Per Joan Martínez Alier
En un interesante libro recién publicado por la
editorial Icaria en Barcelona de incisivas conversaciones entre Iñigo
Errejón, dirigente de Podemos, y Chantal Mouffe (politóloga, co-autora y
compañera de Ernesto Laclau), ella le reprocha que el empeño de situarse en el
“centro del tablero” en vez de presentarse públicamente como un “populismo de
izquierda”, puede difuminar la imagen de Podemos. En efecto, un año tras la
muerte de Laclau (y sin saber qué hubiera recomendado él mismo a Podemos),
vemos que de las propuestas en el programa de Podemos de mayo de 2014 para las
elecciones europeas y de sus discursos iniciales, cayeron las principales: la
Renta Básica universal no condicionada, una Auditoría de la Deuda que tuviera
dientes, una política económica que sea a la vez ecológica (nacida del Círculo
3E: Energía, Economía, Ecología), el derecho de autodeterminación de las
naciones o nacionalidades que componen el estado español, y últimamente también
la posición republicana (Iñigo Errejón elogia al joven rey, cuya familia
despide olor a corrupción). Así, frente a los estruendosos silbidos al rey y al
himno real de noventa mil vascos y catalanes en la final de la copa española de
fútbol en Barcelona el 30 de mayo, Podemos dijo tímidamente que fue una
“situación incómoda”, sin sacar ningún jugo político.
Chantal Mouffe le pide amistosamente a Errejón
más claridad. Le recuerda que hay populismo de derecha (Le Pen en Francia) y
puede haberlo de izquierda. Que reivindique el populismo, pero de
izquierda. El Peronismo fue catalogado por Laclau como un “significante
vacío”, que podía llenarse en su expresión más propia con elementos nacional-populares
(como los Kirschner) pero que ha sido compatible con montoneros de extrema
izquierda y con el neoliberalismo de Menem. Los “significantes vacíos” del
populismo pueden llenarse con cualquier cosa. ¿Con qué los va a llenar Podemos?
El peronismo hasta llegó a ser neoliberal con
Carlos Menem. Es como el APRA en Perú, un partido al que los militares impedían
que ganara. Con Alan García, fue neo-liberal pero queda un rescoldo
nacional-popular. En Ecuador, Correa es otro caso de peronismo: empieza en
la izquierda, va al centro, crea sindicatos y confederaciones indígenas
“correístas”, fortalece el estado y reparte mientras pueda las rentas del
petróleo.
Los sucesivos golpes militares impedían que el
Peronismo llegara al poder electoralmente, o sea que no puede criticarse al
peronismo de antidemocrático. Más bien, lo contrario. El peronismo consiguió
atraer permanentemente a las masas obreras y populares a la vida política
argentina, en una época de bonanza económica. Para Ernesto Laclau, pensador
de origen marxista e inicial militancia trotskista, esa adhesión obrera y
popular al Peronismo que incluía hasta un cierto elemento erótico hacia la
persona de Evita Perón, presentaba un problema teórico de gran magnitud. ¿Cómo
había logrado Perón una hegemonía política en Argentina abarcado diversos
grupos sociales incluida la clase obrera? El joven Iñigo Errejón es lector fiel
de Laclau, quien mantuvo durante 50 años el empeño profesional, personal y
político por explicar el fenómeno populista en América Latina. “Populismo” se
usa aquí en el buen sentido de la palabra, como una forma política realmente
existente, más democrática que los regímenes oligárquicos o caciquiles, o que
los golpes militares que han sido realmente las alternativas en Argentina, como
también en Ecuador o Bolivia, que hoy gozan de gobiernos del tipo peronista.
“Podemos” es un nuevo partido político que
se quiere nutrir de votos del PSOE, de los post-comunistas de Izquierda Unida
(de donde procede Pablo Iglesias) y de los abstencionistas y de otros partidos,
los que sea. Las encuestas le daban un 25 por ciento de los votos en España en
enero de 2015 pero posteriormente ha bajado a un 15 por ciento, en promedio, en
las elecciones municipales y regionales de mayo de 2015. Puede subir otra vez.
Perón se afirmó en sus orígenes destruyendo otros
sindicatos anteriores, y simplificando la elección política y al mismo tiempo
volviéndola antagónica. Esa es doctrina explícita de los dirigentes de Podemos.
“Braden o Perón”, fue el slogan en 1945, donde Braden era el embajador de
Estados Unidos y empresario minero transnacional. “La Revolución Ciudadana
contra los Pelucones”, proclama Rafael Correa. La Gente contra la Casta, ha
sido el slogan de los politólogos que dirigen Podemos. O “están los de arriba y
estamos los de abajo, que somos más”. Advertencia: nunca hables de derecha e
izquierda, colócate “en el centro del tablero”. Tal vez preparan ahora otro
eslogan aglutinador: “la Patria contra Merkel”. La Patria, caramba. ¿Quiere
Podemos cambiar, continuar o simplemente remozar el régimen de 1978?
¿Apoya a los pujantes nacionalismos periféricos o está al servicio del estado
español? Sobre esto, el libro de Errejón y Mouffe apenas dice nada.
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Joan Martínez Alier
ICTA-Universitat Autònoma de Barcelona
08193 Spain
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