Francia experimenta ayudas a los que vayan en bicicleta al trabajo, como otros países de la UE
El pasado 13 de marzo, el ayuntamiento de París ordenó la gratuidad
de los transportes públicos durante el fin de semana con el fin de
aliviar la contaminación atmosférica que asfixiaba a la capital
francesa. Para evitar situaciones como ésta y, al tiempo, contribuir a
mejorar el estado físico de sus ciudadanos, el Gobierno francés ha
decidido poner en práctica una idea que llevaba meses barajando
y ya se aplica en otros países de la UE: una ayuda económica para los
trabajadores que decidan ir a trabajar en bicicleta, tal como existen
compensaciones a los que van al puesto de trabajo en automóvil o en
transporte público. El objetivo es duplicar la cifra de personas que
utilizan la bicicleta para ir al trabajo, que ahora mismo ronda el 2%
del total de los desplazamientos.
Esta ayuda, de hasta 25 céntimos de euro por kilómetro, está exenta
de impuestos y no se incluye en las cotizaciones a la Seguridad Social
del empleador. Según un informe del ministerio de Desarrollo Sostenible,
la medida costará alrededor de 170 millones de euros en reducciones de
ingresos por parte del Tesoro y la Seguridad Social, pero “los
beneficios sociales superan con creces la reducción de ingresos”. “Sobre
todo se trata de la salud de las personas”, señala Dominique Lebrun,
uno de los responsables del documento. “El ejercicio es algo que mejora
la calidad de vida de los trabajadores”.
La idea viene de un problema económico. “Puede sorprender, pero las
cifras muestran que a una persona con unos ingresos normales ir y volver
del trabajo en bicicleta puede suponer una dificultad financiera”,
afirma el Ministerio en su informe. “El ir en bicicleta supone un ahorro
sustancial para el usuario regular, pero el usuario novato se enfrenta a
unos “costes de entrada”. Además, el uso regular de las dos ruedas
implica unos gastos en neumáticos, repuestos y otros accesorios que, por
ahora, recaen en el consumidor.
Las empresas participantes son optimistas. “Deseamos limitar nuestro
impacto sobre el medio ambiente y los desplazamientos de nuestros
empleados representan dos tercios de las emisiones de gases de efecto
invernadero del grupo”, explica Jean-Phillipe Boachon, responsable de
desarrollo sostenible del grupo Valophis, una empresa de viviendas
sociales basada en la periferia de la capital francesa. “Lo que queremos
es nuestros empleados se suban al sillín, y que la ayuda económica solo
sea una parte de otros beneficios: para la salud, para la
productividad, y para la calidad del aire en París”.
El funcionamiento de la ayuda es sencillo. “Cada uno de nuestros 850
empleados puede pedir ser parte del programa. Solo tiene que rellenar
una solicitud en la que explique qué trayecto va a seguir”, explica
Boachon, “y un compromiso de utilizar la bicicleta durante los seis
meses de la prueba”.
¿Y si un día llueve? “Puede venir en transporte público o en coche”,
indica Boachon. “Pero, naturalmente, no recibirá la ayuda por ese día”.
El programa también permite la intermodalidad: “Si uno utiliza la bici
para llegar a la estación de tren”, indica Lebrun, “y luego coge el tren
para llegar al trabajo, también podría aplicarse la ayuda”.
Para los diseñadores del programa, el fraude no va a ser un problema
demasiado grave. “Nosotros creemos que hay una relación de confianza
entre el patrón y el empleado”, apunta Lebrun, “y, en todo caso, los
beneficios económicos para éste último no valdrían la pena el esfuerzo.
Podrían desarrollarse programas para el smartphone que indiquen
donde están en cada momento”. Otras soluciones, menos avanzadas
tecnológicamente, también son posibles. “Podemos puntualmente controlar
que la bicicleta está aparcada en el garaje”, señala Boachon, “y
comprobar los formularios que nos entregan los empleados”.
Otros países aplican esta clase de ayudas. En Austria, los empleados
pueden desgravar hasta 570 euros al año por usar su bicicleta para ir de
su casa al trabajo, siempre y cuando presenten un libro que documente
sus trayectos. En Bélgica también existe un sistema similar al que está
experimentando Francia.
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