dimarts, 20 de setembre del 2016

La renta básica universal, entre la utopía y la realidad

Article  publicat a La Vanguardia

El desempleo y el empuje de la digitalización alientan el debate sobre la renta básica universal, una posibilidad que divide a los economistas


La renta básica universal, entre la utopía y la realidad
El debate de la renta básica universal enfrenta a los economistas (Fanatic Studio / Getty)



El concepto de renta básica universal se aleja poco a poco de planteamientos utópicos y cobra fuerza en los círculos de discusión económicos, impulsado por un mayor conocimiento desde la ciudadanía.
La idea de una renta básica cuenta con dos grandes variables, que cabe diferenciar para no caer en equívocos. La primera es la universal, en la que todos los ciudadanos, sean pobres o ricos, reciben una misma cantidad de dinero por el simple hecho de ser residentes del país. Trabajen o no trabajen.
La segunda es condicionada. Tiene como objetivo garantizar unos ingresos mínimos para toda la población. 10.000 euros, por ejemplo. Si un trabajador gana más de esa cantidad, no recibe la renta. Si gana menos, recibe un complemento hasta el mínimo.
Sí, es cobrar por la simple existencia, si se hace un ejercicio de simplificación máxima.

¿Es factible?

En términos generales, como en cualquier tema, hay voces a favor y en contra de la renta básica universal. El economista Miquel Puig directamente la ve irrealizable y plantea dos grandes obstáculos. El primero, el presupuesto necesario. “Es un importe muy elevado que tendría que pagar la clase media”. Además, afirma que no se puede implementar en países con gran heterogeneidad cultural o étnica. “Al final, de manera subconsciente se cree que los que pagan son unos y los que se benefician son otros”. En Estados Unidos la clase media-alta blanca piensa, en ciertos casos, que mantiene con subsidios a los afroamericanos y latinos, ejemplifica. Un planteamiento que, según entiende, se reviviría con una renta básica universal.

"De manera subconsciente se cree que los que pagan son unos y los que se benefician son otros”
Miquel Puig, economista

El segundo problema que cita es saber quién se beneficiaría. Para Puig, si España, Francia o Alemania tirasen adelante la propuesta, verían cómo llegan ciudadanos de países con menores ingresos como Rumanía, Bulgaria o Hungría para beneficiarse. “En un país de la Unión Europea no se puede discriminar, va contra las reglas comunitarias, por lo que establecer una renta básica universal generaría una inmigración muy grande entre los países miembro”.
Daniel Raventós, presidente de Red Renta Básica, asociación que plantea y difunde su viabilidad, desmonta esos argumentos. Respecto al coste, ha sido partícipe de un estudio en el que se demuestra la posibilidad de una renta básica universal en España gracias a una reforma del IRPF y del ahorro en otras prestaciones. La intención es que sirva para vivir por encima del umbral de la pobreza, lo que permitiría erradicarla.

El umbral de la pobreza sería el baremo para calcular una renta básica universal en España. Para un hogar con una persona, la barrera son los 8.011 euros. Para una familia de cuatro miembros, es de 16.823 euros.
El umbral de la pobreza sería el baremo para calcular una renta básica universal en España. Para un hogar con una persona, la barrera son los 8.011 euros. Para una familia de cuatro miembros, es de 16.823 euros. (INE)
En cuanto al ‘efecto llamada’ de personas del exterior, lo rebate con el ejemplo de Euskadi. “Cuando se discutió por primera vez implantar una renta para los más desfavorecidos en Euskadi, la primera comunidad del estado que lo implantó, los críticos decían que vendrían a la comunidad todos los pobres del resto del Estado. Se implantó… y no vino nadie”. Moverse cuesta dinero, argumenta. Para evitar movimientos internos a nivel europeo, se pregunta: “¿No sería un buen motivo para implantar la renta básica universal en toda la Unión Europea?” Por encima de todo, defiende su necesidad: “Estamos en una situación en la que cada vez más se están degradando las condiciones de vida y trabajo de una parte importante de la población. Es una medida que daría una respuesta más o menos inmediata a esto”.

Fábrica de desempleados

Los críticos de la renta básica universal plantean que la gente, al tener asegurados unos ingresos que garanticen una vida digna, dejaría de trabajar. Las fuentes consultadas coinciden en que no sería así. “No hay una evidencia clara de que fomente la desocupación”, indica Sergi Jiménez-Martín, del departamento de Economía de la Universitat Pompeu Fabra (UPF), que se apoya en implementaciones a escala local.
Seguir trabajando
Solo el 4% de los europeos encuestados dejarían de trabajar si se impone la renta básica universal
Para mayor demostración, datos. La consultora alemana Dalia llevó a cabo una encuesta sobre la renta básica universal a 10.000 personas en 28 países de la Unión Europea. El 64% de los europeos votarían a favor de una renta básica y solo un 4% dejaría de trabajar si se instaurara. A nivel de Catalunya, otra encuesta afirma que el 86% de los catalanes seguirían trabajando y el 84% de los parados seguirían buscando trabajo.
Aun así, Jiménez-Martín es conservador y expone que “está por ver qué consecuencias tiene recibir esta renta sobre el comportamiento de las personas, qué le ayuda, qué no le ayuda”. “Puedes plantear si recibir el cheque y ya está –que se lo gasten como quieran- o incentivar programas de inclusión. Pero se debe aceptar que siempre habrá un pequeño porcentaje que no quiera saber nada de inclusión”, prosigue.

