Barcelona, 12 mar (EFE)
El decrecimiento económico puede ser
compatible con el bienestar si se mantiene la estabilidad laboral, es
decir, reducir el salario moderadamente no daña la felicidad del
trabajador si el empleo es estable, según un estudio elaborado por el
Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales (ICTA) de la UAB.
Los
investigadores del ICTA han encuestado a 950 barceloneses para analizar
los efectos que una política ambiental basada en el decrecimiento
económico tendría en la felicidad y en el bienestar.
La
investigación, publicada en la revista 'Global Environmental Change',
pone de manifiesto que "si se mantiene la estabilidad laboral y se evita
la vulnerabilidad económica, reducir el consumo y disminuir salarios y
horas de trabajo puede tener un impacto positivo en el bienestar".
"Las
políticas dirigidas a mitigar de manera efectiva el cambio climático
con una reducción del crecimiento económico y del consumo de
combustibles fósiles tendrían un impacto monetario en la economía, pero
también un impacto en el bienestar y la felicidad de las personas",
según los investigadores del ICTA, que han analizado cuál sería ese
impacto.
Los científicos han medido, a partir de los datos de una
encuesta realizada en 2011, el grado de felicidad y satisfacción de los
950 ciudadanos de Barcelona en relación con su nivel de ingresos actual
y con la evolución de estos ingresos en los cinco años anteriores.
El
cuestionario incluía también datos sobre su nivel educativo, estado
laboral, salud, hábitos de consumo y tiempo libre, entre otras
variables.
En cuanto al nivel salarial, "en condiciones de
estabilidad laboral existe un punto de inflexión en la correlación entre
ingresos y felicidad", ha explicado la autora principal del estudio,
Filka Sekulova.
La investigadora ha afirmado que "la reducción de
salarios en los dos años anteriores a la encuesta, de 1.373 a 1.310
euros mensuales de media, no supuso un descenso del nivel de felicidad".
Los
investigadores consideran que la explicación más plausible es que la
disminución de los ingresos es consecuencia de la reducción en las horas
de dedicación al trabajo y, por tanto, de un incremento del tiempo de
ocio.
Los datos muestran que hasta una dedicación de 16 horas
semanales, la gente es más feliz cuanto más horas trabaja, pero, a
partir de esta dedicación al trabajo, la felicidad disminuye con las
horas trabajadas.
"Si ponemos estos resultados en el contexto de
las políticas para mitigar el cambio climático, vemos que reducir
consumo y salarios disminuyendo las horas de dedicación al trabajo y
manteniendo el puesto de trabajo puede tener un impacto positivo en el
bienestar", ha dicho Sekulova.
Los investigadores han
puntualizado, sin embargo, que el paro, los empleos inestables y la
vulnerabilidad económica a consecuencia de la crisis tienen un efecto
negativo muy importante en la calidad de vida que también se refleja en
la encuesta.
Aunque el consumo de bienes, como los coches,
también provocan un efecto positivo en la felicidad de los encuestados,
los investigadores creen que "incentivar el consumo es una estrategia
miope para conseguir esta finalidad, dado que en poco tiempo estos
efectos desaparecen".
Los resultados del estudio demuestran que
las políticas contra el cambio climático no tienen porqué reducir la
felicidad de las personas a largo plazo y que su impacto puede ser
incluso positivo si se acompañan de medidas para reducir las horas de
trabajo y los estándares de consumo, mientras se mantiene la estabilidad
laboral.
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