TITULARES
- Para evitar que las temperaturas aumenten más de 2 °C en el presente siglo, como lo han acordado los Gobiernos, se requerirá transformar las maneras cómo se usa la energía en el mundo.
- Un nuevo informe del Banco Mundial enuncia tres principios para facilitar la transición hacia un futuro con cero emisiones y ofrece datos, ejemplos y asesoramiento en materia de políticas para ayudar a los países a lograr tal cambio.
Reducir a cero las emisiones netas y estabilizar el cambio
climático comienza con planificar para el futuro a largo plazo y no
concentrarse en metas a corto plazo. Significa corregir los precios como
parte de un conjunto amplio de políticas que produzcan cambios en las
inversiones y los comportamientos, y requiere facilitar la transición
para los más afectados.
Un nuevo informe del Banco Mundial presenta esos tres principios a las autoridades, ofreciendo datos, ejemplos y asesoramiento en materia de políticas para ayudar a los países a lograr un desarrollo sin emisiones de carbono de una manera fácil y ordenada.
Las soluciones existen y son accesibles si los Gobiernos se ponen manos a la obra hoy mismo, señala el documento.
Advierte, sin embargo, que si las autoridades se demoran en actuar los costos aumentarán para la próxima generación. Según datos del último informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático esperar 15 años y no tomar ninguna medida hasta 2030 aumentaría el costo total, en promedio, en un 50 % hasta 2050 si el mundo busca impedir que las temperaturas aumenten más de 2 °C en el curso del presente siglo.
“Las elecciones de hoy pueden determinar las trayectorias de las emisiones en los años por venir y dejar a las comunidades en situación de vulnerabilidad ante los efectos del cambio climático”, dijo Rachel Kyte, vicepresidenta y enviada especial para el Cambio Climático del Grupo Banco Mundial. “Como la ciencia ha indicado, para que las emisiones netas lleguen a cero antes del fin del siglo es preciso reorganizar la economía mundial. En el Grupo Banco Mundial nos estamos concentrando cada vez más en las políticas”.
Primer principio: Planificar a largo plazo
Si los Gobiernos planifican para el objetivo final en lugar de planificar para las metas a corto plazo, pueden realizar elecciones proactivas que sienten las bases para el desarrollo futuro y evitar decisiones que puedan consolidar patrones de crecimiento perjudiciales e inversiones que podrían quedar obsoletas en un mundo con menos emisiones de carbono.
Diseñar ciudades que estén acondicionadas para el uso del transporte público, por ejemplo, es una parte fundamental de la planificación para el futuro en regiones de una rápida urbanización como África y Asia. También es fundamental en todo el mundo invertir en la investigación y la tecnología que se necesitarán dentro de 20 o 50 años.
El nuevo informe, Desarrollo sin emisiones de carbono: Tres pasos hacia un futuro con cero emisiones, también analiza el riesgo de los activos inmovilizados, como la construcción de centrales eléctricas de carbón que podrían dejar de funcionar cuando los Gobiernos limiten las emisiones de gases de efecto invernadero. Se señala que solo las centrales eléctricas que usan combustibles fósiles construidas en 2012 emitirán unos 19 millones de toneladas de CO2 durante su vida útil prevista de 40 años, y esto es más que las emisiones anuales de todas las centrales que emplean combustibles fósiles en funcionamiento en 2012. Es posible retirarlas a tiempo, pero eso cambia el nivel de precio para los encargados de la toma de decisiones cuando comparan los combustibles fósiles con las fuentes de energía limpia.
“El objetivo no consiste en reducir marginalmente las emisiones en las próximas décadas, sino en llegar a 2100 sin emisiones. Ello implica adoptar una serie de medidas muy diferentes, que redunden en la transformación estructural y espacial de nuestras economías”, dijo Marianne Fay, economista jefe de Cambio Climático del Grupo Banco Mundial y autora principal del informe.
A nivel técnico, el informe dice que se pueden reducir a cero las emisiones netas como parte de un crecimiento económico sólido y bien planificado que enfatice en cuatro aspectos:
Segundo principio: Corregir los precios como parte de un conjunto amplio de políticas
En lo que respecta a las políticas, los Gobiernos pueden comenzar a cambiar las inversiones y la mentalidad hacia un crecimiento con bajos niveles de carbono corrigiendo los precios como parte de un conjunto amplio de políticas para incentivar la implementación de planes de crecimiento con bajos niveles de carbono y el financiamiento de proyectos a este fin.
La fijación del precio del carbono a través de un impuesto sobre el carbono o de sistemas de fijación de límites máximos e intercambio de emisiones aborda una falla del mercado para incorporar el costo de los daños al medio ambiente provocados por los gases de efecto invernadero. Es una forma eficiente de obtener ingresos y, al mismo tiempo, alentar la disminución de las emisiones, y puede ser más sencillo de administrar y más difícil de evadir que otros tributos.
Pero si bien la fijación del precio del carbono es necesaria, no es una medida suficiente por sí sola si no existen políticas complementarias, plantean las autoras.
