Traducció de l'article Income security: why unions should campaign for a basic income
Guy Standing (por la traducción,
Rafael Granero[i])
Summary
This article argues
that because of the changing character of work and labour in the context of globalisation,
progressives and particularly trade unionists could make a basic income a key
part of their agenda. It considers the standard objections and then reviews the
various advantages of moving in that direction, towards the realisation of a
republican or claim right.
Resumen
En
este artículo se argumenta que debido al carácter cambiante del trabajo y de la
mano de obra en el contexto de la globalización, los progresistas y en
particular los sindicalistas podrían hacer de la renta básica una parte clave
de su agenda. Considera las objeciones estándar y luego revisa las diversas
ventajas de avanzar en esa dirección, hacia la realización de un derecho
republicano o de seguridad de ingresos [claim
right]).
La
ansiedad, la inseguridad y la incertidumbre -estos son los sentimientos
expresados por un gran número de trabajadores y mucha otra gente en todo el
mundo. Existe un consenso cada vez mayor sobre las razones- la globalización,
el capitalismo de consumo, las desigualdades de varios tipos, la inseguridad
del empleo y el desempleo, los salarios flexibles, la erosión y la
reestructuración del Estado de bienestar, la violencia social y la falta de
redes de apoyo social (2).
En
medio de todo esto, los sindicatos han tenido dificultades para mantener su
poder de atracción. Muchos lamentamos el resultado, y sabemos con seguridad que
la sociedad necesita organizaciones fuertes para proteger y promover los
derechos de todos sus miembros, y que sin ellas las inseguridades se
multiplicarán. Sin embargo, los sindicatos tienen que repensar la forma de
atraer a la gente a medida que transitan su vida laboral. Mientras reflexionan,
creo que los sindicatos deberían defender una renta básica como parte de una
estrategia para la seguridad económica y la redistribución. Los sindicatos
siempre han dado lo mejor de sí cuando han apelado a una visión del futuro, en
lugar de aferrarse a los logros del pasado. Deberían estar dispuestos a ser la
vanguardia de esta estrategia, que debería centrarse en los problemas de
distribución de nuestro tiempo. Pido a los lectores ser lo más abierto posible
a las nuevas ideas y repensar viejas ideas que podrían haber rechazado en otro
momento.
Estamos
experimentando una gran transformación en la forma en que funciona el sistema
económico y en la relación entre las fuerzas económicas y la sociedad. En el
pasado inmediato, magníficamente expuesto por Karl Polanyi, cada transformación
ha creado un período de inestabilidad, donde se rompieron los viejos sistemas
de regulación, de protección social y de redistribución. En los períodos
estables, esos sistemas ayudaron a moderar las inseguridades y desigualdades,
al menos lo suficiente para que la mayoría de la gente tolerara su suerte, por
"la incorporación de la economía en la sociedad '. Dicho brevemente,
cuando los sindicatos estaban en una posición de fuerza, entre 1945 y el año
1975, el tripartismo (Nota del autor: ¿Administración, partidos y sindicatos?)
y el estado del bienestar realizaron esas tres funciones razonablemente bien. Desde
entonces, las desigualdades e inseguridades se han multiplicado.
Da
igual que el sistema antiguo fuera bueno o malo, no hay vuelta atrás. Ahora, el
reto es identificar los nuevos sistemas de regulación, protección social y
redistribución que moderará las inseguridades sin socavar el dinamismo
económico que está impulsando la economía global.
El contexto global
Al
reflexionar sobre la reforma viable y deseable de la política social, es
esencial tener en cuenta dos grandes cuestiones que marcan el contexto. Para
ser estable y próspera, toda sociedad necesita integrar las fuerzas económicas
de la sociedad y moderar las inseguridades y desigualdades que enfrenta la
mayoría de la gente común mediante un sistema de regulación, un sistema de
protección social y un sistema de redistribución. La primera pregunta es:
¿Cuáles son los sistemas adecuados para un mundo con una economía abierta en
pleno proceso de globalización?.
No
es éste el lugar para tratar de dar una respuesta detallada. Pero es importante
darse cuenta de qué no es una respuesta y ver qué opciones son factibles. En
primer lugar, en una economía abierta el medio más eficaz y que empodera a los
trabajadores y otros actores en todos los niveles de toma de decisiones y de
negociación es la regulación contra las malas políticas y prácticas laborales y
sociales, lo que significa órganos colectivos, y no sólo mecanismos
individualistas informales, aunque éstos sean necesarios también. Es obvio para
la mayoría de los observadores que dichos organismos colectivos no pueden
confiar en los viejos modelos; los sindicatos deben mejorar su demanda de
derechos de la ciudadanía y ser campeones del igualitarismo.
En
segundo lugar, para la protección social, los regímenes de seguro social de
estilo antiguo son limitados, costosos y posiblemente disfuncionales en
sociedades caracterizadas por la flexibilidad del mercado laboral, la
informalización económica y la fluidez de participación en la fuerza laboral. Planes
de asistencia social y de comportamiento condicional con verificación de
recursos tales como workfare son aún menos viables si se quiere promover la
protección social universal (3). [Workfare
es un programa de trabajo importado al Reino Unido del modelo estadounidense
por el cual a las personas desempleadas de larga duración se les obliga a
trabajar (como cualquier otro trabajador), adquirir experiencia y así poder
reinsertarse en el mundo laboral, estas personas están obligadas a acudir a la
llamada del trabajo no remunerado bajo amenaza de pérdida del subsidio.] Las
deficiencias de los sistemas deben hacernos pensar en esquemas más
universalistas, incluso aunque existan otros motivos para hacer lo que ahora se
hace.
Por
lo que hace al sistema más adecuado de redistribución, debemos reconocer que en
una economía globalizada los impuestos directos progresivos poco puede hacer, e
incluso los gobiernos progresistas los han abandonado como un medio de extender
la redistribución. En realidad, la política fiscal se ha vuelto más regresiva,
empeorando la desigualdad. Los impuestos sobre el capital se han reducido, el
impuesto sobre el trabajo ha aumentado, mientras que los subsidios para el
capital han aumentado y los subsidios para la mano de obra han caído.
