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El programa de Barcelona en Comú tiene la intención de recuperar los servicios de agua y energía como bienes comunes. Quiere establecer una moneda comunitaria y garantizar una renta ciudadana. Promueve compartir bicicletas y coches y defiende los espacios públicos como la Diagonal para reconvertirlos en zona verde comunitaria, junto a una red floreciente de huertos urbanos. Quiere hacer crecer la economía cooperativa. Pone en el centro el trabajo común de los cuidados. Entiende la cultura como un bien común, y quiere hacer de Barcelona una ciudad de software libre. Y quiere involucrar a la ciudadanía en la elaboración y la auditoria del presupuesto, del mismo modo que la involucró en la confección de su programa electoral.
Barcelona bien podría convertirse en la primera economía compartida real de Europa. Las economías avanzadas se enfrentan a un futuro de estancamiento permanente. El crecimiento no sólo es más difícil de conseguir, sino ecológicamente insostenible. La prosperidad requiere encontrar nuevas maneras de colaborar y compartir equitativamente la abundante riqueza que ya producimos. En lugar de infraestructuras faraónicas que drenan el presupuesto público, necesitamos intervenciones pequeñas y asequibles que mejoren la ciudad para todos. La economía ecológica que desarrollamos en el Instituto de Ciencias y Tecnologías Ambientales, estudia ideas innovadoras como la fiscalidad ecológica, la renta básica, las monedas sociales o las redes de intercambio y de alimentos (véase Decrecimiento. Vocabulario Para Una Nueva Era, Icaria) .
Es emocionante vivir en una ciudad donde estas nuevas ideas se ponen en práctica.
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