“El Partido Socialista es un organismo muerto”
El líder del partido Nouvelle Donne considera "un giro neoliberal" a la política de Hollande
Miembro del Colectivo Roosevelt fundado en 2012 por los viejos
combatientes y modernos indignados Stéphane Hessel y Edgar Morin, el
político, economista e ingeniero agrónomo Pierre Larrouturou es uno de
los raros expertos que vio venir y anunció la llegada de la gran
recesión. Diez años dirigente del Partido Socialista francés
y dos de los Verdes, Larrouturou (Périgueux, 1964) abandonó el PS en
2009, volvió en 2012 y el año pasado publicó con el exprimer ministro
Michel Rocard el ensayo La gauche n’a plus droit à l’erreur (La
izquierda no tiene derecho a equivocarse, Flammarion), un brillante
análisis de las causas de la crisis que propone 15 soluciones concretas
para afrontar lo que el exprimer ministro socialista definió en 2007
como la “crisis suicida del capitalismo”.
Ahora, Larrouturou ha convertido su vieja corriente socialista —llamada Nouvelle Donne (Nueva Situación) en homenaje a las reformas conocidas como el New Deal que puso en marcha en 1933 el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt—, en un partido que concurrirá, hermanado con el Partido X español, a las elecciones europeas con el apoyo de, entre otros, Susan George, Rocard, Morin, la familia de Hessel y el empresario Alain Godard.
Los sondeos solo les conceden un 3% de intención de voto, pero el autor del panfleto C’est plus grave que çe qu’on vous dit... mais on peut s’en sortir! (Es más grave de lo que les cuentan, ¡pero podemos salir!, Nova Éditions) confía en obtener el 5% necesario para llegar a Estrasburgo con su medida faro: la semana laboral de 32 horas, que según afirma crearía dos millones de empleos.
Indignado con el plan de austeridad votado ayer en la Asamblea Nacional, Larrouturou, que todavía es consejero regional socialista en Île de France, afirma que “el PS es un organismo muerto desde 2002”, y cuenta que Michel Rocard “salió aterrorizado y sin esperanza” de sus reuniones con François Hollande y su principal asesor económico, el exbanquero Emmanuel Maccron: “Es ridículo, mientras Obama y Merkel ponen el acento en la justicia social y el fraude fiscal, Hollande y Valls están aplicando recetas fracasadas desde hace 30 años”.
Pregunta: ¿Cómo definiría esta nueva política de Hollande?
Respuesta: Es un giro neoliberal, ciego y trasnochado incluso para el gusto de Alemania, con un toque japonés. Mientras Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y Austria apuestan por subir el salario mínimo y por combatir la evasión fiscal para estimular el consumo, Hollande hace lo contrario, bajar los impuestos en 30.000 millones a las empresas y recortar en 50.000 millones el gasto. La falacia consiste en decir que solo así se creará empleo, volverá el crecimiento y el país mantendrá su soberanía. Que se lo digan a Grecia, a Portugal y a España...
P. El Gobierno dice que Bruselas obliga a recortar.
R. Es cierto que hay que recortar algunas cosas, sobre todo el gasto en antibióticos. Y que es urgente es reducir el peso de la deuda. Pero debe hacerse de otra forma. Hay que cambiar los tratados europeos para que el BCE preste dinero al 0%; así nos liberaríamos de 20.000 millones anuales. El impuesto de sociedades ha bajado en Europa desde una media del 37% en 1995 hasta el 25% actual. Si se unificara al 40%, el nivel que mantiene EEUU, Francia ingresaría 21.000 millones más al año y España 18.000. Pero Hollande se empeña en lo contrario: dar barra libre a los bancos, aguar la Tasa Tobin y congelar los salarios de los funcionarios y las pensiones. Jean-Marc Ayrault se marchó desesperado por la inacción de Hollande en Europa y por la ausencia de diálogo. Seguimos viviendo en un sistema monárquico. Y el PS está muerto desde 2002. Hollande se comprometió a hacer dos convenciones anuales para reflexionar. En diez años no hizo ninguna.