Los subsidios de desempleo crean la 'trampa de la pobreza', según Raventós: para acceder a ellos se debe renunciar al empleo
Los subsidios de desempleo crean la 'trampa de la pobreza', según Raventós: para acceder a ellos se debe renunciar al empleo (Dani Duch)
Para Raventós, con la renta básica universal no solo no se fomentaría el desempleo, sino que se terminaría con la denominada ‘trampa de la pobreza’ que encierran los subsidios. “El subsidio de desempleo lo recibes si no tienes trabajo. Esto genera la ‘trampa de la pobreza’: recibir un subsidio condicionado a no recibir otra fuente de rentas”, dice. Así, pueden convertirse en un condicionante que lleve a rechazar trabajos, ya que si se los acepta se pierde el subsidio. Es algo así como un más vale pájaro en mano que ciento volando. El desempleado que recibe un subsidio puede rechazar un trabajo ante la premisa de que lo despidan a los dos meses y tenga que volver a hacer todo el trámite para recibir la percepción por desempleo, lo que puede hacer que esté un mes sin ingresos y sin poder pagar las facturas, razona Raventós.

Los robots, ¿el mejor aliado?

Más que el deseo de los gobiernos de implementar una renta básica universal, el detonante que permita que se haga realidad puede ser el empuje de la digitalización. En un futuro, es posible que la robotización del trabajo deje a millones de personas sin empleo e ingresos. Una sociedad sin consumidores. Ahí tendrán que actuar los gobiernos, lanzando algo similar a la renta básica universal para garantizar la vida digna de la población.
Los informes que alertan de la futura destrucción de empleos por la robotización son cientos. El más citado, elaborado por Carl Frey y Michael Osborne en la Universidad de Oxford, afirma que el 47% de los empleos de Estados Unidos se perderán por la automatización en un máximo de dos décadas, algo extensible al resto del mundo occidental. La OCDE rebaja el riesgo al 9%. Argumenta que el proceso será lento y costoso.
La robotización creciente
Según un estudio de la Universidad de Oxford, el 47% de los empleos en Estados Unidos están en riesgo de ser automatizados en un periodo relativamente cercano
En cualquier caso, la humanidad podría ver como se cumple una amenaza que ya enarbolaron los ludistas en el siglo XIX. “Las máquinas nos dejarán sin empleo”, decían. La historia demuestra que no fue así, como tampoco fue así con sucesivas etapas de innovación tecnológica aplicada a la empresa, dice Puig.

La pérdida de puestos de trabajo por la robotización podría acelerar una renta básica universal
La pérdida de puestos de trabajo por la robotización podría acelerar una renta básica universal (G.T.)
Esta vez parece ser diferente. “Por primera vez en la historia se destruirán más trabajos de los que se crearán. En esta salida de la crisis la recuperación del nivel de producción no se traduce en una recuperación de la ocupación”, analiza Xavier Ferràs, decano de la Universitat de Vic (UVIC). “La pérdida de empleos será muy superior a los empleos que se puedan crear con la industria robotizada”, avanza. “Hasta ahora los robots eran una herramienta, ahora son sustitutos. Ya no se trata solo de suplir al operario, sino que toman decisiones, incluso a nivel de dirección, definiendo inversiones”, agrega.
Ese balance neto de pérdidas de trabajo lo apoya Raventós. Pero no lo secundan ni Puig, que mantiene que la robotización “hace perder muchos empleos a corto plazo, pero a largo plazo la capacidad de inventar nuevos trabajos es ilimitada”, ni Jiménez-Martín, que considera que “desaparecen trabajos y aparecen nuevos”. Incluso no lo ve “como un elemento clave para acelerar la renta básica universal”.
¿A qué se espera?

Si la amenaza de la pérdida masiva de empleos es real, su asimilación presupuestaria es mínimamente factible y se erradicaría la pobreza, ¿a qué se espera para imponer la renta básica universal? Es tan sencillo como que no todos pueden hacerlo, al menos de momento. Vuelve a asomar el coste para las arcas públicas.
Para Ferràs, de la UVIC, “sólo una economía extremadamente competitiva puede permitírselo”. “Lo primero que hay que hacer es crear una economía rica, intensiva en gasto en I+D o en digitalización”. Pocas naciones responden a ese perfil. Una de ellas es Suiza. Allí, hace apenas unos meses los ciudadanos rechazaron una renta básica universal de 2.260 euros mensuales. Los impulsores valoraron más que un 23% se mostrara a favor que el hecho de que el 77% votara en contra. En su opinión, se puso el tema en el centro del debate público y ganó notoriedad. Uno de los argumentos de peso de la campaña del ‘no’ fue el elevado coste de la medida.

Un acto de campaña de los impulsores del sí a la renta básica universal en Suiza
Un acto de campaña de los impulsores del sí a la renta básica universal en Suiza (Basic Income Switzerland)
A nivel español, “los que tienen la capacidad de financiar una renta básica universal son el Gobierno de España, Navarra y el País Vasco”, las dos últimas por su régimen fiscal diferenciado, dice Raventós. A niveles locales, es inviable por la limitación presupuestaria: “un ayuntamiento, por potente que sea, no puede hacerlo”. Ferràs recuerda que con el actual sistema económico tampoco se va en buen camino: “si vamos derivando en un modelo de ‘economía low cost’ con salarios bajos el camino es el contrario”. Por eso, no ve factible una renta básica universal hasta dentro de veinte o treinta años.
El economista Miquel Puig insiste en su posición. “La renta básica universal puede parecer algo bonito, algo atractivo, pero es incompatible con la sociedad en la que vivimos”. Se muestra más cercano a un modelo de Estado del bienestar como el actual.
Lo único cierto e innegable es que el debate sigue abierto. Con argumentos a favor y en contra, la renta básica universal es cada vez menos utópica, pero no por ello está más cerca de producirse.
En el fondo, todo depende de la voluntad política. Pero los políticos “son los últimos en enterarse de los cambios importantes”, concluye Raventós. Hasta entonces, la idea de tener ingresos sin trabajar seguirá aparcada.

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