El sector energético opta por los combustibles sucios aprovechando los bajos precios de los derechos de emisión (7 euros la tonelada de CO2 no emitido)
Natural | 28/05/2015
Central térmica de Meirama, en Cerceda (Galicia), alimentada con carbón Pilar Ponte
Las subvenciones que recibe el carbón y unos bajos precios de los derechos de emisión de CO2 (que regulan el funcionamiento de las eléctricas y el sector industrial) bloquean una mayor apuesta por las tecnologías más limpias y seguras para el clima.
Los datos que avalan el renacimiento del carbón se acumulan. En abril, las emisiones de CO2 del sistema eléctrico crecieron un 55% respecto al mismo mes del año pasado, debido principalmente al repunte de la quema de carbón. Así lo indica el Observatorio de la Electricidad de WWF.
“Vamos contracorriente y seguimos apostando por las energías más contaminantes, como el carbón, que aumentan las emisiones totales y nos alejan del cumplimiento de los compromisos climáticos para 2020”, señala Raquel García Monzón, técnico de energía de WWF España.
Ayudas oficiales al carbón español
Las térmicas de carbón aportaron en el 2014 el 16,8% de electricidad. La situación se ve favorecida por la obligación de quemar carbón español (apoyado por las ayudas oficiales) y las importaciones de carbón de EE.UU. obtenidas a buen precio gracias a los excedentes derivados de la competencia interna del gas (abundante por el fracking).
“Las empresas tienen carbón barato y los derechos de emisión de CO2 no son caros”, resume Josep Garriga, uno de los principales expertos españoles en cambio climático. A las eléctricas les sale a cuenta producir electricidad con carbón, aunque ello les obligue a comprar más derechos de emisión de CO2 (que deben adquirir para compensar los gases que emiten).
La lógica indicaba que la implantación del comercio de emisiones les encaminaría a reducir sus gases origen para tener que comprar los menos derechos posibles. Pero la realidad ha demostrado que no siempre es así, y que este mercado tiene carencias.
El precio de los derechos de emisión de CO2 ha bajado. Cuestan siete euros la tonelada de CO2 no emitido, mientras que tienen un efecto disuasorio cuando valen más de 20 euros la tonelada, según un informe de Assumpta Farran, directora general de Qualitat Ambiental de la Generalitat.
El exceso de permisos de emisión de CO2 disponibles en la UE así como la crisis y la consecuente bajada de producción (que han reducido la demanda de estos créditos) explican, entre otras razones, su bajo precio, según Ismael Romeo, director de la bolsa Sendeco2.
Informe del Banco Mundial
Pese a todo, un informe del Banco Mundial presentado en la Carbon Expo de Barcelona demuestra que los mercados de carbono se están extendiendo en todo el mundo. Están vigentes en Europa (donde las emisiones han bajado y se ha cumplido el primer período de cumplimiento del protocolo de Kioto), pero además están programados o en activo en siete provincias chinas, en varias más en Canadá, California, México o Chile, entre otras zonas.
“Tenemos más de 20 países o regiones que están en proceso de creación de sistemas que ponen precio al carbono, ya sea con mercados o con impuestos al CO2” , declara a este diario Rachel Kyte, vicepresidenta del Banco Mundial y enviada especial para el cambio climático.
Kyte señala que la experiencia de Europa en este ámbito ha permitido “aprender” cómo mejorar estos mercados, y en este sentido considera importante poner “límites máximos a las emisiones” de CO2 a las industrias para comercializar los derechos disponibles.
“El mercado de derechos de emisión no es la única razón por la que las emisiones hayan bajado en Europa, pero es una razón importante”, declara Rachel Kyte, quien se muestra confiada en que los futuros mercados de derechos de emisión en China puedan ser conectados con los otros mercados del mundo. “El mercado no puede ser acusado de que se use más carbón; pueden influir las subvenciones”, apunta al ser preguntada sobre España.
El Banco Mundial tiene fondos de carbono adquiridos por España y otros países para compensar sus excesos de emisiones de CO2. El Banco promueve en países en desarrollo inversiones limpias que dan lugar a certificados de reducción de emisiones (verificadas por la ONU), que pueden ser adquiridos para ser comercializados o descontados en los inventarios nacionales.
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