedad entre la ciudadanía a través de la RBU y de una
reducción del tiempo de trabajo.
La puesta en marcha de una RBU puede
traer de la mano una reducción de las horas trabajadas a través de dos caminos
entre sí complementarios e igualmente eficaces. El primero, y gracias al
empoderamiento ciudadano derivado de la existencia de una renta incondicionada,
se deriva de la posibilidad que se abre para quien así lo quiera de trabajar
voluntariamente menos horas de forma continuada o de aceptar puntualmente y sin
caer en la precariedad trabajos a tiempo parcial por diferentes motivos; el
segundo, y no menos importante, su existencia promueve la factibilidad de
negociar con los diferentes actores (empresas, sindicatos, administración y
otros agentes sociales) distintas formas de imponer progresivamente por ley,
normas o convenios reducciones generales de las horas trabajadas, en la línea
de lo realizado en Francia con la ley Aubry (por el nombre de su creadora, la
socialista Martine Aubry) que implantó la jornada de 35 horas semanales.
Si queremos anticiparnos a los efectos indeseados de
una determinada concepción de la sociedad tecnológica, aquella donde el
crecimiento de la economía y de la riqueza sólo beneficia a unos pocos, es
difícil encontrar una herramienta más poderosa que la RBU, la cual, combinada
con la reducción de la jornada laboral, tanto voluntariamente como a través de
leyes, normas o convenios, permite vislumbrar un futuro donde la tecnología,
lejos de provocar más paro, puede favorecer la remisión, tal vez no total, per
sí significativa del paro estructural.
Hauria de ser un dret una Renda Bàsica Universal?
“En una república
democrática alternativa, el poder debe descansar en el pueblo. Forma parte del
interés público (republicano) garantizar y proteger los mecanismos
institucionales que buscan afianzar una sociedad equilibrada en que la
democracia sea disfrutada por todos y cada uno. La Renta Básica es uno de
esos mecanismos. Cada vez más movimientos sociales y partidos políticos están
comprendiendo que una Renta Básica ayudaría a combatir
algunos de los efectos sociales más perniciosos de la crisis así como a
estimular la economía desde la base. Ahora, en el segundo aniversario del 15-M,
que en el 2011 llevó a cientos de miles de personas a las calles de varias
ciudades catalanas y españolas, las manifestaciones se suceden y ya se han
destacado seis reivindicaciones ciudadanas. Una de ellas es la Renta Básica
Universal.” Daniel Raventós .
En plena Europa de las
guerras religiosas, Michel de Montaigne repara en que las
desigualdades sociales conllevan de alguna manera desigualdades de naturaleza
que hunden a los humanos en desesperación y vicio, impidiéndoles alcanzar una
vida con sentido. Poco después, otro gran ilustrado, el escocés John Stuart
Mill, en el libro fundador de una de las grandes éticas contemporáneas (“El
utilitarismo”, 1863), expresaba la opinión (y recordemos que en su época
recién empezaba la revolución industrial) de que existían los suficientes
medios para que, en general, la gente pudiera ser considerada “acreedora
de la felicidad”, y que si la realidad era que sólo unos pocos
afortunados disfrutaban de ella, eso era debido no a la falta de medios que la
industria proporcionaba, sino a que “la miserable educación actual y las
miserables circunstancias sociales son el único obstáculo a su logro
[el de la felicidad] por parte de casi todos”.
Kant,
fuente de la segunda de las grandes éticas contemporáneas, también puso su
granito de arena al poner en el centro de la injusticia a las desigualdades
sociales, especialmente, y según sus propias y exactas palabras, las
desigualdades económicas (“Teoría y praxis”, 1793): “Se puede
considerar feliz a un hombre de cualquier condición con tal de que sea
consciente de que sólo depende de sí mismo o de circunstancias de las que no
puede culpar a otro”.
No es ajeno a estas ideas
tanto la Declaración de Independencia de los Trece Estados Unidos de América,
de 1776, que afirma la existencia de unos “ derechos inalienables;
que entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad”
como la enseña de la República francesa: Liberté, égalité, fraternité
(«Libertad, igualdad, fraternidad» en francés), que nos sugiere que no era
extraño al pensamiento de sus redactores cuáles eran las condiciones de
posibilidad para esa “búsqueda de la felicidad” o para esa “libertad en la
igualdad”: disponer a lo largo de la vida y en todo momento de los mínimos
bienes externos que proporcionen aquella dignidad a la vida de las personas que
les permita ser excelentes y virtuosos (Arístóteles, Ética a
Nicomaco).