Esto
nos lleva a la segunda pregunta del millón. Cada gran transformación depende de
la resolución del conflicto social sobre la distribución de los activos clave
en esa época en particular. En una época de desmoronamiento del feudalismo, la
lucha fue por la tierra; bajo el capitalismo industrial, la lucha era de los
medios de producción, lo que llevó a enfatizar la nacionalización de los que
detentaban una "alta posición dominante (commanding heights)" en la economía.
¿Cuáles son los activos clave en la era de la globalización? ¿Cuáles son los
activos por los que los jóvenes progresistas del mundo -a los que las
organizaciones colectivas debe apelar si quieren prosperar- desearán luchar
para obtenerlos? Dicho sin rodeos, esos activos son sin duda el capital
financiero, el medio ambiente (un espacio de calidad en el que vivir de forma
saludable) y el tiempo (tiempo de calidad en el que desarrollarse a través del
trabajo y el ocio, con control sobre el propio desarrollo), que en conjunto
podrían prometer seguridad económica. La justificación de esta elección se
proporciona en otro lugar (4). Baste indicar que si se acepta que estos son los
principales activos de la época sobre la que queremos tener más control,
entonces debemos evaluar las políticas y las instituciones en función de si
éstas nos ofrecen o no la posibilidad de obtenerlos.
El
mundo moderno se caracteriza por la búsqueda frenética de las ganancias y
posesiones.
Los
ingresos y la riqueza se concentran cada vez más en el capital financiero. Si
queremos reducir la desigualdad, todos los ciudadanos deberían compartir
ingresos y riquezas, lo que significa un renovado interés en la democracia
económica. Los derechos económicos y la democracia seguramente estarán en el centro
del pensamiento progresista en los próximos años. Entre las ventajas de la
propiedad colectiva y individual generalizada del capital financiero estaría
que el control social, incluyendo el control del comportamiento ecológicamente
irresponsable de las corporaciones, sería ejercido sobre la rapacidad flagrante
tan destacadamente demostrada por Enron y otros en los últimos años.
No
es éste el lugar para desarrollar esa línea de pensamiento. Existe otro activo
clave que sí es relevante aquí: tiempo de calidad. Hay una crisis singularmente
moderna, la mercantilización de la existencia humana. La globalización no es
sólo la financiarización del capitalismo, también se basa en la difusión de un
consumo insaciable manipulado por una publicidad constante. Así, la
instrumentación de la mano de obra triunfa sobre la ética de trabajo, ética que
recogería la artsania, la creatividad y el trabajo reproductivo (cuidado de la
familia). La sociedad de “empleados (tenedores de trabajo)”, tan temida por
Hannah Arendt, está ganando terreno (5). [The
jobholder society: Para Arendt, la sociedad de los empleados que ocupan puestos
es la sociedad que "demanda de sus miembros un funcionamiento automático
puro, como si su vida individual en realidad hubiera sido subsumida en el
proceso general de la vida de las especies"; el empleo, para Arendt, se
hace instrumental para el Capital: materia de oferta y demanda, y los empleados
son expulsados de su condición cuando la demanda -o los salarios- cae (Arendt,
The Human Condition, 1958, p. 322)] Los trabajos son principalmente
instrumentales.
Cada
vez para más y más personas se da algo similar a la vieja broma soviética,
“Ellos fingen pagarnos, nosotros fingimos trabajar”. La variante emergente
podría ser, “Ellos fingen que mi trabajo es importante, yo finjo creérmelo”. Consumir
es la meta. Junto con el conocido aforismo: "Yo compro, luego
existo", hay que añadir: "Yo trabajo, luego puedo comprar”. Existe un
frenesí subyacente, para ganar más dinero, para trabajar más y con mayor intensidad,
para llevarse el trabajo a casa y para llevarse la casa al trabajo. La
intensificación del trabajo está amenazando nuestra capacidad de restituir la
salud física y mental desgastada. No sólo los japoneses están sufriendo de
karoshi (muerte por exceso de trabajo). Además existe una enfermedad moderna de
presentismo, trabajando "en el puesto de trabajo ", incluso cuando
sería aconsejable para la salud tomarse un tiempo libre. [http://sociedad.elpais.com/sociedad/2014/04/10/actualidad/1397159734_559709.html:
“Los consultores e ingenieros franceses
que desempeñan cargos de responsabilidad pueden respirar más tranquilos:
estarán obligados a apagar durante 11 horas diarias los móviles y ordenadores
que les conectan con la oficina. Y las empresas deberán supervisar que se
cumple esa prohibición de estar online. Algunos expertos acogen esta medida
como un mal menor que delata otro mayor: sobrecargas de trabajo cada vez más
frecuentes y conectividad y disponibilidad —alentada por las nuevas
tecnologías— sin freno que sobrepasa los límites de las jornadas de trabajo...”]
Mientras tanto, los perdedores se quedan “lamiendo las ventanas" [expresión intraducible] y "solos en
las boleras” de los centros comerciales, donde los adolescentes y las personas
mayores “pasan el rato. Irónicamente, junto con la intensificación del trabajo
se da una pasividad profunda, personificada por la observación de los reality
shows de la televisión y los dibujos animados.
Todo
esto es una exageración, por supuesto. Pero es lo que podría llamarse el estrés
existencial, un tipo de ansiedad, de inseguridad. Cada vez más personas se
sienten que nunca están satisfechas, que tienen necesidades insaciables, de
dinero, de posesiones. Se nos insta a ser "competitivo" en casi
cualquier cosa.
La
educación se valora sólo por los puestos de trabajo que la educación y el
capital humano puedan traer.
Yo
trabajo para tener más, no para desarrollarme yo mismo o mis relaciones, y
mucho menos para preservar la belleza de la naturaleza y de la sociedad que
nuestros antepasados nos han legado. ¡Adquiera, posea, exhiba, deseche! Estas
son las leyes del capitalismo de consumo global.
