Una comercializadora de energía verde gana la subasta de la OCU
Las grandes eléctricas no participaron en la puja
Cuando hace poco más de un mes la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) creó una plataforma de compra colectiva de energía para conseguir descuentos en la factura de la luz,
las compañías que controlan el mercado español advirtieron que el
sistema actual no permite rebajas y, poco antes de cerrarse el plazo la
semana pasada, anunciaron que no participarían en la subasta para pujar
por el casi medio millón de clientes inscritos en la iniciativa. Pero
una pequeña comercializadora de energía verde ha demostrado que sí hay
margen. Escaso, pero lo hay. Holaluz.com,
empresa catalana que opera solo en Internet, se presentó a la subasta y
ganó. La OCU informó este lunes de su oferta: un ahorro medio del 8%
para los que están en el mercado libre y del 4% para los que tienen
contratada la Tarifa de Último Recurso, regulada por el Gobierno y a la
que tienen derecho todos los que tengan potencias no superiores a 10
kilovatios.
De este ahorro solo podrán beneficiarse unos 300.000 de los 477.750 clientes que se inscribieron al grupo de compra. Para el resto del grupo, constituido por personas que tienen contratado el suministro conjunto de electricidad y gas, no se han logrado descuentos porque ninguna de las seis compañías que ofrecen este servicio dual se presentó a la subasta (Endesa, Iberdrola, E.ON, Gas Natural Fenosa, Galp y HC Energía). “Resulta extraño que ninguna haya querido participar, y hace sospechar que quizá ha habido algún acuerdo entre ellas”, sugiere Antonio Arranz, responsable técnico en materia de energía de la OCU. “Vamos a pedir a la Comisión Nacional de Mercados y Competencia (CNMC) que lo investigue”, avanza la portavoz de la organización, Ileana Izverniceanu.
Las grandes compañías niegan que haya habido pacto. “Apoyamos todas las iniciativas que ayuden a estimular la competencia, pero hemos decidido no participar al no estar en disposición de realizar una oferta que pueda resultar competitiva para los clientes”, explica un portavoz de E.ON. Desde Endesa, empresa que sí se presentó a una subasta similar en Portugal y la ganó, afirman que se habrían presentado si las condiciones hubieran sido más flexibles. “Por ejemplo, que se hubieran podido incluir servicios de mantenimiento en los contratos”, aseguran. Con estos servicios, según Antonio Arranz, las compañías obtienen grandes beneficios añadidos, “entre 100 y 150 euros al año, un precio que podrían reducirse si el cliente contrata la revisión por su cuenta”.
¿Cómo ha podido una pequeña comercializadora ofrecer descuentos y las grandes ni siquiera lo han intentado? “Nuestro objetivo desde que fundamos la empresa, hace algo más de dos años, fue precisamente ese: ofrecer precios más justos para los consumidores y ser transparentes en la facturación”, explica Carlota Pi, socia fundadora de Holaluz.com. “No obligamos a contratar servicios que no se necesitan para nada y, al operar desde Internet, tenemos una estructura muy ligera que nos permite ahorrar intermediarios y costes. En breve vamos a empezar a ofrecer a nuestros clientes la posibilidad de comprar a precio de mayorista, informando en todo momento de nuestros márgenes de beneficio. Quizá algún mes sea más caro, pero a medio plazo esta fórmula puede suponer un buen ahorro”, añade.
“Lo más valioso de esta iniciativa no es el ahorro que se ha conseguido, que es realmente escaso, sino que ha sido capaz de movilizar a medio millón de personas contra los abusos de este sector”, opina José Luis Velasco, del Observatorio Crítico de la Energía. “También se ha conseguido que las grandes eléctricas se retraten. No han querido aprovechar la posibilidad de captar medio millón de consumidores porque eso habría supuesto reconocer implícitamente que sus márgenes de beneficio son altos. Por otro, habrían reforzado la percepción ciudadana de que, mediante la movilización y la organización, es posible tratar de tú a tú con las grandes empresas”, prosigue.
No obstante, aun reconociendo estos puntos positivos de la plataforma de la OCU, Velasco considera que con este tipo de iniciativas no se resuelven los problemas fundamentales del sector eléctrico en España. “Y pueden ser peligrosas porque piden más liberalización, cuando no está claro que esto sea bueno para los ciudadanos. De hecho, todo ha ido a peor desde que empezó el proceso de liberalización”, advierte José Luis Velasco.
Algo parecido opina José Vicente Barcia, portavoz de la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético, formada por organizaciones ecologistas, sindicatos y diversos colectivos ciudadanos. “Lo que ha pasado con esta subasta demuestra que el sector sigue siendo un oligopolio. Las grandes compañías han mandado un mensaje claro de que no quieren que cambien las reglas del juego ni que los ciudadanos se movilicen”, comenta Barcia.
La OCU solo ha comunicado el nombre de la empresa ganadora, pero no de cuántas se habían presentado “por razones de confidencialidad”. Se sabe, no obstante, que tampoco las pequeñas comercializadoras agrupadas en la patronal ACIE participaron en la puja. Esta asociación también argumenta que el sistema deja muy poco margen para ofrecer descuentos y que la incertidumbre de no saber cuántos de los inscritos en la plataforma de la OCU aceptarían finalmente cambiar de compañía —no es obligatorio— suponía un riesgo demasiado alto.