Quina diferència hi ha entre la Renda Bàsica i la Renda Mínima d'Inserció?
El concepto de RBU es el de un importe
que reciben periódicamente todas las personas por el hecho de ser
ciudadanos del país que se trate. No sustituye ningún ingreso privado ni
precisa de ninguna condición. Permite acumular todas las otras rentas que
el ciudadano pueda conseguir y por lo tanto, en ningún caso desincentiva al
trabajo, al no perderse esta renta cuando se consigue otra.
Es oportuno recordar el texto de la
Iniciativa Legislativa Popular por una Renta Básica, presentada en el Congreso
de los Diputados el 15 de enero de 2014:
“Artículo 1. Derecho a la Renta
Básica. Se establece el derecho de todo persona, por el hecho de haber
nacido, a recibir una cantidad periódica que cubra sus necesidades básicas. La
Renta Básica se constituye como derecho individual, universal e
incondicional. Disposición transitoria. La cuantía de la Renta Básica será
la equivalente al Umbral de la pobreza fijado en “el 60% de la mediana de la
distribución de los ingresos por unidad de consumo adjudicados a las personas”,
será de 645,33 euros mensuales correspondiendo al último dato expuesto por
EUROSTAT (año 2011), tendiendo a equipararse en los años sucesivos al
equivalente del mismo concepto.”
Dentro de las políticas del estado del
bienestar las Rentas Mínimas de Inserción (RMI) tienen por
objetivo asegurar a las personas que se encuentran en una situación de
pobreza o de exclusión social, unos recursos con los que hacer frente a sus
necesidades más perentorias.
Por regla general se trata de rentas
condicionadas no tan solo a encontrarse en la situación descrita, sino que
se añade la obligación de asistir a cursos de formación, a tratamientos
sicológicos y de otro tipo, que tienen como meta conseguir que la persona
pueda salir de la situación de exclusión en la que se encuentra. Hablamos de la
persona dado que se lleva a cabo de forma individualizada, caso de la Renta
Mínima en Cataluña, un plan con las acciones que se consideran necesarias para
facilitar su reingreso en el mercado de trabajo.
Dentro de las obligaciones que
normalmente tienen los perceptores de este tipo de rentas está el de la búsqueda
activa de empleo y el de no poderse negar a aceptar una oferta de trabajo, si
bien dependiendo de los casos esta tiene que estar relacionada con el perfil de
la persona.
Se pierde el derecho a cobrar una RMI cuando no se cumplen
las condiciones legales fijadas, bien porque se superan las situaciones de
exclusión o porque se ingresa un importe superior al establecido,
sin la ayuda que supone la prestación.
Cuando se presentan estos programas de
actuación frente a la exclusión social y la falta de medios de subsistencia, es
decir, cuando se actúa garantizando unos ingresos mínimos a una parte de la
población, una de las críticas más comunes es que estas políticas generan lo
que se denomina la trampa de la pobreza o de la dependencia. Esta trampa
consiste en que aquellas personas que se incorporan a los programas de RMI
encuentran dificultades en abandonarlos y por lo tanto se provoca la misma
situación que se pretende resolver. Básicamente la crítica consiste en que los
ingresos percibidos como subsidio desincentivan la reincorporación al trabajo,
dado que dejan de cobrarse en el momento en que se consigue una renta superior
a la fijada. El trabajo debe ser lo suficientemente atractivo como para que
se acepte la substitución, lo que no sucede habitualmente. Junto a lo anterior
también se aduce que con los programas de rentas se promueve la contratación
fuera de la ley, ya que así se evita la pérdida del subsidio. También que
provoca la reducción de los salarios.
La Renta Garantizada Ciudadana
(RGC) consiste en una prestación económica periódica para garantizar que todo
el mundo tenga unos ingresos por encima de un importe, el cual se considera
imprescindible para subsistir. Para calcularlo se suele tomar como referencia
el salario mínimo interprofesional o el 60% de la renta media, que es el valor
estimado por la Unión Europea como el umbral de la pobreza. Los pagos
periódicos de la RG complementan los ingresos de las personas hasta llegar a
esta cuantía.