Todo
conduce a un estrujamiento del tiempo. Y cuando los jóvenes esperan poder hacer
aquello que sus padres o sus compañeros están haciendo, están sin duda en lo
correcto si piensan que ese esperar no es un buen negocio. Dado que cada vez
más personas no pertenecen a una comunidad funcional [nota del traductor: posiblemente quiera expresar una comunidad de
intereses supraindividuales], surge lo que los sociólogos podrían llamar
anomia existencial [nota del traductor:
una existencia sin reglas comunes] en personas que están trabajando como un
"conjunto" unificado [nota del
traductor: unificado y diferenciado del resto], como un grupo ocupacional,
como una unión, como un gremio, como una cooperativa u otra forma de unión. Puesto
que [esas clases o uniones] no
pertenecen a una comunidad colectiva en la que hay un espíritu de solidaridad
social, no existen reglas contra el oportunismo y la irresponsabilidad social,
y la reciprocidad entre el viejo y el joven, el matrimonio y el soltero, y
entre los grupos religiosos y étnicos deviene débil.
Puede
parecer una exageración, ¿no es así? Muy bien, pero la tendencia dominante nos
empuja a una combinación de inseguridad, estrés y anomia, un frenesí de trabajo
(exclusivamente por dinero) en un contexto de pasividad social y política, una forma
moderna de "panem et circensis ", de MacDonalds, de centros
comerciales y de ver futbol.
¿Qué
respuesta han dado las principales elites políticas a esta era de inseguridad
social y económica y al consiguiente aumento de las desigualdades? Las principales
respuestas han sido las “terceras vías”, por parte de la socialdemocracia, y el
conservadurismo compasivo, en el lado cristianodemócrata. El primero surgió en
la década de 1990 cuando los nuevos socialdemócratas anhelaban el poder pero
estaban traumatizados por una sucesión de derrotas electorales. Fue una tímida
respuesta, aceptando el estado del mercado. La “tercera vía” ya no presenta una
visión de la redistribución, sino de la acomodación, ofreciendo una
"globalización con rostro humano reflejada en un afán de alcanzar un
"consenso", "una patrocinio social", "un diálogo
social" y otras consignas similares vagamente amenazadoras. Se hizo
hincapié en la "integración social", en el que una tibia izquierda no
supo oponerse a un consumismo individualista desatado por los neoliberales,
pero trató de apelar a la conciencia de los ganadores de la competitividad para
lograr una moderación de las fuerzas del mercado, presentado bajo la excusa de
aliviar la pobreza.
En
efecto, los nuevos socialdemócratas adoptaron la posición liberal de John
Rawls, el pensador político más influyente del último cuarto del siglo 20, al
decir que el objetivo social primordial era la reducción de la
"pobreza", centrándose en los grupos que percibidos como los más
desfavorecidos. Lo concibieron a través de un modelo moralista, por el cual
hacen del reclamar la “prerrogativa [entitlements,
diferente de rights]” a beneficios públicos un comportamiento
"socialmente responsable".
Algunos
predicaban "derechos [rights]",
pero practicaban «prerrogativas [entitlements]»
No era la lengua del pluralismo y la diversidad, sino la política de la
conformidad y las normas (6). En la década de 1990, la política social se hizo
más crítica, un proceso un tanto peculiar para aquellos situados en la izquierda
política.
Los
seguidores de la “tercera vía” esperaban que el estado lograra la integración
social y el equilibrio de mercado (incluso pleno empleo, lo que todavía se
puede escuchar de vez en cuando), mientras los conservadores compasivos, sus
competidores políticos ente el "votante medio", decían que esto lo
debe hacer la 'sociedad civil', las ONG (religiosas, generales y otras), todas
ellas entidades que están jugando un papel cada vez más prominente en la
política social.
$
% Y aquí, en la primera década del siglo XXI, es donde nos encontramos, sumidos
en la inseguridad y la desigualdad, sin ninguna perspectiva de que estén siendo
subsanadas, con los principales programas políticos ofreciendo sólo un conjunto
de políticas moralistas y paternalistas, con impuestos más bajos, con más
subsidios para el capital, y con nuevos alicientes para inversiones financieras
.
Cualquiera
que se siente incómodo con las dos variantes de respuesta política a la
globalización de las corrientes principales, debería sin duda querer ofrecer
una alternativa que pudiera alcanzar la seguridad básica para todos y una
reducción sostenible de la desigualdad. Es en este contexto en el que una renta
básica como derecho [que no privilegio o
prerrogativa] de ciudadanía debería ser considerada. Lo siguiente comenta y
revisa los principales argumentos en contra y para avanzar en la dirección
expresada, se centra en la forma en que ayudaría a promover el trabajo en su
sentido más positivo y deseable.
¿Qué es una renta
básica?
Los
sindicalistas, así como todos los que se cuentan como igualitarios y defensores
de la solidaridad social, deberían apoyar una renta básica como un derecho
inscrito en una moralmente buena sociedad, en la que el trabajo digno podrá
florecer. Tradicionalmente, ha habido reticencia a ir en esa dirección. Sin
embargo, los tiempos han cambiado.
En
1984, un grupo de jóvenes científicos sociales, todos afiliados a sindicatos de
clase, creó una organización llamada BIEN, la Red Europea de la Renta Básica [por sus siglas en inglés: Basic Income
European Network]. Desde entonces, esta organización ha atraído a un amplio
sector de miembros desde todo el mundo. La afiliación a BIEN no obliga a nadie
a adherirse a una visión particular. Pero en la práctica, la mayoría de los
miembros creen en la conveniencia de avanzar hacia una sociedad en la que todo
el mundo tenga derecho a la seguridad derivada de unos ingresos básicos. Aunque
algunos miembros no estén de acuerdo con todos los detalles, a continuación
definiremos a grandes rasgos lo que queremos decir.
Lo
más importante es que estamos hablando de seguridad básica como un derecho
económico y social.
