A partir de enero, algunos habitantes de la localidad holandesa recibirán entre 900 y 1.300 euros al mes para comprobar si de verdad sirve para algo o si por el contrario es perjudicial
Autor Héctor G. Barnés
12.07.2015
Hace algo más de un año, la promesa de que Podemos
implantaría una renta básica universal si llegase al poder reabrió el debate
sobre esta paga que, no obstante, se remonta a muchas décadas atrás, cuando
liberales como Milton Friedman lo consideraron una alternativa a la protección
estatal del Estado de Bienestar. Ahora, la ciudad holandesa de Utrecht se
propone llevar a cabo un experimento que resuelva las grandes preguntas sobre
dicha renta, sobre todo si, como sus detractores afirman, percibir un dinero fijo
garantizado provoca que sus beneficiarios se despreocupen por la búsqueda de
trabajo.
El programa, que ha sido diseñado conjuntamente por el
ayuntamiento de la ciudad y su universidad, se implantará a partir de enero del
próximo año y examinará de qué manera cada una de las distintas rentas afecta a
la vida de los que las perciben. Los 300 participantes recibirán un cheque
anual con una paga de entre 900 y 1.300 euros por familia, dependiendo de su
número de miembros. De todos ellos, 50 recibirán la paga completa sin que esta
dependa de ningún otro factor como tener trabajo u otros ingresos. Los tres
grupos restantes estarán sujetos a reglamentaciones diferentes y más exigentes.
Además, existe un grupo de control que percibirá los mismos beneficios y estará
sujeto a las mismas condiciones que cualquier otro ciudadano de la ciudad, como
perder el derecho a percibir la paga si no encuentran trabajo.
Antes de debatir sobre si tendríamos que adoptar o no la
renta básica, debemos examinar si funciona de verdad
Como recuerda un artículo publicado en The Independent,
Utrecht es una de las ciudades más peculiares de Europa en cuanto a su fuerza
de trabajo, ya que tiene la mayor proporción de empleados a tiempo parcial (un
46,1%) de todo el contintente. Una buena razón para ir un paso más allá y
averiguar si una renta básica garantizada permite una búsqueda de empleo más
libre y la flexibilización del mercado laboral, como defienden sus partidarios.
En España, el porcentaje de trabajadores a tiempo parcial representó el 16,25%
durante el primer trimestre del año.
Toma el dinero y… ¿corre?
Este experimento intenta averiguar a través de una
aplicación temporal y limitada las posibles implicaciones a largo plazo de este
tipo de renta. Como ha explicado a DeStad Utrecht Victor Everhardt, concejal de
Empleo del ayuntamiento, sus datos muestran que menos del 1,5% de los
beneficiarios de sus programas ha hecho mal uso del mismo, “pero antes de que
todos entremos en un debate honrado sobre si tendríamos que adoptar o no la
renta básica, debemos examinar primero si funciona de verdad”. Nienke Horst,
una de las directoras del proyecto, explicaba a Quartz que “hay gente que dice
que no van a intentar buscar trabajo, pero ya lo averiguaremos”.
Horst se muestra optimista a tal respecto, ya que reconoce
que su hipótesis es que “más gente será un poco más feliz mientras sigue
buscando trabajo”. Si el experimento de un año de duración funciona, es posible
que la ciudad holandesa de algo más de 300.000 habitantes se convierta en la
primera de toda Europa donde se implante este programa que fue finalmente
descartado por Podemos.
No se trata de la primera vez que se realiza un experimento
de este tipo. Como ya contamos en un artículo previo, el proyecto Mincome,
llevado a cabo en Dauphin, una localidad agrícola de Canadá, proporcionó entre
1974 y 1979 una renta a sus habitantes, aunque no fue hasta hace apenas unos
años que la socióloga Evelyn Forget examinó los resultados. Esta llegó a la
conclusión de que no sólo la violencia doméstica, los accidentes
automovilísticos y las hospitalizaciones psiquiátricas habían descendido, sino
que esta renta no perjudicaba la búsqueda de empleo de los ciudadanos, que
disfrutaban de una mayor libertad a la hora de elegir un trabajo u otro.
Otras localidades como Nijmegen, Wageningen, Tilburgo y
Groningen están esperando permisos de La Haya para poner en marcha sus propios
programas
Sin embargo, el experimento planteado en Utrecht es muy
diferente al de Dauphin, como explica la propia Forget. “Lo que pierdes al
limitar el programa a los actuales beneficiarios de las ayudas es la
posibilidad de hacer la vida mejor para los trabajadores pobres, la gente que
obtiene sueldos bajos por trabajos que a veces se cuelan entre las grietas del sistema
existente”, ha explicado en Quartz. En el experimento llevado a cabo en Canadá,
todos los ciudadanos recibieron la paga independientemente de su situación
laboral. “Cuando tienes un programa con más libertad, la gente tiene el poder
de aceptar la responsabilidad por sus propias decisiones y, creo, los
resultados serán beneficiosos”. Este proyecto puede extenderse pronto a otras
localidades como Nijmegen, Wageningen, Tilburgo y Groningen, que se encuentran
en conversaciones con el ayuntamiento de Utrecht y que están esperando permisos
de La Haya para poner en marcha sus propios programas de renta básica.
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