La
economía ha dejado atrás la recesión. Pero los viejos problemas, como
la demografía y la productividad, subsisten. Ambas variables han hundido
el potencial de crecimiento
¿La causa? El número de personas en edad de trabajar, que lejos de aumentar (lo que elevaría el potencial de crecimiento de la economía), continúa reduciéndose, lo que explica en parte -además de la creación de puestos de trabajo- el descenso de la población activa. Y, por lo tanto, de la tasa de paro.
Ahora, por el contrario, ni la productividad ni la población ayudan a ensanchar el potencial de crecimiento de la economía, lo que explica las sombras que ha dibujado sobre el futuro un estudio presentado este martes por la patronal CEOE. Según ese estudio, a corto plazo las dinámicas de población favorecerán la caída del desempleo, pero en el medio y largo plazo apuntan a cambios socioeconómicos llenos de “dudas e incertidumbres”.
Como recuerda el Banco de España, el crecimiento del producto potencial es una de las variables fundamentales en la economía, ya que eso permite conocer la posición cíclica o la orientación de la política fiscal, tal y como exigen las normas de Bruselas en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Y lo que ha sucedió en los últimos años de la crisis fue que el crecimiento potencial se desplomó hasta situarse por debajo del 1%, cuando en los 25 años anteriores llegó al 3% de media anual.
Productividad y crecimiento
El esfuerzo en capital aportará tres décimas, y siete la productividad total de los factores (PTF), mientras que el empleo (creado por razones cícliclas) detraerá tres décimas. Los autores del estudio calculan, igualmente, que el 'output gap' o brecha de crecimiento (la diferencia entre el PIB observado y el potencial estimado) se situará en -1,2%. Es decir, que la brecha sigue siendo negativa.El efecto de la población es especialmente significativo. Como señala el informe de los economistas de CEOE, entre 2002 y 2015 la población entre 15 y 34 años se redujo en 2,2 millones de personas, mientras que se produjo un notable incremento en las cohortes de más edad, 4,9 millones de personas entre los grupos de 35 a 64 años de edad, y 1,6 millones de personas adicionales entre la población con 65 o más años. Es decir, que el número de personas en edad de jubilarse ha crecido en 6,5 millones, mientras se reducen las cohortes de menor edad.
Este envejecimiento de la población, como sostiene Edita Pereira, la responsable de estudios de la gran patronal, se ha trasladado a la población activa. Y ello provocará -además del crecimiento económico- una notable reducción de las cifras de desempleo. En concreto, se estima un descenso del número de parados de 900.000 personas entre 2016 y 2017 por el efecto combinado de la creación de empleo y el descenso de la población en edad de trabajar.
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