Éste
es un derecho esencialmente republicano o exigible, desarrollado por Rousseau,
Thomas Paine y otros. Una derecho exigible implica que las políticas y las
instituciones deben avanzar hacia la realización de ese derecho. Un derecho -y
esto es importante dada la forma en que los debates de política social han
evolucionado en los últimos años- es incondicional en términos de procedencia [procede o no recibir algo]. No se tiene
un “derecho” si se tiene que hacer x, y, z con el fin de tener la prerrogativa
de algo. Eso no es un derecho. Un derecho es un derecho.
En
segundo lugar, estamos hablando de la seguridad básica. Básica significa que
debe ser significativa, no un mero gesto, aunque no tanta que conduzca a la
indolencia y a la pérdida de motivación para trabajar, desarrollarse. . . Pero
por encima de todo, debe ser suficiente para convertirnos en ciudadanos capaces
de tomar decisiones racionales. Debe ser algo básico y debe ser significativo.
En
tercer lugar, para la seguridad de la renta básica, el ingreso tiene que venir
de una forma que no se perciba como paternalista.
No
se debe dar como un gesto discrecional, por la bondad del corazón de alguien;
no es caridad. Debe dotarse de forma que el receptor pueda decidir cómo usarlo.
Debe ser individual y debe ser igual, con suplementos para las personas con
necesidades especiales, por discapacidades o debilidades. Debe recibirse de
forma que la gente pueda tomar decisiones racionales.
En
cuarto lugar, la renta básica debe ser considerada como la base de un sistema
de protección social, coronando [y no
sustituyendo] lo que debería ser suplementos para necesidades especiales
(como la discapacidad) y una seguridad social [seguro social], así como aquellos beneficios laborales negociados
colectivamente.
En
quinto lugar, la transición hacia una renta básica debe ser vista como una
evolución, una forma de continuidad, y no un proceso tan radical como algunos
entusiastas transmiten y muchos críticos parecen creer. En muchos países, ya
existen muchos de los elementos que la componen, y otros están surgiendo. Un
factor clave es la integración de los sistemas fiscales y de prestaciones, que
en esos países se está alcanzando rápidamente. La mayoría de los que creen que
la renta básica debería ser la base de una estrategia redistributiva abogan por
un enfoque paso a paso, unificando la multiplicidad de sistemas existentes en
una base universal. Se han propuesto varias rutas de transición, de alguna
manera como si viniera "por la puerta trasera" (7).
Algunos
defensores creen que el importe pagado debe ser bajo en un principio, hasta
llegar a un nivel decente, a medida que vaya siendo aceptado el incremento. Otros
creen que la renta básica debe ser pagada inicialmente a aquellos grupos
sociales seleccionados considerados especialmente vulnerables a la pobreza y la
inseguridad, y luego irla extendiendo gradualmente a otros grupos. Ese es el
camino que se ha tomado en Brasil, con sus esquemas de renda minima y de bolsa
escola, que se han desarrollado bajo la bolsa familia durante el gobierno de
Lula. Otros, como Sir Tony Atkinson, han abogado por una renta de participación
(participation income) como un paso intermedio hacia una renta básica completa,
en la que ciertos trabajos comunitarios serían condición para tener derecho a
la renta básica, lo que contribuiría a legitimar el concepto ante la clase
media. El punto clave es que los responsables políticos puedan adoptar un
enfoque gradual, acorde con la naturaleza posibilista de los políticos modernos
y de sus asesores.
Por
último, el nombre no debe distraer la atención de lo esencial de la idea. El
punto central es que estamos hablando de un derecho económico fundamental. Otros
nombres a veces utilizados incluyen subvención ingresos para la ciudadanía y
dividendo social. En Sudáfrica, donde la central sindical COSATU está haciendo
campaña activamente para ello, ha sido adoptado el término Subvención de Renta
Básica (8).
Con
esos elementos definitorios en mente, también hay dos principios de política
que deben guiarnos en la reflexión sobre las políticas re-distributivas y de
protección. El primero, a partir de John Rawls, es lo que podría llamarse el "principio
de la diferencia de seguridad": Una política o un cambio institucional es
socialmente justo sólo si mejora la seguridad de los grupos menos seguros en la
sociedad
El
segundo principio es lo que llamo ‘el principio del test de paternalismo’. Este
principio ha sido abandonado tanto por los asesores de política social como por
los políticos en los últimos diez años en Europa y en otros lugares.
El
principio del test de paternalismo es el siguiente: Una política o un cambio
institucional es justo sólo si no impone sobre algunos grupos controles que no
se imponen a los grupos más libres de la sociedad. Eso, por supuesto, se
refiere a las políticas de prestaciones sociales condicionadas (“workfare”,
Nota del traductor: se utiliza en ingles este término porque, usualmente, las
condiciones para las prestaciones sociales están referidas a temas relacionados
con el mundo del trabajo) y también a otras políticas que se vienen dando.
Los “contras”
Antes
de considerar las ventajas de una renta básica, y las razones por la que los
sindicatos deban adoptar un papel de liderazgo en sus actividades de promoción,
vale la pena tratar brevemente las principales objeciones que se han hecho en
los últimos años. Dado que esto se ha hecho en profundidad en otros lugares, esta
sección será relativamente breve, revisando las objeciones en forma resumida.
Reivindicación 1: Una
renta básica completa no ha sido establecida en ninguna parte, por lo que no
debe ser correcta su implantación.
Respuesta:
(i)
Esta objeción se ha hecho para toda reforma progresista, y como Hirschmann
mostró, las reclamaciones de futilidad (no va a funcionar), peligro (que pondrá
en peligro otros objetivos) y perversidad (tendrá consecuencias no deseadas)
casi siempre ha sido realizadas… hasta que se ha introducido la reforma,
después de lo cual las reclamaciones de alguna manera se evaporan (9). En los
meses previos a que Mitterrand introdujera la Renta Mínima de Inserción
(Revenue Minimum d’Insertion) en Francia, todos sus asesores y analistas
dijeron que no podría ser introducida; unos meses más tarde fue aceptada por
prácticamente todo el mundo.
(ii)
Ya se han realizado movimientos hacia una renta básica. Además de la RMI en
Francia y en otros lugares, también lo es el Fondo Permanente de Alaska, que
paga un dividendo anual a cada residente del estado, así como la Bolsa Familia
y programas similares en varios países de América Latina.
