per Joan Martinez Alier
Hace un año escribía en La Jornada que en medio de un
millón de revueltas locales, en una sociedad donde hay muchísima pobreza,
y una masiva apropiación de tierras campesinas y de bienes comunes por el
capitalismo triunfante, aparecía una novedad. “El movimiento anticorrupción en
2012 irrumpió en las plazas, al modo de los indignados, con huelgas de
hambre reclamando un lokpal, un ombudsman con medios suficientes
para derrotar la corrupción. Su líder ha sido Anna Hazare, activista de larga
trayectoria. De ahí acaba de nacer a finales de 2012 el Aam Aadmi Party, un
nuevo partido cuyo coordinador es Arvind Kejriwal, que se presentará ya a las
elecciones locales en Delhi en 2013. Una esperanza”.
La esperanza se convirtió en realidad en los primeros
días de diciembre de 2013. Hubo elecciones regionales en cinco estados:
Rajasthan, Madhya Pradesh, Chhattisgarh, Mizoram y Delhi. En conjunto
algo menos de un diez por ciento de la población de la India. En los tres
primeros estados ganó el BJP, el centro-derecha hinduista, que se apronta con
su líder Narendra Modi a ganar también las elecciones generales en marzo o
abril de 2014. Modi es muy popular en los círculos económicos pero con
una mancha en su pasado por su responsabilidad en la matanza de
musulmanes en 2002 en su estado de Gujarat siendo ya entonces jefe del gobierno
regional.
En Mizoram, un pequeño estado en el nororiente, ganó
el Partido del Congreso (que gobierna la India). Este partido (el de Nehru e
Indira Gandhi) está en mala situación por la corrupción, por la inflación, por
la caída en el crecimiento económico que no alcanza el cinco por ciento anual.
Perdió muchos votos. Y perdió, sobre todo, en las elecciones del estado de
Delhi (que abarca toda la ciudad: la vieja Delhi, Nueva Delhi que es la capital
de la India, y los nuevos barrios y suburbios). A pesar de las muchas mejoras
urbanas, un 30 por ciento de los votantes de Delhi se volcaron hacia el nuevo
partido, el AAP, coordinado por Arvind Kejriwal, 44 años, ingeniero, ex
inspector fiscal, activista en ONGs dedicadas al derecho a la información
sobre actos del Estado.
El AAP tiene solamente un año de vida y ahora se
presentará en marzo o abril 2014 a las elecciones generales en muchas de las
545 circunscripciones.
En diciembre 2013, el AAP ha sacado tres veces más
votos que el Partido del Congreso en Delhi, y casi supera al BJP, que salió
primero pero sin mayoría en la asamblea para formar gobierno. No se presentó en
otros estados. Este triunfo del AAP en Delhi ha sido noticia principal y en
otros estados hay gran afluencia de nuevos militantes.
El símbolo del AAP es una escoba. Yo estuve en la
India en estos días de diciembre de 2013 (en reuniones de economistas
ecológicos) y tuve muchas conversaciones con jóvenes universitarios
sorprendidos y entusiasmados. La escoba simboliza la lucha contra la
corrupción. El candidato principal en Haryana, un estado adyacente a Delhi, va
a ser un joven ex funcionario estatal apartado de su trabajo por haber
denunciado un caso de transferencia de tierras en beneficio de un cuñado del
hijo, nieto y bisnieto de primeros ministros del Partido del Congreso, Rahul
Gandhi.
La escoba de mango corto simboliza también
directamente a las castas más bajas y a los descastados Dalits,
tradicionalmente encargados de la limpieza. El AAP, aunque en Delhi tiene
mucho apoyo en la juventud universitaria, tiene más votos en barrios populares
y con pobrísimos inmigrantes. Está por ver si su presencia llega en pocos meses
a las profundidades de la India rural.
El AAP tiene por delante espacio por recorrer en
combates contra la corrupción y contra la pobreza. En Kerala, sus candidatos
pertenecen a un movimiento local contra un innecesario aeropuerto. Aparte de
temas ambientales repartidos por toda la India y muy agudos, hay otros aspectos
cruciales para el bienestar humano que son políticamente olvidados. Las leyes
criminalizan todavía en 2013 la homosexualidad. El maltrato y la violencia
extrema contra mujeres es moneda corriente. Una renovación cultural
feminista está ya madura, a ver si el AAP la empuja.
Mientras tanto Anna Hazare, en su pueblo en Maharashtra,
tras haber expresado durante meses su desdén por la participación electoral, no
oculta su alegría por la sorpresa que representa el AAP. Inicia una nueva
huelga de hambre para conseguir una ley anti-corrupción con la figura de un
Lokpal o Defensor del Pueblo. A la vista de la nueva situación política, el
Parlamento ha cedido esta vez y en pocos días ha aprobado una ley, que el AAP
celebra pero considera débil. Anna Hazare levantó su huelga de hambre el 17 de
diciembre.
El 22 de diciembre Arvind Kejriwal acepta ser el jefe del gobierno local de Delhi, y el partido AAP tiene muy buenas perspectivas de cara a las elecciones de 2014.
El 22 de diciembre Arvind Kejriwal acepta ser el jefe del gobierno local de Delhi, y el partido AAP tiene muy buenas perspectivas de cara a las elecciones de 2014.
Article que es publica al diari La Jornada de la UNAM
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