P. Irlanda u Holanda jamás se dejarán subir el impuesto de sociedades.
R. Solo hay que mostrarles los datos. Según la OCDE, que no es precisamente un órgano de propaganda estalinista, entre 1980 y 2010 los mercados financieros se han comido el 150% del PIB europeo que antes iba a sueldos públicos y privados o a las arcas estatales. Ese dinero se ha transferido desde los bolsillos de los trabajadores a paraísos fiscales. Obama lo sabe e intenta acabar con eso. Hollande no hace nada, salvo poner a Valls al frente del Gobierno para quemarlo y preparar la cohabitación con la derecha. Sabe que ningún presidente ha sido reelegido salvo cuando ha habido cohabitación. Ya verá cómo en unos meses Valls dimitirá y Hollande disolverá el Parlamento...
P. Su partido propone instaurar la semana laboral de 32 horas y cuatro días para luchar contra el paro. Pero algunos ya cuestionan las 35 horas. ¿Es factible?
R. La productividad en Francia ha aumentado en 40 años un 50% gracias a la tecnología. El salto a las 35 horas ha sido un semifracaso, pero sirvió para crear 300.000 empleos. Un estudio ministerial muestra que si la semana pasara a cuatro días, se crearían 1,6 millones de empleos nuevos. Otro estudio afirma que la media de trabajo hoy es de 39,6 horas. Unos trabajan 40, y otros cero, la medida solo beneficia a las empresas. Trabajar 32 horas es más inteligente, más sencillo, más humano, más económico y mejor para los trabajadores y para el país. Si a ese se le suma un pacto europeo por la energía a largo plazo, Si hay dos millones de consumidores nuevos, el crecimiento y la actividad volverán. Con sus recortes sociales y del gasto y las leyes Hartz, el PIB de Alemania ha crecido menos que el de Francia, que lleva 30 años sin crecer en términos reales. Estados Unidos tampoco crece pese a las masivas inyecciones de capital. Y en China está explotando la burbuja inmobiliaria. El drama es que los socialistas, en vez de regular y aumentar derechos, suprimen todas las reglas. Como dicen los indignados españoles, esto no es una crisis, es una estafa. Su objetivo es que muramos siendo los más competitivos del cementerio. Es urgente hacer una política distinta. Si no, muy pronto será el Frente Nacional el que la haga.
Ahora, Larrouturou ha convertido su vieja corriente socialista —llamada Nouvelle Donne (Nueva Situación) en homenaje a las reformas conocidas como el New Deal que puso en marcha en 1933 el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt—, en un partido que concurrirá, hermanado con el Partido X español, a las elecciones europeas con el apoyo de, entre otros, Susan George, Rocard, Morin, la familia de Hessel y el empresario Alain Godard.
Los sondeos solo les conceden un 3% de intención de voto, pero el autor del panfleto C’est plus grave que çe qu’on vous dit... mais on peut s’en sortir! (Es más grave de lo que les cuentan, ¡pero podemos salir!, Nova Éditions) confía en obtener el 5% necesario para llegar a Estrasburgo con su medida faro: la semana laboral de 32 horas, que según afirma crearía dos millones de empleos.
Indignado con el plan de austeridad votado ayer en la Asamblea Nacional, Larrouturou, que todavía es consejero regional socialista en Île de France, afirma que “el PS es un organismo muerto desde 2002”, y cuenta que Michel Rocard “salió aterrorizado y sin esperanza” de sus reuniones con François Hollande y su principal asesor económico, el exbanquero Emmanuel Maccron: “Es ridículo, mientras Obama y Merkel ponen el acento en la justicia social y el fraude fiscal, Hollande y Valls están aplicando recetas fracasadas desde hace 30 años”.
Pregunta: ¿Cómo definiría esta nueva política de Hollande?