La RG se diferencia de la RMI en que la condición
para su obtención es tan solo la renta total que se percibe y no precisa
de otra valoración relacionada con la situación concreta, social o económica,
del perceptor. Es innecesario señalar que pasar de la RMI a la RGC significa
un salto importante en la consideración del derecho a una vida digna. En la
primera se trata de asistir a aquellos que se encuentran en una situación ya
problemática, mientras que la RGC pretende llegar antes de que esta situación
se dé y sin necesidad de que el estado se inmiscuya en la valoración de la vida
personal de nadie como sucede en la concesión de la RMI.
No obstante, y al igual que la RMI y por
los mismos motivos, la RGC conlleva la trampa de la pobreza o dependencia.
És la Renda Bàsica Universal viable econòmicament?
Para una RBU de 7.471 € anuales (umbral de la pobreza) para los mayores de 18 años y de 1.494 € anuales (20% del anterior) para los menores de 18 años, con datos estimados del número y tamaño de los hogares en España (unos 17 millones), utilizando datos de la EPA y estimaciones para 2012 derivadas del padrón y del censo del 2011, el coste de una renta básica universal de esta cantidad para cada residente en España estaría en torno a los 280.000 millones de euros para el año 2012, que representa el 28% de PIB, cifra en la que se basan los detractores de la RBU para impugnar su viabilidad.
¿Como se puede pagar? La propuesta más sencilla se
basa en dos fuentes de financiación fundamentales: el impuesto sobre
la renta de las personas físicas (IRPF) por un lado y los ahorros en
prestaciones y subsidios públicos (como el paro y las pensiones) que estén
por debajo de la renta básica. El resultado de la combinación de ambas fórmulas
representa, como podremos ver, un incremento de la presión fiscal de un 3,5%
del PIB, lejos, todavía, del diferencial del 8% que tenemos, en menos,
con referencia a la media de la Eurozona ¡ojo! No de los países socialmente
más avanzados, sino de la media de la Eurozona.
Actualizando la metodología de los investigadores de
la red para la renta básica de la Universidad de Barcelona para calcular la
factibilidad de una RB en Cataluña que se hizo con datos de 2005 y actualizada
en 2010, se puede estimar que en España los ahorros en pensiones y subsidios
pueden estar alrededor de los 92.000 millones de euros, fundamentalmente en
la parte de las pensiones y del subsidio de paro que están por debajo de la RBU
(hemos introducido en el cálculo solo las principales partidas de gasto social
condicionado a rentas de la estadística europea Sepross).
Este ahorro se puede interpretar de dos maneras: como
sustitución de la renta básica por otras rentas públicas o a la inversa. En
todo caso la RB debe garantizar que después de su aplicación los ingresos netos
de impuestos de los receptores de pensiones o subsidios públicos no serán
menores a los actuales, al menos para las rentas bajas y medias y que todo el
que perciba ingresos inferiores a la RB pasará a percibir la RB.
Por otra parte, la nueva fiscalidad sobre el IRPF debe
obtener como mínimo los ingresos permitan seguir financiando el resto de
gastos públicas (educación, salud, servicios públicos esenciales, etc.) que
los podemos situar sobre los 67.000 millones de euros.
Se realizó una microsimulación sobre 1,9 millones
de declaraciones ( de un total de 22 millones) bajo el supuesto de:
- Eliminación de mínimos exentos, reducciones y
deducciones.
- Exención total de impuestos de lo recibido como RBU.
- Aplicación de un tramo único del 49,2%.
- Un incremento global de la presión fiscal del 3,5%
(35.000 M €).
