Cambio Climático
- Oriente Medio y el norte de África, camino de convertirse en un lugar desértico por culpa de la escasez de agua dulce y el incremento de temperaturas
Situación dramática
Los niveles de agua
dulce han descendido en dos tercios en las últimas cuatro décadas, y
actualmente los 500 millones de habitantes de la región tienen 10 veces
menos disponibilidad del vital líquido que los residentes de otras zonas
del planeta
Para el fin de siglo, afirma el equipo liderado por Johannes Lelieveld, los días de calor extremo se multiplicarán por cinco y las olas de calor serán diez veces más frecuentes. “Si entre 1986 y 2005 los picos de calor se producían en un período de 16 días, para el 2050 llegará a 80 días al año. Aunque las emisiones de gases contaminantes se redujeran para el 2040, se contabilizarán 118 días de calor extremo al año”, dice Lelieveld. O sea, uno de cada tres días al año será insoportable para la vida cotidiana.
Crece la desertificación
La desertización es
“un proceso de degradación del suelo fértil en zonas áridas, semiáridas y
subhúmedas secas a causa de diversos factores, tales como las
variaciones climáticas y las actividades humanas”
O sea: la mano del hombre convierte zonas fértiles y productivas en páramos inhabitables.
La región cuenta con tres grandes ríos que han visto crecer a las primeras civilizaciones: Egipto y su largo Nilo y el Tigris y Éufrates en la antigua Mesopotamia. El uso intensivo por medio de canalizaciones y represas, así como la extracción sin pausa de los acuíferos amenaza con agotar los recursos hídricos. Según la FAO, en Oriente Medio y el Magreb la agricultura absorbe el 85% del agua dulce disponible, y más del 60% de ella proviene de zonas fuera de las fronteras nacionales.
La guerra del agua
El gobierno de
Turquía considera que tiene la soberanía absoluta en los 526 kilómetros
iniciales del río Éufrates y los 523 del Tigris que corren por su
territorio, y ha sembrado de represas ambos cursos para disponer de
energía eléctrica y canalizar las aguas para los regadíos
Irak acusa a Turquía, y a la caótica Siria, de perjudicar sus cultivos y poblaciones con las limitaciones al caudal del Éufrates, zonas que ya habían sufrido abandonos por la guerra de diez años contra Irán. Según la Asociación Europea del Agua, Irak ha visto que la proporción de agua de los dos ríos se ha reducido un tercio en los últimos 25 años, y podría quedar seco en el 2040. A este ritmo, el país sería un reflejo de la arenosa Península Arábiga, dice R. Barducci, del Instituto de Investigación de Medios de Información en Medio Oriente (MEMRI).
Más contaminación y menos bosques
En una región donde
el petróleo es abundante y barato, es imposible emprender campañas para
cambiar de combustible y apostar por las energías renovables
La deforestación y las altas temperaturas también amenaza a las áreas boscosas de la región, como el Líbano, donde el 39% de su superficie está poblada del cedro que porta su bandera. La reducción de su superficie para promover la agricultura, los incendios forestales (naturales algunos, provocados otros) y los conflictos políticos perjudican al ecosistema y aceleran el proceso de desertificación.
Las grandes extensiones de palmerales que tenía Irak, como en la gobernación de Basora, han quedado devastadas por la guerra con Irán, al punto que científicos de la segunda ciudad de este país han visitado la Estación Phoenix de Elche para recibir asesoramiento sobre repoblamiento de esta especie, que actúa como una barrera natural contra el avance del desierto.
Éxodo climático
“La región de
Oriente Medio, ya es una de las regiones más peligrosas del mundo y
podría llegar a ser aún más volátil si millones de personas no pueden
encontrar agua para beber, mucho menos cultivar alimentos”
“La región de Oriente Medio, ya es una de las regiones más peligrosas del mundo y podría llegar a ser aún más volátil si millones de personas no pueden encontrar agua para beber, mucho menos cultivar alimentos” dice el doctor Nimrod Raphaeli, analista senior del MEMRI.
El polvorín en que se puede convertir la región derivará en un éxodo climático, millones de personas que abandonarán sus aldeas y las ciudades en búsqueda no sólo de mejores oportunidades de trabajo o paz, sino de lugares donde se pueda vivir y respirar con normalidad.
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