Un conjunto de políticas complementarias que proporcione incentivos para garantizar que se estén desarrollando e implementando tecnologías verdes a escala puede incluir medidas, tales como normas de desempeño en materia de eficiencia energética, rebajas en el precio de los vehículos de uso eficiente del combustible, y normas relativas a la generación proveniente de fuentes renovables, que imponen a los proveedores de electricidad la obligación de obtener de fuentes renovables un determinado porcentaje de la energía eléctrica que suministran, todas las cuales ofrecen incentivos para las opciones con bajas emisiones de carbono.
Las autoridades también pueden disminuir los aranceles que gravan las tecnologías de bajas emisiones de carbono, entre ellas los paneles solares y las bombillas de bajo consumo, tal como los países del Foro de Cooperación Económica de Asia y el Pacífico lo acordaron recientemente.
Un nuevo informe del Banco Mundial presenta esos tres principios a las autoridades, ofreciendo datos, ejemplos y asesoramiento en materia de políticas para ayudar a los países a lograr un desarrollo sin emisiones de carbono de una manera fácil y ordenada.
Las soluciones existen y son accesibles si los Gobiernos se ponen manos a la obra hoy mismo, señala el documento.
Advierte, sin embargo, que si las autoridades se demoran en actuar los costos aumentarán para la próxima generación. Según datos del último informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático esperar 15 años y no tomar ninguna medida hasta 2030 aumentaría el costo total, en promedio, en un 50 % hasta 2050 si el mundo busca impedir que las temperaturas aumenten más de 2 °C en el curso del presente siglo.
“Las elecciones de hoy pueden determinar las trayectorias de las emisiones en los años por venir y dejar a las comunidades en situación de vulnerabilidad ante los efectos del cambio climático”, dijo Rachel Kyte, vicepresidenta y enviada especial para el Cambio Climático del Grupo Banco Mundial. “Como la ciencia ha indicado, para que las emisiones netas lleguen a cero antes del fin del siglo es preciso reorganizar la economía mundial. En el Grupo Banco Mundial nos estamos concentrando cada vez más en las políticas”.
Primer principio: Planificar a largo plazo
Si los Gobiernos planifican para el objetivo final en lugar de planificar para las metas a corto plazo, pueden realizar elecciones proactivas que sienten las bases para el desarrollo futuro y evitar decisiones que puedan consolidar patrones de crecimiento perjudiciales e inversiones que podrían quedar obsoletas en un mundo con menos emisiones de carbono.
Diseñar ciudades que estén acondicionadas para el uso del transporte público, por ejemplo, es una parte fundamental de la planificación para el futuro en regiones de una rápida urbanización como África y Asia. También es fundamental en todo el mundo invertir en la investigación y la tecnología que se necesitarán dentro de 20 o 50 años.
El nuevo informe, Desarrollo sin emisiones de carbono: Tres pasos hacia un futuro con cero emisiones, también analiza el riesgo de los activos inmovilizados, como la construcción de centrales eléctricas de carbón que podrían dejar de funcionar cuando los Gobiernos limiten las emisiones de gases de efecto invernadero. Se señala que solo las centrales eléctricas que usan combustibles fósiles construidas en 2012 emitirán unos 19 millones de toneladas de CO2 durante su vida útil prevista de 40 años, y esto es más que las emisiones anuales de todas las centrales que emplean combustibles fósiles en funcionamiento en 2012. Es posible retirarlas a tiempo, pero eso cambia el nivel de precio para los encargados de la toma de decisiones cuando comparan los combustibles fósiles con las fuentes de energía limpia.
“El objetivo no consiste en reducir marginalmente las emisiones en las próximas décadas, sino en llegar a 2100 sin emisiones. Ello implica adoptar una serie de medidas muy diferentes, que redunden en la transformación estructural y espacial de nuestras economías”, dijo Marianne Fay, economista jefe de Cambio Climático del Grupo Banco Mundial y autora principal del informe.
A nivel técnico, el informe dice que se pueden reducir a cero las emisiones netas como parte de un crecimiento económico sólido y bien planificado que enfatice en cuatro aspectos:
- El trabajo se inicia poniendo fin a de la dependencia de los combustibles fósiles para producir luz eléctrica y empezando a usar fuentes de energía limpia que reduzcan las emisiones de carbono en el proceso de generación de la electricidad.
- Con el consiguiente aumento de la energía limpia, un masivo giro hacia el uso de la electricidad puede entonces incrementar el acceso a la energía limpia y desplazar a los combustibles contaminantes.
- El aumento de la eficiencia energética contribuye a reducir la demanda.
- La mantener en buenas condiciones de los sumideros naturales de carbono por medio de una buena gestión de los bosques y la tierra ayuda a compensar las emisiones mediante la absorción y el almacenamiento del carbono.