Reivindicación 2:
Un ingreso básico costaría demasiado. Se requeriría mayores impuestos, minoraría
(por desplazamiento) el gasto público y privado y afectaría la confianza
extranjera en la economía.
Respuesta:
(i)
Una renta básica reemplazaría muchos de los sistemas ya existentes, lo que
implica que, en gran medida, sería simplemente una cuestión de la sustitución
de unos gastos monetarios condicionados por otro incondicional.
(ii)
Una parte del aumento en el gasto público neto vendría motivada por el hecho de
que mientras que todos los gobiernos tienen un compromiso público con la
erradicación de la pobreza de ingresos, en realidad operan esquemas que gastan
menos de lo necesario, con un escaso uso de una política fiscal sobre
beneficios monetarios supuestamente disponibles. Siendo esto lo que ocurre en
casi todos los beneficios verificados.
(iii)
El argumento de los costes se reduce por lo general a una cuestión de
prioridades.
(iv)
La afirmación de que el gasto en un ingreso básico significaría aumentar el
gasto público, lo que reduciría la confianza internacional en la economía
nacional, es a menudo engañoso, como por ejemplo en Sudáfrica. Reducir la
pobreza de manera efectiva sería una buena forma de inducir una menor
delincuencia y una mayor estabilidad social, por lo que induce una mayor
confianza extranjera.
(v)
Diversos cálculos de costes realizados en países ricos y en desarrollo han
demostrado que incluso en supuestos restrictivos, la renta básica es asequible,
y como máximo implicaría un pequeño aumento en el gasto público y / o un
modesto aumento en las tasas de impuestos sobre los tramos de ingresos
superiores a la media. Por ejemplo, en Sudáfrica, una modesta renta básica
podría ser pagada simplemente invirtiendo los recortes de impuestos a los
grupos de ingresos más altos desde que el ANC llegó al poder. En Turquía, una
renta básica podría ser pagada a partir de sólo un extra de 1 % del PIB sobre
al gasto asignado a protección social (10).
(vi)
La mayoría de los regímenes de seguridad social existentes, como las
prestaciones por desempleo, producen "trampas de pobreza" y
"trampas del desempleo": un trabajo remunerado legal es rechazado
porque el beneficiario de la prestación condicionada (“workfare”) ganaría muy
poco o nada aceptando un trabajo mal pagado. Una consecuencia de la propagación
de este tipo de esquemas ha sido el crecimiento en la extensión de la economía
sumergida, lo que acaba resultando en una menor recaudación fiscal. Es casi
seguro que una renta básica revertiría esa tendencia, lo que provocaría mayores
ingresos fiscales, reduciendo el costo neto del cambio.
Reivindicación 3: Una
Renta Básica aumentaría la inflación impulsada por su coste.
Respuesta:
(i)
La mayoría de las respuestas al argumento de los costes también se aplicaran
aquí.
(ii)
Una renta básica induciría un cambio en la estructura de la demanda hacia
bienes producidos en el país, en lugar de productos importados, lo que tendería
a elevar el tipo de cambio y detener la inflación.
Reivindicación 4:
Un ingreso básico socavaría el "principio de reciprocidad", que
afirma que sólo aquellos que hacen una contribución a la sociedad merecen el
apoyo de la sociedad
Respuesta:
(i)
Este "principio" es arbitrario, pues no se aplique a los ricos
ociosos ni a los que han heredado la riqueza, a los que nunca se les requiere
para poner algo de su parte en la sociedad
(ii)
No hay ninguna razón para suponer que sólo el trabajo remunerado 'contribuye ';
otras formas de trabajo no retribuido, como la atención a terceros y el trabajo
comunitario, deben contar, incluso si uno pensara que tal principio fuera
justificable.
(iii)
Es una afirmación paternalista: ¿Quién determina qué cuenta como deberes, y a
quiénes se debería tener en cuenta?
Reivindicación 5:
Un ingreso básico sería un desincentivo para trabajar, fomentando la ociosidad
y la "dependencia".
Respuesta:
(i)
La gran mayoría de la gente quiere trabajar y mejorar por sí mismos; es un
insulto gratuito pensar que estarían satisfechos con un ingreso básico modesto.
(ii)
Una renta básica pondría presión sobre las empresas para hacer más atractivo el
empleo, en lugar de basarse en el miedo y en la obligación dea aceptar
condiciones de trabajo precarias.
(iii)
Facilitará la participación de la fuerza de trabajo por la reducción del costo
de la búsqueda de empleo.
Un
ejemplo es la experiencia con la bolsa escola brasileña. Las evaluaciones
muestran que lo que equivalía a una renta básica para las mujeres con niños
pequeños llevó a un aumento de su participación en la fuerza laboral, así como
a una reducción en el trabajo infantil y la pobreza femenina.
(iv)
Como se ha señalado con respecto a la reclamación de gastos, mediante la
reducción de "trampas de pobreza" y "trampas del
desempleo", una renta básica podría aumentar la oferta de trabajo legal,
que afectaría tanto a los desempleados y como a los marginados de la fuerza
laboral.
(v)
En los EE. UU. , hace unos años se introdujo un impuesto negativo (NIT)
experimentalmente en comunidades piloto. Antes de que las pruebas piloto se
pudieron evaluar, perjuicios políticos intervinieron pronto para acabar con
ellas, lo que refleja la existencia de efectos aparentemente liberadores de la
política entre los pobres, cosa que disgustaba a ciertos grupos conservadores
(11). Pero la muerte política de los experimentos no se produjo antes de que
una gran cantidad de datos fueran recogidos sobre los efectos de la NIT en los
trabajadores y sus familias. Fue una pena que los sindicatos no estuvieran
suficientemente interesados en movilizarse en defensa de los experimentos, lo
que posiblemente reflejaba su miedo al potencial liberador que a los
trabajadores da la libertad económica real. De todos modos, los datos fueron
posteriormente objeto de un extraordinario número de evaluaciones
independientes. Los resultados mostraron que los cínicos estaban equivocados. Una
revisión de 345 estudios encontró que no hubo un efecto global significativo en
la oferta de trabajo en un sentido u otro (12).
