Uns moneda de Bitcoin. JIM URQUHART REUTERS |
Article publicat a El País
"Pueden proporcionar servicios financieros más rápidos y más baratos", dice la directora gerente, si bien advierte de los peligros del fraude fiscal o la financiación del terrorismo
Amanda MarsNueva York
Las monedas virtuales tienen un largo recorrido antes de convertirse en un sistema habitual para uno mundo de consumidores al que ha costó convencer de usar la tarjeta de crédito por Internet. La dificultad crece cuando Bitcoin, el máximo exponente de ese dinero virtual, se ha envuelto en estafas e irregularidades. En medio de este escenario, el Fondo Monetario Internacional ha dado un voto de confianza al sistema con un documento de trabajo en el que defiende sus virtudes y anima a los gobiernos a crear la regulación necesaria para impulsar su uso de forma segura.
Es la primera vez que el Fondo se mete en el jardín de analizar un mercado aún minoritario pero muy escurridizo, que escapa al control de gobiernos y bancos centrales. “Las monedas virtuales ofrecen muchos beneficios potenciales, como la rapidez y eficiencia en la realización de pagos y transferencias y ayudando a la inclusión financiera”, apuntan los expertos, y añaden que la tecnología que subyace a estas divisas “ofrecen beneficios que van más allá de las monedas en sí mismas”, dicen los expertos.
Al mismo tiempo, el Fondo admite que hay “riesgos” que debe gestionarse a través de regulaciones equilibradas que no frenen la innovación. También, admite, son demasiado volátiles como hucha para que su uso se extienda de forma masiva. Además, nada como una moneda virtual y encriptada para defraudar al fisco: nadie tiene por qué identificarse cuando esas estas divisas, así que las transacciones por Internet y de país a país gozan de oscuridad suficiente.
Las monedas virtuales son representaciones de valor emitidas por desarrolladores privados y pueden comprarse por vía electrónica y abarcan, desde cupones a millas aéreas, pasando por unidades respaldadas por oro o las más conocidas, las bitcoin, que están encriptadas y son seudoanónimas.
Bitcoin nació en 2009 como un proyecto de moneda virtual y cifrada que se desarrollaba de forma colectiva a través de una plataforma. El objetivo de su creador, un desconocido que se hacía llamar Satoshi Nakamoto, era impulsar un sistema monetario paralelo y descentralizado e una de las primeras implantaciones del concepto de criptomoneda. Pero no está clara la verdadera paternidad de una moneda, ya que admitirla es exponerse al delito en EEUU de atentar contra el dólar. Seis años después, el pasado diciembre, era detenido en Australia un emprendedor de 44 años llamado Craig Wright como presunto creador de la moneda.
Las monedas virtuales, además, no ofrecen las mismas garantías que una tarjeta de crédito, admite el Fondo, ya que los errores de las transacciones son irreversibles.
Tampoco ayuda a la confianza la detención en verano del fundador de la operadora de bitcoins Mt.Gox, Mark Karpeles, después de que se evaporaran grandes cantidades de dinero de la empresa, que había acabado quebrando.
Pero, independientemente de las actuaciones penales contra los individuos, este mercaqdo sigue vivo. Y si las Administraciones logran contrarrestar sus peligros, según el FMI, son una innovación financiera positiva.
“Las monedas virtuales y su tecnología pueden proporcionar servicios financieros más rápidos y más baratos y pueden convertirse a una herramienta poderosa para profundizar en la inclusión financiera en un mundo en desarrollo”, según las palabras de la directora gerente del Fondo, Christine Lagarde, en el comunicado. "El reto será cómo recoger esos frutos al mismo tiempo que se previenen los usos ilegales, como el lavado de dinero, la financiación del terror, el fraude”, añade.
Las bitcoin fueron utilizadas, por ejemplo, para una web “oscura” de compraventa de productos ilegales llamada Silk Road que fue cerrada en Estados Unidos en 2013. El documento del Fondo anima a crear marcos internacionales homogéneos y la cooperación entre países.
Pese a las dudas, hay una realidad de grandes cantidades de estas nuevas monedas en ciruclación. Hay ONG, como Cruz Roja o Save the Children, que usan bitcoins para recibir donaciones. Y el banco de inversión Goldman Sachs puso 50 millones de dólares en la startup de Bitcoin, Circle.
Es la primera vez que el Fondo se mete en el jardín de analizar un mercado aún minoritario pero muy escurridizo, que escapa al control de gobiernos y bancos centrales. “Las monedas virtuales ofrecen muchos beneficios potenciales, como la rapidez y eficiencia en la realización de pagos y transferencias y ayudando a la inclusión financiera”, apuntan los expertos, y añaden que la tecnología que subyace a estas divisas “ofrecen beneficios que van más allá de las monedas en sí mismas”, dicen los expertos.
Al mismo tiempo, el Fondo admite que hay “riesgos” que debe gestionarse a través de regulaciones equilibradas que no frenen la innovación. También, admite, son demasiado volátiles como hucha para que su uso se extienda de forma masiva. Además, nada como una moneda virtual y encriptada para defraudar al fisco: nadie tiene por qué identificarse cuando esas estas divisas, así que las transacciones por Internet y de país a país gozan de oscuridad suficiente.
Bitcoin nació en 2009 como un proyecto de moneda virtual y cifrada que se desarrollaba de forma colectiva a través de una plataforma. El objetivo de su creador, un desconocido que se hacía llamar Satoshi Nakamoto, era impulsar un sistema monetario paralelo y descentralizado e una de las primeras implantaciones del concepto de criptomoneda. Pero no está clara la verdadera paternidad de una moneda, ya que admitirla es exponerse al delito en EEUU de atentar contra el dólar. Seis años después, el pasado diciembre, era detenido en Australia un emprendedor de 44 años llamado Craig Wright como presunto creador de la moneda.
Las monedas virtuales, además, no ofrecen las mismas garantías que una tarjeta de crédito, admite el Fondo, ya que los errores de las transacciones son irreversibles.
Tampoco ayuda a la confianza la detención en verano del fundador de la operadora de bitcoins Mt.Gox, Mark Karpeles, después de que se evaporaran grandes cantidades de dinero de la empresa, que había acabado quebrando.
Pero, independientemente de las actuaciones penales contra los individuos, este mercaqdo sigue vivo. Y si las Administraciones logran contrarrestar sus peligros, según el FMI, son una innovación financiera positiva.
“Las monedas virtuales y su tecnología pueden proporcionar servicios financieros más rápidos y más baratos y pueden convertirse a una herramienta poderosa para profundizar en la inclusión financiera en un mundo en desarrollo”, según las palabras de la directora gerente del Fondo, Christine Lagarde, en el comunicado. "El reto será cómo recoger esos frutos al mismo tiempo que se previenen los usos ilegales, como el lavado de dinero, la financiación del terror, el fraude”, añade.
Las bitcoin fueron utilizadas, por ejemplo, para una web “oscura” de compraventa de productos ilegales llamada Silk Road que fue cerrada en Estados Unidos en 2013. El documento del Fondo anima a crear marcos internacionales homogéneos y la cooperación entre países.
Pese a las dudas, hay una realidad de grandes cantidades de estas nuevas monedas en ciruclación. Hay ONG, como Cruz Roja o Save the Children, que usan bitcoins para recibir donaciones. Y el banco de inversión Goldman Sachs puso 50 millones de dólares en la startup de Bitcoin, Circle.
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