Respuesta: Es un giro neoliberal, ciego y trasnochado incluso para el gusto de Alemania, con un toque japonés. Mientras Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y Austria apuestan por subir el salario mínimo y por combatir la evasión fiscal para estimular el consumo, Hollande hace lo contrario, bajar los impuestos en 30.000 millones a las empresas y recortar en 50.000 millones el gasto. La falacia consiste en decir que solo así se creará empleo, volverá el crecimiento y el país mantendrá su soberanía. Que se lo digan a Grecia, a Portugal y a España...
P. El Gobierno dice que Bruselas obliga a recortar.
R. Es cierto que hay que recortar algunas cosas, sobre todo el gasto en antibióticos. Y que es urgente es reducir el peso de la deuda. Pero debe hacerse de otra forma. Hay que cambiar los tratados europeos para que el BCE preste dinero al 0%; así nos liberaríamos de 20.000 millones anuales. El impuesto de sociedades ha bajado en Europa desde una media del 37% en 1995 hasta el 25% actual. Si se unificara al 40%, el nivel que mantiene EEUU, Francia ingresaría 21.000 millones más al año y España 18.000. Pero Hollande se empeña en lo contrario: dar barra libre a los bancos, aguar la Tasa Tobin y congelar los salarios de los funcionarios y las pensiones. Jean-Marc Ayrault se marchó desesperado por la inacción de Hollande en Europa y por la ausencia de diálogo. Seguimos viviendo en un sistema monárquico. Y el PS está muerto desde 2002. Hollande se comprometió a hacer dos convenciones anuales para reflexionar. En diez años no hizo ninguna.
P. Irlanda u Holanda jamás se dejarán subir el impuesto de sociedades.
R. Solo hay que mostrarles los datos. Según la OCDE, que no es precisamente un órgano de propaganda estalinista, entre 1980 y 2010 los mercados financieros se han comido el 150% del PIB europeo que antes iba a sueldos públicos y privados o a las arcas estatales. Ese dinero se ha transferido desde los bolsillos de los trabajadores a paraísos fiscales. Obama lo sabe e intenta acabar con eso. Hollande no hace nada, salvo poner a Valls al frente del Gobierno para quemarlo y preparar la cohabitación con la derecha. Sabe que ningún presidente ha sido reelegido salvo cuando ha habido cohabitación. Ya verá cómo en unos meses Valls dimitirá y Hollande disolverá el Parlamento...
P. Su partido propone instaurar la semana laboral de 32 horas y cuatro días para luchar contra el paro. Pero algunos ya cuestionan las 35 horas. ¿Es factible?
R. La productividad en Francia ha aumentado en 40 años un 50% gracias a la tecnología. El salto a las 35 horas ha sido un semifracaso, pero sirvió para crear 300.000 empleos. Un estudio ministerial muestra que si la semana pasara a cuatro días, se crearían 1,6 millones de empleos nuevos. Otro estudio afirma que la media de trabajo hoy es de 39,6 horas. Unos trabajan 40, y otros cero, la medida solo beneficia a las empresas. Trabajar 32 horas es más inteligente, más sencillo, más humano, más económico y mejor para los trabajadores y para el país. Si a ese se le suma un pacto europeo por la energía a largo plazo, Si hay dos millones de consumidores nuevos, el crecimiento y la actividad volverán. Con sus recortes sociales y del gasto y las leyes Hartz, el PIB de Alemania ha crecido menos que el de Francia, que lleva 30 años sin crecer en términos reales. Estados Unidos tampoco crece pese a las masivas inyecciones de capital. Y en China está explotando la burbuja inmobiliaria. El drama es que los socialistas, en vez de regular y aumentar derechos, suprimen todas las reglas. Como dicen los indignados españoles, esto no es una crisis, es una estafa. Su objetivo es que muramos siendo los más competitivos del cementerio. Es urgente hacer una política distinta. Si no, muy pronto será el Frente Nacional el que la haga.
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