(vi)
Debido a que el efecto en los grupos de ingresos más altos puede a lo sumo
significar una pequeña disminución en las horas remuneradas trabajadas, la
medida podría realmente inducir alguna repartición del trabajo, en beneficio de
los trabajadores y del mercado laboral.
Reivindicación 6: Una
renta básica daría lugar a salarios más bajos, porque los empleadores podrían
pensar que pueden pagar menos
Respuesta:
(i)
Los salarios están determinados principalmente por la capacidad de negociación,
y si una persona no está segura en su posición, sus salarios tenderán a
actualizarse dramáticamente hacia abajo. Una renta básica mejora, como mínimo,
la sensación de seguridad de una persona, y así fortalece su posición de
negociación (resulta empoderada). Por otra parte, hablar de "salarios de
eficiencia" significa que si un empleador paga salarios inferiores al
nivel normal, los trabajadores ajustarán en consecuencia su esfuerzo y
compromiso.
No
hay ninguna razón para suponer que la renta básica tenga ningún efecto negativo
en los salarios; por el contrario, y sobre todo en el extremo inferior del
mercado de trabajo, podría ayudar a elevarlos.
Alegación 7: Una
renta básica podría reducir la presión sobre los gobiernos para crear puestos
de trabajo
Respuesta:
(i)
¡En la mayoría de los países, no existe hoy mucha presión! (ii) Los trabajos
deben ser generados por la existencia de una demanda adecuada para esos
trabajos y por la capacidad de la gente corriente para demandar bienes y
servicios que generan oportunidades de obtener ingresos. Los empleos creados
por sí mismos [Nota del traductor: de
alguna manera la “keynessiana” fórmula de pagar por hacer agujeros y
seguidamente volver a pagar para volveros a tapar] son artificiales,
degradantes, por lo general son no sostenibles y a menudo propensos a inducir a
la ineficiencia y "efectos de sustitución” (desplazando otros planes de
empleo para parados).
Alegación 8: El
pago de una renta básica supondría un inútil proceso iterativo: primero pagar a
todo el mundo y luego exigir de nuevo a los contribuyentes que te devuelvan lo
pagado a través de impuestos [Nota del traductor: es un libérrima traducción de: “Paying a basic
income would involve useless income ‘churning’, paying out to everybody and
then clawing it back from tax payers. ”].
Respuesta:
(i)
Siempre existirá algún dinero de ida y vuelta, pero esta supuesta pequeña
ineficiencia simplifica el proceso y lo hace más transparente y equitativo. Actualmente,
ya se da la iteración en la "imposición sobre los beneficios de la clase
media", y se hace porque esa “ida y vuelta (impuestos por servicios)” es
más eficiente para operar los complejos esquemas que caracterizan a los
sistemas de seguridad social.
(ii)
La creciente integración de los sistemas fiscales y de prestaciones es una
tendencia mundial, incluso en muchos países en desarrollo, por lo que los
argumentos de su supuesta ineficiencia son cada vez más irrelevantes.
Reivindicación 9: El
nivel de un ingreso básico sería no podría estar determinado de una vez por
todas, y por ello sería políticamente manipulable, por ejemplo elevándolo justo
antes de unas elecciones
Respuesta:
(i)
Se trata de una cuestión de gobernanza que podría ser resuelto a través de la
creación de una autoridad independiente, por lo que el nivel de la RB sería
independiente del gobierno, como en estos días es la política monetaria. O
podría estar vinculado automáticamente a los movimientos en la renta nacional o
al promedio de los ingresos, como es el caso de muchos sistemas públicos de
pensiones.
En
suma, y con sólo que se desee hacerlo, las reclamaciones formuladas contra un
proceso que permita avanzar hacia una renta básica pueden ser respondidas. Lo
que es importante es que se debe evitar la reacción hostil basada en
prejuicios, a la par que debemos pensar qué clase de "trabajo
decente" debe basar la sociedad que queremos fomentar en los próximos años.
Los
"pros"
Existen
varias ventajas en la renta básica que los sindicalistas y los progresistas
podrían seguramente desea promover. Vamos a relacionarlas, sin que el orden de
aparición lleve implícito la importancia de las mismas.
Una
renta básica sería una medida socialmente justa, y daría contenido a la Declaración
de la ONU de los Derechos Humanos, en especial el artículo 23. Dotaría de
sustancia a ese principio igualitario mencionado al principio, dando una
seguridad económica básica para la igualdad. También corresponde a lo que hemos
visto ser el sentimiento con más amplio apoyo entre las personas de todos los
niveles de condición social, que todo el mundo debería recibir unos ingresos
adecuados que les permitan sobrevivir (13). Una renta básica apela al sentido
de justicia de las personas.
Al
proporcionar una seguridad básica, también tiende a reforzar el sentido de
solidaridad social.
La
necesidad de reforzar la solidaridad no puede dejar de enfatizarse en este
momento histórico.
Podría
decirse que nunca hemos estado más amenazados o hemos sido más frágiles. Y a
menos que podamos desarrollar los medios para fortalecer las diversas formas de
solidaridad social, todos los órganos colectivos, incluidos los sindicatos,
tendrán una mayor dificultad para convocar y atraer a miembros potenciales.
Se
realizó una serie de experimentos psicológicos en Canadá, EE. UU. y Polonia, en
la que se pidió a la gente elegir qué principio de justicia les haría sentirse
más favorecidos. Una gran mayoría eligió una renta básica como forma de
asegurar una “mínima base” social [Nota
del traductor, libre traducción de “the floor constraint”]. Y esta mayoría
creció cuando deliberaron sobre las opciones, lo que nos permite destacar la
importancia de la "democracia deliberativa" (14).
