diumenge, 22 de juny del 2014

Te pagamos el sueldo, la casa y la bici

Article publicat a El País

Francia experimenta ayudas a los que vayan en bicicleta al trabajo, como otros países de la UE


La ministra de Justicia francesa llega al palacio del Elíseo en bicicleta. / E. LAURENT (EFE)

El pasado 13 de marzo, el ayuntamiento de París ordenó la gratuidad de los transportes públicos durante el fin de semana con el fin de aliviar la contaminación atmosférica que asfixiaba a la capital francesa. Para evitar situaciones como ésta y, al tiempo, contribuir a mejorar el estado físico de sus ciudadanos, el Gobierno francés ha decidido poner en práctica una idea que llevaba meses barajando y ya se aplica en otros países de la UE: una ayuda económica para los trabajadores que decidan ir a trabajar en bicicleta, tal como existen compensaciones a los que van al puesto de trabajo en automóvil o en transporte público. El objetivo es duplicar la cifra de personas que utilizan la bicicleta para ir al trabajo, que ahora mismo ronda el 2% del total de los desplazamientos.
Esta ayuda, de hasta 25 céntimos de euro por kilómetro, está exenta de impuestos y no se incluye en las cotizaciones a la Seguridad Social del empleador. Según un informe del ministerio de Desarrollo Sostenible, la medida costará alrededor de 170 millones de euros en reducciones de ingresos por parte del Tesoro y la Seguridad Social, pero “los beneficios sociales superan con creces la reducción de ingresos”. “Sobre todo se trata de la salud de las personas”, señala Dominique Lebrun, uno de los responsables del documento. “El ejercicio es algo que mejora la calidad de vida de los trabajadores”.
El Gobierno francés estima que el programa le costará 170 millones de euros
La idea viene de un problema económico. “Puede sorprender, pero las cifras muestran que a una persona con unos ingresos normales ir y volver del trabajo en bicicleta puede suponer una dificultad financiera”, afirma el Ministerio en su informe. “El ir en bicicleta supone un ahorro sustancial para el usuario regular, pero el usuario novato se enfrenta a unos “costes de entrada”. Además, el uso regular de las dos ruedas implica unos gastos en neumáticos, repuestos y otros accesorios que, por ahora, recaen en el consumidor.
Las empresas participantes son optimistas. “Deseamos limitar nuestro impacto sobre el medio ambiente y los desplazamientos de nuestros empleados representan dos tercios de las emisiones de gases de efecto invernadero del grupo”, explica Jean-Phillipe Boachon, responsable de desarrollo sostenible del grupo Valophis, una empresa de viviendas sociales basada en la periferia de la capital francesa. “Lo que queremos es nuestros empleados se suban al sillín, y que la ayuda económica solo sea una parte de otros beneficios: para la salud, para la productividad, y para la calidad del aire en París”.
El funcionamiento de la ayuda es sencillo. “Cada uno de nuestros 850 empleados puede pedir ser parte del programa. Solo tiene que rellenar una solicitud en la que explique qué trayecto va a seguir”, explica Boachon, “y un compromiso de utilizar la bicicleta durante los seis meses de la prueba”.
¿Y si un día llueve? “Puede venir en transporte público o en coche”, indica Boachon. “Pero, naturalmente, no recibirá la ayuda por ese día”. El programa también permite la intermodalidad: “Si uno utiliza la bici para llegar a la estación de tren”, indica Lebrun, “y luego coge el tren para llegar al trabajo, también podría aplicarse la ayuda”.
Los diseñadores del plan no creen que el fraude vaya a ser un problema
Para los diseñadores del programa, el fraude no va a ser un problema demasiado grave. “Nosotros creemos que hay una relación de confianza entre el patrón y el empleado”, apunta Lebrun, “y, en todo caso, los beneficios económicos para éste último no valdrían la pena el esfuerzo. Podrían desarrollarse programas para el smartphone que indiquen donde están en cada momento”. Otras soluciones, menos avanzadas tecnológicamente, también son posibles. “Podemos puntualmente controlar que la bicicleta está aparcada en el garaje”, señala Boachon, “y comprobar los formularios que nos entregan los empleados”.
Otros países aplican esta clase de ayudas. En Austria, los empleados pueden desgravar hasta 570 euros al año por usar su bicicleta para ir de su casa al trabajo, siempre y cuando presenten un libro que documente sus trayectos. En Bélgica también existe un sistema similar al que está experimentando Francia.

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