El resultado de la microsimulación muestra el
siguiente impacto por decilas:
1. El total de
declarantes beneficiados asciende al 62%
2. El total de adultos,
declarantes o no, cuyas rentas aumentan asciende al 76%
3. El coste final,
soportado por el 38% de contribuyentes con mayor renta, se sitúa en el 3,5% del
PIB
4. La redistribución de
renta hace que el Índice de Gini mejore notablemente: 0,37 ->
0,25
Decilas de renta
|
Renta media pre RBU
|
Personas Ganadoras
|
Personas Perdedoras
|
Ganancia / pérdida per capita media
|
Renta media post RBU
|
Ganancia total (millones)
|
Pérdida total (millones)
|
10%
|
3.226
|
100,00%
|
0,00%
|
6.070
|
9.296
|
14.812,80
|
0
|
20%
|
8.634
|
100,00%
|
0,00%
|
4.038
|
12.672
|
11.321,00
|
0
|
30%
|
11.161
|
100,00%
|
0,00%
|
3.381
|
14.542
|
9.237,50
|
0
|
40%
|
13.120
|
100,00%
|
0,00%
|
2.846
|
15.966
|
6.847,50
|
0
|
50%
|
15.081
|
90,87%
|
9,07%
|
2.272
|
17.353
|
5.407,50
|
77,6
|
60%
|
17.460
|
61,73%
|
38,24%
|
1.801
|
19.261
|
4.449,30
|
601,2
|
70%
|
20.476
|
33,84%
|
66,14%
|
1.353
|
21.829
|
3.542,90
|
1.908,20
|
80%
|
24.620
|
24,11%
|
75,89%
|
238
|
24.858
|
1.952,70
|
4.017,10
|
90%
|
30.672
|
4,79%
|
95,20%
|
-2.145
|
28.527
|
213
|
7.600,70
|
95%
|
38.786
|
0,00%
|
100,00%
|
-4.853
|
33.933
|
0
|
6.212,20
|
98%
|
50.358
|
0,00%
|
100,00%
|
-7.799
|
42.559
|
0
|
5.655,90
|
100%
|
102.314
|
0,00%
|
100,00%
|
-20.576
|
81.738
|
0
|
9.246,80
|
(Una RBU por hogar, sistema OCDE, con 7.471 € el
primer adulto, 50 % los siguientes y 30 % los menores, requeriria de un tipo
único 11 puntos más bajo (38 %), con un esfuerzo de las decilas contributentes
más altas del 2,1% del PIB.)
1. Progresividad IRPF 2010 vs IRPF
49,2% + RBU
Ha de ser
totalment incondicional o s'hauria d'exigir treball social a canvi? (Pendent)
La RBU, según su
concepción generalmente aceptada, es un derecho incondicionado, como lo es la
salud ante los fumadores o la enseñanza ante los que hacen novillos.
En las muy extrañas veces
que en algún país avanzado, como por ejemplo en la actual y conservadora Gran
Bretaña de David Cameron (http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2015-08-02/cameron-va-a-en-serio-contra-gordos-y-borrachos-les-quitara-las-prestaciones-si-no-cambian_947097/), donde ahora quieren una vez más
monetizar la salud, las reacciones suelen ser negar cualquier condicionalidad a
aquellos derechos considerados básicos.
Es normal que en los
inicios de una RBU, y hasta que sea asumida completamente como un derecho
universal y básico, la cultura meritocrática de nuestras sociedades quiera, de
alguna manera, obtener algo a cambio de esa renta. Cuesta aceptar, como
explicitó John Rawls a Philippe Van Parijs en una conferencia con su ejemplo del
windsurfista (“Tomemos como ejemplo los surfistas de Malibú. Si pasan sus
días haciendo surf, ¡no sería demasiado justo pedir a la sociedad que satisfaga
sus necesidades!”), que alguien reciba algo a cambio de nada. En otra
conferencia, Van Parijs le contestó que “no se trata de privilegiar a los
surfistas de Malibú -hace falta mucho más que una modesta renta básica para
vivir en Malibú- sino de crear un instrumento de emancipación, de conferir un
poder de negociación tan grande como sea posible a los miembros más débiles,
más vulnerables de nuestras sociedades”
Si aceptamos que los
ciudadanos reciban salud, enseñanza, cuidados o cultura a cambio de nada. O tan
sólo que a cambio de esos derechos universales y no condicionados su única
obligación es que sean y se comporten como ciudadanos y nada más.
Pero con la RBU debemos
tener una cautela mayor. Si se planteara que los perceptores hicieran algún
tipo de trabajo social no remunerado a cambio, estaríamos introduciendo dos
tipos de problemas que podrían concitar alguna gravedad:
1) Al condicionar la RBU a un trabajo social, las perceptores de las rentas
más altas podrían renunciar a recibirla a cambio de no realizar ese trabajo
social. Estaríamos aceptando aquello de lo que queremos huir: la
estigmatización de los perceptores de la RBU al crear dos clases de ciudadanos,
los que la necesitan y los que no.
2) Los trabajos sociales, hoy desarrollados o bien por voluntarios o bien
por trabajadores remunerados principalmente por las administraciones locales,
sufrirían una presión derivada de esta exigencia que motivaría en mayor o menor
grado la sustitución de los trabajadores remunerados por trabajadores gratis
(presión por presupuestos siempre escasos) y de voluntarios por involuntarios
(presión por necesidad de cumplir con la ley). De alguna manera se estaría
monetizando el trabajo social, algo considerado indeseable como resultado de la
puesta en marcha de la RBU.