Una
renta básica también aumentaría la libertad real. En la verdadera tradición
republicana, a la que la mayoría de los igualitaristas (y, por lo tanto,
sindicalistas) pertenecen, la libertad no es posible sin la independencia de
los individuos. Fue precisamente por fortalecer los derechos individuales la razón
por la que Thomas Paine la apoyó. Lo que debería ser entendido por todos
aquellos de la “Tercera Vía” es que la verdadera libertad es la única forma
viable y equitativa de inducir un comportamiento socialmente responsable.
Una
renta básica también sería una política muy adecuada para responder tanto a una
de las mayores crisis de la era de la globalización y como a la redistribución
de esos activos clave identificados en la introducción. Se animaría a las
personas a obtener un mayor control personal sobre cómo utilizan su tiempo (15).
Cualquiera que se coloca a sí mismo en 'la izquierda' debe estar dispuesto a
políticas para que los pobres y los vulnerables ganen más control sobre los
activos clave de la sociedad, y el tiempo es uno de ellos.
Por
la misma razón, la concesión de una renta básica ayudaría a legitimar las
formas de trabajo que no sean asalariadas, como el trabajo de cuidado y el
trabajo comunitario. Esto es particularmente importante si queremos vivir en
sociedades en las que cada vez más y más personas puedan ser trabajadores en el
sentido más rico de ese término, combinando una variedad de tipos de empleo en
diferentes estatus de trabajo (asalariado, no asalariado…).
Del
mismo modo, facilitaría las formas más deseables de la flexibilidad del mercado
laboral.
Una
forma sería permitir emplear con baja remuneración a los hoy marginados de la
fuerza de trabajo por su baja productividad. También significaría, como se ha
señalado anteriormente, alentar a los empresarios a hacer los puestos de trabajo
más atractivos, ya que los trabajadores podrían negociar con mayor fuerza
(mayor empoderamiento) las condiciones de trabajo y retribución.
Hay
otras dos ventajas que se pueden obtener de una renta básica. En realidad,
podría impulsar el crecimiento económico, al cambiar la estructura de la
demanda de manera que se aumentaría el gasto en bienes y servicios locales y,
en las zonas de bajos ingresos, mediante la mejora de la salud, la nutrición y
la moral de los trabajadores, resultaría en una mejora de la productividad. Y
ahorraría costos administrativos, ya que sería un sistema fácil de gestionar y
operar, con menos de formularios a cumplimentar, sin juicios discrecionales que
deben tomar los burócratas locales, sin los consecuentes procesos de apelación
y con una mayor individualización de las transferencias que reducirían la
complejidad del sistema de beneficio fiscal.
Estas
dos últimas consideraciones pueden entenderse de menor importancia en una
estrategia global. Los puntos clave son que aumentaría la libertad real,
igualaría la seguridad básica y facilitaría un modelo más flexible del trabajo.
Hasta ahora, he hecho hincapié en el atractivo más amplio de avanzar hacia la
seguridad derivada de la renta básica como un derecho. Por otra parte, el
vínculo con el gran reto del desempleo es fundamental. La imagen de desempleo
sigue siendo la que cristalizó en la Gran Depresión, los hombres despedidos
caminando por las calles con tristeza, humillados y desesperados. Cosa que
sucede todavía en casi todas partes. Pero la imagen se ha mezclado con muchos
otras, que van desde la falsa imagen de unos adolescentes acostados en la cama
escuchando música para "amas de casa" sin querer realmente un trabajo
a tiempo completo, a la no menos falsa imagen de que los desempleados son
alcohólicos y "vagos" socialmente enfermos que aunque no quieran son
"empleables". Todas estas imágenes han sido utilizadas por ciertos
políticos y comentaristas para menospreciar el desempleo y para justificar la
transformación de la política social en acciones cada vez más paternalistas y
enjuiciadoras de la persona y no del sistema.
Los
sistemas de prestaciones de desempleo están siendo cercenados (16). En su
lugar, las políticas de 'workfaretype' (políticas de prestaciones sociales
condicionadas a encontrar trabajo) han proliferado. Muchas formas de inequidad
han venido con ellas.
Las
trampas de desempleo siempre han estado omnipresentes, y muchas personas han
aceptado puestos de trabajo temporales a pesar de su interés a por trabajar de
forma indefinida. Por supuesto, muchos funcionarios locales hacen un buen
trabajo, muchos pueden tener presente en su pensamiento los intereses de sus
desempleados "clientes". Pero mientras las políticas sean coercitivas
o punitivas -perderás los beneficios si no haces lo que te decimos- son -o
deberían ser vistas- como una limitación de la libertad del individuo.
Tener
políticas para ayudar a los desempleados obviamente es deseable. Pero las
políticas deben ser auténticamente voluntarias y no ser paternalistas o
punitivas. Tener una renta básica como un derecho, no sería “abolir el
desempleo” o descuidar la necesidad de políticas para la reducción del
desempleo. Pero sería de gran ayuda para mejorar y racionalizar la búsqueda de
empleo, dando a la gente una mayor sensación de dignidad y proporcionándole
calma para tomar decisiones racionales de largo plazo para su carrera laboral o
personal.
Reflexiones finales
Este
podría ser un momento extraordinario para los progresistas del mundo. Hay
momentos en que la derrota sucede a la derrota, en que se detiene la marcha
hacia adelante o temporalmente se vuelve atrás.
En
otros puedes intuir una camino hacia adelante, es cuando aparecen nuevos
movimientos, el miedo cambia de bando, los ricos y los poderosos ceden concesiones
y algo así como la visión de una utopía entusiasma a los progresistas de casi
todas partes.
Algunas
épocas son como esa misteriosa tranquilidad que ves en el mar cuando la marea
está a punto de cambiar. La fuerza de la marea de algún un modo ha llegado a su
fin, pero el reflujo todavía tiene que recuperar su propia fuerza. El pescador
astuto sabe que es ahora cuando los peces empiezan a picar.
Nos
encontramos en un momento así. Los progresistas avanzaron, intelectual y
políticamente, entre finales de 1940 y principios de 1970. La década de 1970
fue un período de calma, en el que las ideas reaccionarias cristalizaron en una
estrategia coherente. El período entre aproximadamente 1980 y finales del siglo
20 fue una de retirada progresivo de las políticas progresistas, cuando el
thatcherismo y el reaganismo marcó el comienzo de un período dominado por el
"neo-liberalismo", "el consenso de Washington " y la
"economía de la oferta” [‘supply
side economics’].