En Holanda, Bélgica y Reino Unido, donde se realizaron subastas similares, aceptaron cambiar de compañía entre el 20% y el 30% de los inscritos. En Portugal fue más bajo, solo el 8%. La OCU calcula que el porcentaje aquí será del 20%. “Algunos no lo hacen porque reciben contraofertas de su suministradora, con lo que el objetivo de conseguir una rebaja se cumple igualmente”, aclara la portavoz.
De este ahorro solo podrán beneficiarse unos 300.000 de los 477.750 clientes que se inscribieron al grupo de compra. Para el resto del grupo, constituido por personas que tienen contratado el suministro conjunto de electricidad y gas, no se han logrado descuentos porque ninguna de las seis compañías que ofrecen este servicio dual se presentó a la subasta (Endesa, Iberdrola, E.ON, Gas Natural Fenosa, Galp y HC Energía). “Resulta extraño que ninguna haya querido participar, y hace sospechar que quizá ha habido algún acuerdo entre ellas”, sugiere Antonio Arranz, responsable técnico en materia de energía de la OCU. “Vamos a pedir a la Comisión Nacional de Mercados y Competencia (CNMC) que lo investigue”, avanza la portavoz de la organización, Ileana Izverniceanu.
Las grandes compañías niegan que haya habido pacto. “Apoyamos todas las iniciativas que ayuden a estimular la competencia, pero hemos decidido no participar al no estar en disposición de realizar una oferta que pueda resultar competitiva para los clientes”, explica un portavoz de E.ON. Desde Endesa, empresa que sí se presentó a una subasta similar en Portugal y la ganó, afirman que se habrían presentado si las condiciones hubieran sido más flexibles. “Por ejemplo, que se hubieran podido incluir servicios de mantenimiento en los contratos”, aseguran. Con estos servicios, según Antonio Arranz, las compañías obtienen grandes beneficios añadidos, “entre 100 y 150 euros al año, un precio que podrían reducirse si el cliente contrata la revisión por su cuenta”.
¿Cómo ha podido una pequeña comercializadora ofrecer descuentos y las grandes ni siquiera lo han intentado? “Nuestro objetivo desde que fundamos la empresa, hace algo más de dos años, fue precisamente ese: ofrecer precios más justos para los consumidores y ser transparentes en la facturación”, explica Carlota Pi, socia fundadora de Holaluz.com. “No obligamos a contratar servicios que no se necesitan para nada y, al operar desde Internet, tenemos una estructura muy ligera que nos permite ahorrar intermediarios y costes. En breve vamos a empezar a ofrecer a nuestros clientes la posibilidad de comprar a precio de mayorista, informando en todo momento de nuestros márgenes de beneficio. Quizá algún mes sea más caro, pero a medio plazo esta fórmula puede suponer un buen ahorro”, añade.
“Lo más valioso de esta iniciativa no es el ahorro que se ha conseguido, que es realmente escaso, sino que ha sido capaz de movilizar a medio millón de personas contra los abusos de este sector”, opina José Luis Velasco, del Observatorio Crítico de la Energía. “También se ha conseguido que las grandes eléctricas se retraten. No han querido aprovechar la posibilidad de captar medio millón de consumidores porque eso habría supuesto reconocer implícitamente que sus márgenes de beneficio son altos. Por otro, habrían reforzado la percepción ciudadana de que, mediante la movilización y la organización, es posible tratar de tú a tú con las grandes empresas”, prosigue.
No obstante, aun reconociendo estos puntos positivos de la plataforma de la OCU, Velasco considera que con este tipo de iniciativas no se resuelven los problemas fundamentales del sector eléctrico en España. “Y pueden ser peligrosas porque piden más liberalización, cuando no está claro que esto sea bueno para los ciudadanos. De hecho, todo ha ido a peor desde que empezó el proceso de liberalización”, advierte José Luis Velasco.
Algo parecido opina José Vicente Barcia, portavoz de la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético, formada por organizaciones ecologistas, sindicatos y diversos colectivos ciudadanos. “Lo que ha pasado con esta subasta demuestra que el sector sigue siendo un oligopolio. Las grandes compañías han mandado un mensaje claro de que no quieren que cambien las reglas del juego ni que los ciudadanos se movilicen”, comenta Barcia.
La OCU solo ha comunicado el nombre de la empresa ganadora, pero no de cuántas se habían presentado “por razones de confidencialidad”. Se sabe, no obstante, que tampoco las pequeñas comercializadoras agrupadas en la patronal ACIE participaron en la puja. Esta asociación también argumenta que el sistema deja muy poco margen para ofrecer descuentos y que la incertidumbre de no saber cuántos de los inscritos en la plataforma de la OCU aceptarían finalmente cambiar de compañía —no es obligatorio— suponía un riesgo demasiado alto.
En Holanda, Bélgica y Reino Unido, donde se realizaron subastas similares, aceptaron cambiar de compañía entre el 20% y el 30% de los inscritos. En Portugal fue más bajo, solo el 8%. La OCU calcula que el porcentaje aquí será del 20%. “Algunos no lo hacen porque reciben contraofertas de su suministradora, con lo que el objetivo de conseguir una rebaja se cumple igualmente”, aclara la portavoz.
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