- "Los empleados van a ser cada vez menos necesarios en el sistema"
- "Esta tendencia a largo plazo puede desestabilizar la economía entera"
"En los países
desarrollados estamos acercándonos al mayor cambio visto en generaciones. Por
primera vez desde la revolución industrial las nuevas tecnologías están
destruyendo más empleo del que van a conseguir crear". Así de contundente
expresa Deutsche Bank en un documento el complicado futuro que le espera a la
fuerza laboral en los países desarrollados.
El banco germano
señala en informe 'Work crisis- a divided tale of labour markets' que "la
fuerza laboral va a ser cada vez menos necesaria para mantener y aumentar los
niveles de producción. Esto ya está comenzando a ser un factor evidente en
varios países que siguen creciendo sin la necesidad de crear empleos y subir
salarios. Este profundo cambio conllevará con toda seguridad inmensos cambios
económicos e implicaciones sociales".
Dentro del informe se
señala que aunque este cambio pueda ser visto por una parte de la sociedad como
una era de bonanza y elevados beneficios empresariales, "a largo plazo
puede desestabilizar los mercado y la economía al completo. De hecho, la desaparición
del trabajo en unas sociedades que se han basado en el propio trabajo ya no es
sólo un problema económico, es un problema social y político mucho más amplio.
Es una crisis que afecta a nuestro sistema de valores".
La
importancia del capital
Las nuevas tecnologías
han desplazado a la fuerza laboral a un lugar secundario dentro del sistema
productivo: "La producción se ha vuelto totalmente dependiente del capital
(maquinaría, ordenadores, etc.) mientras que el trabajo de los empleados ha
perdido su poder, peores condiciones laborales y desempleo son algunas
consecuencias".
"Estas nuevas
relaciones explican el bucle en el que nos encontramos, grandes beneficios y
salarios estancados. La innovación y las nuevas tecnologías son algo
irresistible para los dueños del capital (empresarios). Las empresas compiten
por ser más innovadoras, invierten en I+D, sin embargo esta tendencia reduce la
dependencia del factor trabajo (empleados) y a su vez erosiona los salarios,
mientras que incrementa los beneficios", explica el informe del banco
alemán.
Esta dinámica es muy
clara en los últimos 50 años, la masa salarial cada vez tiene menos peso dentro
de la renta nacional. "Mientras tanto el hueco entre el retorno del
capital y de los salarios se ha ensanchado. Sin embargo, el consumo ha seguido
aumentando durante estos años y se ha convertido con diferencia en el
componente de mayor peso dentro del PIB en los países desarrollados".
La
deuda para mantener el consumo
Si los salarios
pierden peso, ¿cómo puede crecer el consumo? "El aumento del consumo y el
gasto ha sido posible por la explosión del endeudamiento de las familias. El
crecimiento de la deuda de los hogares parece seguir una tendencia similar al
crecimiento del consumo. La expansión del crédito está siendo el soporte del
consumo. Esta tendencia también ha compensado el incremento del coste de la
vida. Los créditos comerciales han sustituido las subidas de los salarios, las
hipotecas han satisfecho el derecho a poseer una vivienda, los créditos
universitarios han sustituido a la educación gratuita, mientras que la sanidad
pública está siendo eliminada de forma gradual en favor de los seguros
privados".
El la fuerza laboral
ha pasado a un segundo plano de la producción es algo que se hace evidente con
el final de la crisis económica: "Históricamente la respuesta económica y
social en las recuperaciones era coordinada y conjunta. Sin embargo, en esta
última recuperación se ha roto esta coordinación. Mientras que el desempleo ha
caído con fuerza en muchos países, la producción no logra encontrar el ritmo.
Por otro lado, aunque el desempleo haya alcanzado niveles previos a la crisis,
el número de trabajadores que tienen un empleo parcial de forma involuntaria se
ha disparado".
Además, durante la
crisis el desempleo creció con fuerza y los salarios cayeron, ahora que ha
llegado la recuperación, los salarios están estancados y las horas totales de
trabajo no logran alcanzar los niveles previos a la recesión, se encuentran
estancados, la recuperación social no llega. Para amortiguar estos efectos,
"la política debería funcionar con mayor eficacia a través del gasto
público".
Para concluir, el
informe sentencia que "basándose en las tendencias actuales, los
trabajadores menos cualificados tienen un futuro muy complicado. En un entorno
de flexibilidad creciente la situación puede desembocar en 'subastas de
trabajo', en las que las empresas subastasen horas de trabajo. Sin embargo, los
trabajadores con habilidades y formación superior podrán exigir salarios más
elevados".
Si la flexibilización
de los mercados de trabajo continúa, las empresas podrían comenzar implementar
tácticas cortoplacistas: "Pueden ajustar rápidamente sus costes laborales
según las condiciones del mercado. En un caso extremo, la demanda de trabajo
podría desaparecer por completo (todo el mundo trabajaría para sí mismo). Se
trataría de transformar una sociedad de trabajadores en una sociedad de
empleadores", en la que las máquinas tendrían el papel fundamental del
sistema productivo.
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