Finalmente
los socialdemócratas respondieron, pero lo hicieron de una manera tibia, a la
defensiva, característicamente llamando a su modesta agenda ' la tercera vía ',
lo que generó la respuesta del 'conservadurismo compasivo'.
La
marea anti-progresista siguió su curso. Pueden ganar elecciones, y la marea seguirá
empujando más. Sin embargo, las inseguridades y desigualdades se han convertido
en algo repugnante y corrosivo, fomentando la inestabilidad y las reacciones
sociales que amenazan el crecimiento económico y el desarrollo humano. Intelectualmente,
la voz progresista se está convirtiendo en más fuerte, porque los que quieren
hablar ya no tienen miedo de ser barridos. La timidez en que se basaron los
remiendos y los eufemismos de los socialdemócratas en la década de 1990 es hoy
insuficiente para los desafíos de la época.
El
período de calma entre las mareas aún está aquí. Sin embargo, tenemos una gran
oportunidad para desarrollar una nueva visión progresista, si tenemos el valor
de asumirla y de tener una mente abierta. Abierta incluso para opiniones que durante
mucho tiempo han parecido ser sólo parte de una retórica progresista. En
particular, y por el futuro de los sindicatos, tenemos que repensar qué trabajo
que queremos promover y qué tipo de seguridad fomentará este trabajo. Para
ello, debemos pensar con radicalidad. Este es un momento histórico, que sólo
aparece cada pocas décadas. Existe el riesgo de que se pierda esta
oportunidades para el pensamiento progresista. Pero no tengo dudas de que
estamos a punto de ver un nuevo tirón hacia adelante. Una renta básica debe ser
parte de eso.
Guy
Standing
Director
Socioeconómico Programa de Seguridad de la OIT. Este artículo está escrito a
título personal.
Todas
las opiniones son las del autor y no deben atribuirse a la OIT.
Notas
1
William Shakespeare, Julio César, IV, iii, L.11 - 12.
2
Para una evaluación completa, consulte la OIT de 2004.
3
Para argumentos, consulte Permanente 2002, en particular los capítulos 6 y 8.
4
Véase Standing 2002 y 2004a.
5
Véase Arendt 1957.
6
Recuerdo un asesor diciendo en un "retiro", "Si no se ajustan a
un comportamiento socialmente responsable, se les deben negar los beneficios y
el acceso a los servicios públicos." Sólo queda un pequeño paso para
añadir "e incluso la ciudadanía".
7
Véase Atkinson 2004.
8
También he propuesto el término de Subvención de Solidaridad para enfatizar el
contexto post-apartheid. Para una revisión de los costes y beneficios, véase
Standing y Samson 2003 En África del Sur, además de los sindicatos, una amplia
coalición de grupos están haciendo campaña para una renta básica, incluidos
grupos de mujeres, iglesias, representantes de las personas con discapacidad y
miembros de varios partidos políticos.
9
Véase Hirschman 1991.
10
Véase Bugra y Keyder 2004.
11
Una reacción similar se ha fijado con respecto al Fondo Permanente de Alaska
Los republicanos se han coaligado para eliminarlo y convertir los activos
financieros en fondos de unas pocas corporaciones favorecidas, a pesar de que
el Fondo ha demostrado ser muy popular entre los residentes de Alaska y a pesar
de su éxito durante más de una década (Goldsmith 2004).
12
Véase Widerquist 2004.
13
Así se desprende de nuestras Encuestas sobre la Seguridad de la Gente, hasta
ahora llevadas a cabo en 15 países, que han conllevado entrevistas con cerca de
48.000 adultos (OIT 2004, capítulo 12).
14
Véase Frohlich y Oppenheimer 1992. Véase también los resultados del Proyecto
Internacional de Justicia Social, recogido en el capítulo 12 del informe de la
OIT de 2004,.
15
Esto se explica en otro lugar (véase Standing 2004b).
16
Para más información de este tendencia internacional, véase OIT de 2004,
especialmente el capítulo 3.
References
Arendt,
H. (1957) The Human Condition, Chicago: University of Chicago Press.
Atkinson,
A. (2004) ‘How basic income is moving up the policy agenda: News from the future’,
in G. Standing (ed.) (2004a), 41-52.
Bugra,
A. and C. Keyder (2004) ‘Arguing for basic income in Turkey: Main challenges’, paper
presented at Tenth BIEN Congress, Barcelona, 19-21 September, 2004.
Frohlich,
N. and J. Oppenheimer (1992) Choosing Justice: An Experimental Approach to
Ethical Theory, Berkeley: University of California Press.
Goldsmith,
S. (2004) ‘The Alaska Permanent Fund Dividend: An experiment in wealth distribution’,
in G. Standing (ed.) (2004a), 549-562.
Hirschman,
A. (1991) The Rhetoric of Reaction: Perversity, Futility, Jeopardy, Cambridge,
Mass.: Harvard University Press.
ILO
(2004) Socio-Economic Security Programme, Economic Security for a Better World,
Geneva: ILO.
Standing,
G. (2002) Beyond the New Paternalism: Basic Security as Equality, London: Verso.
Standing,
G. (ed.) (2004a) Promoting Income Security as a Right: Europe and North America,
London: Anthem Press.
Standing,
G. (2004b) ‘About time: Basic income security as a right’, in G. Standing (ed.)
(2004a), 1-40.
Standing,
G. and M. Samson (eds.) (2003) A Basic Income Grant for South Africa, Cape Town:
University of Cape Town Press.
Widerquist,
W. (2004) ‘A failure to communicate: The labour market findings of the negative
income tax experiments and their effects on policy and public opinion’, in G.
Standing (ed.) 2004a, 497-538.
[i] [Nota
del traductor: todo lo que está entre corchetes, o bien es una ampliación, o
bien es un comentario o bien es el término directamente en inglés ante la duda
de cómo realizar una correcta traducción]
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