dilluns, 9 de març del 2015

Ninguna de las principales industrias del mundo sería rentable si pagase por el capital natural que utiliza

Traducció al castellà del post publicat al web GRIST
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La noción de "externalidades" se ha vuelto familiar en los círculos ambientales. Se refiere a los costos impuestos por las empresas y que no son  asumidos por ellas. Por ejemplo, los procesos industriales pueden polucionar el aire con contaminantes  lo cual   aumenta  los costos en salud pública, pero será la sociedad y  no las empresas contaminantes, quien pagará  la cuenta. De esta manera, las empresas privatizan los beneficios y socializan los costos.

Si bien la idea es increíblemente útil, especialmente en el enfoque económico de los problemas ecológicos, siempre he tenido mis reservas al respecto. Actualmente, a los ecologistas  les encanta hablar con el lenguaje económico, que suena serio, pero me preocupa que el hecho de envolver este concepto en un término técnico, sin alma, tiende a tener un efecto narcotizante. Nos lleva al incrementalismo: crea unos impuestos aquí, endurece  una regulación allí y el monstruo  industrial podrá  mantenerse en forma  resoplando. Sin embargo, si tomamos en serio la idea, no sólo como un fenómeno de contabilidad, sino como una profunda descripción de las prácticas humanas corrientes, sus implicaciones son positivamente revolucionarias.


Para ver lo que quiero decir, echar un vistazo a un  informe reciente  realizado por la consultora ambiental TruCost en nombre de la Economía de los ecosistemas y la biodiversidad (TEEB), programa   patrocinado por el Programa Ambiental de las Naciones Unidas. TEEB encargó a TruCost hacer un recuento total del "capital natural sin precio" consumido por los principales sectores industriales del mundo.  (El "capital natural" se refiere a los materiales y servicios ecológicos tales como el agua limpia o una atmósfera estable; "sin precio" significa que las empresas no pagan por consumirlos.)

Ha sido una tarea enorme; obviamente, calcularlo ha requerido una metodología específica  elaborada bajo  una serie de supuestos. (Todos los detalles en el informe.) Pero sirve como una importante señal que apunta el camino hacia la verdad de las externalidades.

He aquí cómo se desglosan esos costes:

La mayoría de los costes de capital natural sin precio se derivan  de las emisiones de gases de efecto invernadero (38%), seguidos por el uso del agua (25%), el uso de la tierra (24%), la contaminación del aire (7%),  la contaminación del agua y del suelo (5%), y los  residuos (1%).

Así  que ¿cual es el coste? Los resultados según los titulares de TruCost son bastante impresionantes.

En primer lugar, el “capital natural sin precio” total consumido por los más de 1.000  “sectores- región”* de producción primaria global y de procesamiento primario" asciende a 7,3 billones de dólares al año: el 13% del PIB mundial de 2009.

* (Un "sector - región" es una industria en particular en una región determinada. Por ejemplo, el cultivo de trigo en Asia oriental)

En segundo lugar y sin sorprender  a nadie, el carbón es el enemigo de la raza humana. TruCost ha compilado por orden, tanto  los principales impactos ambientales como los principales culpables industriales.

 

¿Cual de ellos es el que tiene una mayor responsabilidad en el coste ambiental? Los gases de efecto invernadero procedentes de la quema de carbón en China. Y en el  quinto lugar? Los gases de efecto invernadero procedentes de la quema de carbón en América del Norte. (Esto también muestra lo que significa la infame pesadilla de la deforestación en Sudamérica)

Aquí están los cinco principales sectores industriales clasificados por los daños ecológicos totales que imponen:



Es de nuevo el carbón.  Esta vez el carbón de América del Norte está en tercer lugar.

El tercer gran hallazgo de TruCost es el que da el golpe de gracia: De los 20 principales sectores-región  clasificados según su impacto ambiental, ninguno sería rentable si los costos ambientales estuviesen totalmente integrados. Reflexionemos por un momento: Ninguno de los principales sectores industriales del mundo sería rentable si estuviesen  pagando su carga por entero. El resultado sería cero.

Eso equivale a un sistema industrial global construido sobre un juego de manos. Como a Paul Hawken le gusta decir, estamos robando el futuro, vendiéndolo en el presente y a eso  lo llamamos  PIB.

Esto nos lleva de nuevo a lo que me refería  al comienzo  La noción de "externalidad" que es tan técnica como un término económico, consiguió algunos efectos secundarios desafortunados, como mover  algunos números de la Columna A a la Columna B. ¿Cierto?

Pero el informe del PNUMA deja claro que lo que está pasando actualmente es algo más que algunos descuidos contables aquí y allá. La distancia entre los sistemas industriales de hoy en día  y los sistemas industriales verdaderamente sostenibles - sistemas que no consumen el capital natural almacenado  sino que quedan integrados  en el flujo corriente de materiales y energía - no es una diferencia cuantitativa  sino cualitativa.  Lo que se necesita no es sólo una mejor contabilidad, sino un nuevo sistema industrial global, una nueva forma de proveer bienestar humano y rápida. Eso significa una revolución.
Traducció de N.C.




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