Estas dos trampas
posibles llevan a buena parte de los defensores de la RBU a evitar condicionar,
y no sólo por cumplir con la ortodoxia de la definición de la RBU, sino porque
puede llegar a atentar a dos de sus principales postulados: no estigmatización
y no monetización.
Pot
esdevenir la Renda Bàsica la palanca que potenciï activitats que escapen de la
llei de mercat?
“Como pago garantizado,
incondicional y regular a todo ciudadano –lo ideal sería por encima del umbral
de la pobreza- la RBU podría así convertirse en el cimiento de una política
económica que buscara garantizar la existencia material de la población entera.
La renta básica es una medida política con muchas derivaciones no tan solo
políticassino sociales, culturales y éticas. Llegados aquí, nos centraremos en
dos puntos: (a) el poder de negociación de la clase obrera, y (b) la
desmercantilización del trabajo. En las economías capitalistas, las personas
que no poseen o bien tierras o bien medios de producción se ven obligadas a
vender su fuerza de trabajo en el mercado laboral, bien al propietario de la
tierra o bien al de los mencionados medios de producción, también conocido como
“empleador”. Esta situación se ha descrito como la mercantilización de la
fuerza de trabajo. Puede ocurrir que algunos trabajadores tengan sus medios de
subsistencia cubiertos más allá del mercado, gracias a uno u otro mecanismo de
prestación social. En ese caso, su fuerza de trabajo está desmercantilizada.
Deberíamos, por tanto, hablar de diferentes grados de mercantilización (o
desmercantilización) de la fuerza de trabajo. La RBU ejercería un efecto
sustancial sobre ello, al proveer, como mínimo, de la cantidad que permitiría “la
libertad para no ser empleado”.
Además, la RBU reforzaría
la capacidad de negociación de los trabajadores en el cara a cara con los
empresarios. Estando su seguridad garantizada por la RB, ningún
trabajador se vería obligado a aceptar un puesto sean cuales fueren sus pésimas
condiciones. Si los trabajadores descontentos de hoy día negocian en
situaciones límite, lo hacen a sabiendas de que los propietarios pueden
reemplazarlos por máquinas o por otros trabajadores en paro de los que llenan
las filas del ejército de reserva industrial.
Comienzan las
negociaciones sabiendo de antemano que su subsistencia depende directamente y
casi exclusivamente del salario pagado por los individuos que se sientan al
otro lado de la mesa. Las relaciones laborales en el marco del capitalismo son
extremadamente asimétricas, y más aún en el marco de la presente crisis
económica. La protección ofrecida por el pago regular de la RBU pondría a
muchos trabajadores en la situación de poder rechazar puestos indeseables de
forma convincente y eficaz. Representaría, en el caso de huelga, una
especie de caja de resistencia incondicional e inagotable. La balanza de poder
resultante permitiría a los trabajadores considerar comprometerse con formas
alternativas de trabajo que les permitieran aspirar a niveles más altos de
satisfacción personal.
Con vistas al futuro, el
compromiso con una renta básica podría consiguientemente convertirse en un importante
componente de la configuración política –republicana- de los mercados que
garantizaría los medios de existencia de toda la población”
…/…
“Por ser una fuente de
financiación autónoma, incondicionada e universal, la “auto-ocupación, así como
la organización cooperativa, se facilitarían con la RBU. La RBU, además de
suponer un instrumento que aumentaría las posibilidades de la autoocupación,
representaría una mayor garantía para poder hacer frente, aunque fuera
parcialmente, a quienes no tuvieran éxito con su pequeño negocio”
Condición de posibilidad de la esfera
autónoma y de los trabajos reproductivos y de cuidado. Se entiende por
esfera autónoma (Van Parijs) aquella parte de la sociedad que ni es
pública ni es privada. Normalmente, y sin ser exhaustivos, hablamos de pequeñas
sociedades autogestionadas, de lo últimamente llamado "soberanismo
alimentario / energético", de intentos de crear cooperativas y otros tipos
de economía realmente colaborativa. Los trabajos reproductivos y de cuidado son
aquellos que, voluntaria o involuntariamente, son hechos en el ámbito familiar
(ni público ni privado) y que tienen como objeto habitual hijos o padres y como
sujeto más habitual las mujeres.
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