Segundo principio: Corregir los precios como parte de un conjunto amplio de políticas
En lo que respecta a las políticas, los Gobiernos pueden comenzar a cambiar las inversiones y la mentalidad hacia un crecimiento con bajos niveles de carbono corrigiendo los precios como parte de un conjunto amplio de políticas para incentivar la implementación de planes de crecimiento con bajos niveles de carbono y el financiamiento de proyectos a este fin.
La fijación del precio del carbono a través de un impuesto sobre el carbono o de sistemas de fijación de límites máximos e intercambio de emisiones aborda una falla del mercado para incorporar el costo de los daños al medio ambiente provocados por los gases de efecto invernadero. Es una forma eficiente de obtener ingresos y, al mismo tiempo, alentar la disminución de las emisiones, y puede ser más sencillo de administrar y más difícil de evadir que otros tributos.
Pero si bien la fijación del precio del carbono es necesaria, no es una medida suficiente por sí sola si no existen políticas complementarias, plantean las autoras.
Un conjunto de políticas complementarias que proporcione incentivos para garantizar que se estén desarrollando e implementando tecnologías verdes a escala puede incluir medidas, tales como normas de desempeño en materia de eficiencia energética, rebajas en el precio de los vehículos de uso eficiente del combustible, y normas relativas a la generación proveniente de fuentes renovables, que imponen a los proveedores de electricidad la obligación de obtener de fuentes renovables un determinado porcentaje de la energía eléctrica que suministran, todas las cuales ofrecen incentivos para las opciones con bajas emisiones de carbono.
Las autoridades también pueden disminuir los aranceles que gravan las tecnologías de bajas emisiones de carbono, entre ellas los paneles solares y las bombillas de bajo consumo, tal como los países del Foro de Cooperación Económica de Asia y el Pacífico lo acordaron recientemente.
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Las elecciones de hoy pueden determinar las
trayectorias de las emisiones en los años por venir y dejar a las
comunidades en situación de vulnerabilidad ante los efectos del cambio
climático. Como la ciencia ha indicado, para que las emisiones netas
lleguen a cero antes del fin del siglo es preciso reorganizar la
economía mundial. "
Rachel Kyte
Tercer principio: Facilitar la transición
La transformación económica que se necesita para que las economías lleguen a cero emisiones netas antes del fin del presente siglo requerirá apoyo de la población y cambios para ayudar a las personas más afectadas.
Eliminar las subvenciones a los combustibles fósiles, que benefician principalmente a los ricos, e implementar impuestos sobre el carbono o sistemas de fijación de límites máximos e intercambio son dos formas de generar los ingresos que se necesitan para educación, salud e infraestructura; proporcionar apoyo directo a los pobres, y reducir, al mismo tiempo, las emisiones de carbono.
“Los datos de 22 países en desarrollo muestran que, si las subvenciones a los combustibles fósiles se reemplazaran por transferencias universales de efectivo, la población que representa el 60 % inferior en la escala de ingresos se beneficiaría de la reforma”, señaló Stephane Hallegatte, economista superior de Cambio Climático del Banco Mundial y autora principal del informe.
Facilitar la transición también incluye ayudar a las empresas a reconvertirse para actuar en un mundo más limpio. Los fabricantes de automóviles comenzaron a recorrer ese camino cuando mejoraron el consumo del combustible para cumplir con las normas de desempeño y desarrollaron vehículos eléctricos y con bajas emisiones para satisfacer la demanda.
El informe también analiza el papel de la comunidad internacional. Señala que avanzar en los acuerdos mundiales contribuirá "en buena medida a convencer a los actores económicos de que en el futuro no habrá emisiones de carbono”.
La transformación económica que se necesita para que las economías lleguen a cero emisiones netas antes del fin del presente siglo requerirá apoyo de la población y cambios para ayudar a las personas más afectadas.
Eliminar las subvenciones a los combustibles fósiles, que benefician principalmente a los ricos, e implementar impuestos sobre el carbono o sistemas de fijación de límites máximos e intercambio son dos formas de generar los ingresos que se necesitan para educación, salud e infraestructura; proporcionar apoyo directo a los pobres, y reducir, al mismo tiempo, las emisiones de carbono.
“Los datos de 22 países en desarrollo muestran que, si las subvenciones a los combustibles fósiles se reemplazaran por transferencias universales de efectivo, la población que representa el 60 % inferior en la escala de ingresos se beneficiaría de la reforma”, señaló Stephane Hallegatte, economista superior de Cambio Climático del Banco Mundial y autora principal del informe.
Facilitar la transición también incluye ayudar a las empresas a reconvertirse para actuar en un mundo más limpio. Los fabricantes de automóviles comenzaron a recorrer ese camino cuando mejoraron el consumo del combustible para cumplir con las normas de desempeño y desarrollaron vehículos eléctricos y con bajas emisiones para satisfacer la demanda.
El informe también analiza el papel de la comunidad internacional. Señala que avanzar en los acuerdos mundiales contribuirá "en buena medida a convencer a los actores económicos de que en el futuro no habrá emisiones de carbono”.
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