Publicat al web de Fundación Energías Renovables
22 de julio de 2016 -. El miércoles se publicó la propuesta de reparto por país de la reducción de emisiones de Gases de Efecto Invernadero de la Unión Europea para sectores difusos
(transporte, edificios, agricultura y residuos). El objetivo común de
la UE es reducir un 30% de sus emisiones sobre las que tenía en 2005.
En este reparto, a España le ha tocado un 26%,
bastante cerca de la media. La lógica que parece haber seguido la
Comisión es exigir más a aquellos países con mayor renta per cápita y
exigir menos a los más pobres. Hasta aquí el reparto parece no tener
nada de malo o criticable. Sin embargo, la Fundación Renovables
considera que la propuesta para España es un objetivo de tan
fácil cumplimiento, tan laxo, que puede resultar perjudicial para su
desarrollo económico.
Como ya señaló el propio semanario The Economist en 2006 el que la UE
se comprometiera a reducir sus emisiones con el Protocolo de Kioto le
dio ventajas competitivas con respecto a Estados Unidos (de aquí la
fuerte presencia de empresas renovables de la UE, incluyendo españolas,
en EEUU) que no se ratificó y la Comisión volvió a insistir en ello al
proponer reducciones más estrictas para 2020. Los objetivos más
ambiciosos se traducen en innovación y competitividad (además de mejoras
ambientales) y los más laxos no.
El 26% de la reducción que se exige a España (desde sus niveles de
2005) casi se ha cumplido en la actualidad. En 2013 la reducción que se
había producido era superior al 21% por lo que, pese al aumento de
emisiones de los dos últimos años, significaría que Europa le pide a
España que reduzca en los próximos 15 años sus emisiones -para sectores
tan importantes como el transporte, los residuos, la agricultura y los
edificios- tan solo alrededor de un 5%.
Para la Fundación Renovables, teniendo en cuenta las
capacidades de España como país y la obligación y oportunidad
de descarbonizar su economía en el medio plazo, cumplir un objetivo tan
nimio significará que no se producirá innovación suficiente y que estamos perdiendo el carro del progreso.
Entendemos que en las discusiones de la UE se habrá tenido en cuenta
que gran parte de las reducciones se produjeron en España por motivo de
la crisis económica y que España tendrá que tener un futuro más
halagüeño en crecimiento económico y generación de empleo, lo que no
debería significar que el progreso sea en el sentido no deseable de más
energía y mas emisiones. Los objetivos marcados desde una Europa de dos
velocidades ambientales no van a empujar nuestra economía sino todo lo
contrario.
En este sentido, un ejemplo es el sector transporte, más
concretamente el del vehículo eléctrico, en el que estamos a la cola de
Europa. Si no revertimos este dato en el corto plazo, los productores
terminarán migrando a países donde se producen más matriculaciones de
vehículos electricos, perdiendo, además de una oportunidad de mejorar la
calidad del ambiente y de la vida urbana, un importante motor de
creación de empleo.
Desde la Fundación Renovables se señala también que
muchas soluciones ya están en marcha y llevarán a reducciones de
emisiones más importantes que las que exige este objetivo. Medidas como
los planes emprendidos desde los diferentes ayuntamientos de España para
reducir la contaminación, fundamentalmente por la obligación de mejorar
la salud de los ciudadanos o las políticas de urbanismo y movilidad que
reduzcan la necesidad de transporte, acerquen viviendas y puestos de
trabajo y mejoren la calidad de vida de todos.
En el sector residuos las mejoras deben ser también importantes. De
hecho, estamos obligados a reducir al 10% los residuos urbanos que van
al vertedero en 2030 y aumentar mucho los objetivos de reciclado y
preparación para reutilización por normativa europea. En un país que
está por encima del 50% en residuos a vertedero, cumplir con estos
objetivos, exigirá un cambio ambicioso e innovador del sector para
trasformar los residuos en recursos (incluyendo sistemas de depósito
para asegurar un mayor reciclado y de calidad y posibilitar la
reutilización) y entrar en una economía circular con menor consumo de
energía y materiales, con innovación a tope en un sector actualmente
atrasado.
La Fundación Renovables considera, así mismo, clave para nuestra economía el sector de la edificación. Sólo un 1% de los edificios en España cumple con la normativa más exigente en eficiencia energética
por lo que el margen de actuación es enorme. Tenemos un parque que hay
que remodelar de manera extensiva (la Comisión plantea como objetivo
2020 en su Hoja de Ruta 2050 para uso eficiente de recursos, el renovar
un 2% del parque edificado anualmente, ¡casi medio millón de edificios
al año en España)! y lo bueno es que reactivar el sector de un
modo sostenible fomentaría la creación de empleo precisamente en el
sector en el que más se ha perdido y para muchos años.
¿Por qué entonces la Comisión espera tan poco de nosotros para los próximos 15 años?
No se debe tratar de capacidad ni de necesidades sino de que la
Comisión, con sus políticas de austeridad, lleva cerrando el grifo a los
países del Sur durante años y ha impedido cualquier política de
expansión económica, aunque también pudiera ser porque esto es lo que
desea nuestro Gobierno en funciones y es lo que ha pedido a la Comisión,
como lo ha hecho Polonia, ya que ambos consideran la reducción de
emisiones gravosa para el modelo económico insostenible que se quiere
seguir propiciando.
La Fundación Renovables denuncia que menores
objetivos ambientales, a la larga, perpetúan la brecha, nos condenan.
Aquellos países con objetivos más ambiciosos ganarán la batalla de la
innovación mientras que los países en los que los objetivos políticos no
resulten un desafío, no generarán el tejido productivo de futuro para
una economía descarbonizada y estarán condenados a vivir peor
Señores de la Comisión Europea, España no necesita que sean
poco exigentes con sus compromisos ambientales. Lo que este país
necesita son inversiones suficientes , eficientes y eficaces, justamente
para poder descarbonizar el transporte, la edificación, la agricultura y
los residuos como objetivo deseable en sí mismo a todos los efectos y
buenos para los españoles
El model de creixement insostenible i il·limitat que ens ha abocat a la crisi econòmica mundial és també la causa de la crisi ambiental en la que estem immersos. Aquest és un model antieconòmic perquè ha deixat ja de ser positiu per a nosaltres. Els beneficis que d’ell n’obtenim no superen el perjudicis que ens comporta en forma de pèrdua irreversible d’espècies i de recursos naturals, de contaminació i degradació ecològica, de costos personals i de injustícia social.
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