dilluns, 29 de maig del 2017

El rentable juego de las participaciones cruzadas

Article publicat a El País

Muchos competidores naturales tienen los mismos accionistas mayoritarios, lo que puede afectar a como éstos interactúan

El rentable juego de las participaciones cruzadas
El pasado 10 de abril el mundo se conmovió con la difusión de un vídeo en el que un pasajero de United Airlines era arrastrado a la fuerza de su asiento, por el que había pagado. La compañía aérea necesitaba varios asientos para su tripulación, pero había vendido más billetes que asientos existentes y la compensación en efectivo no había animado a suficientes voluntarios. El vídeo, que se hizo viral, desató olas de críticas en las redes sociales, lo que, unido a un desafortunado comunicado de prensa del consejero delegado de United ofreciendo una disculpa a medias, provocó que la acción cayera en Bolsa un 4,4%, perdiendo cerca de 1.000 millones de dólares.
Para Berkshire Hathaway, sociedad dirigida por Warren Buffett y principal accionista de United, este descenso representó una pérdida de 91 millones de dólares. Para el grupo Vanguard, segundo accionista, con un 6,82% de las acciones, la pérdida estimada fue de 68 millones de dólares. Si bien el precio de la acción finalmente rebotó y la baja al cierre fue apenas superior al 1%, sería lógico pensar que los accionistas de la compañía, con sus carteras considerablemente golpeadas por el escándalo, exigieran respuestas a los mandos ejecutivos. Sin embargo, por lo que sabemos, no lo hicieron. Incluso declinaron hablar con la prensa. ¿Por qué? Porque en realidad salieron ganando con este disgusto.
Con 28 millones de acciones en United, Berkshire Hathaway perdió 24 millones de dólares. Sin embargo, Warren Buffet es también uno de los grandes dueños de los competidores de United —es accionista mayoritario de Delta Airlines, tiene un 8,8% en American Airlines y un 7% en Southwest Airlines—. El escándalo de United generó una caída del 1,1% en el precio de su acción, pero ocasionó una subida en las aerolíneas competidoras, más que compensando la pérdida original. En total, Berkshire Hathaway ganó ese día en Bolsa 105 millones en sus acciones en aerolíneas. En el caso de Vanguard, que también tiene participaciones en estas aerolíneas, el resultado neto fue una ganancia de 78 millones de dólares.
Este fenómeno de “propiedad cruzada” o de “accionistas comunes” es frecuente y afecta a la manera en que las empresas se comportan. Estos accionistas poseen un gran poder sobre las compañías, y su grado de diversificación hace que sus intereses no estén alineados a los de éstas. Pero aún podemos ir más allá. En un estudio que realizamos junto a Florian Ederer y Martin Schmalz, analizamos cómo los paquetes salariales de los consejeros delegados están menos vinculados al desempeño de las empresas cuando en la industria hay presencia de accionistas comunes. Si desligamos el salario de los ejecutivos del desempeño de la empresa, desincentivamos la competencia, y una menor competencia parece redundar en mayores ganancias en el ámbito industrial, abultando las carteras de sus principales accionistas.
United Airlines sabe exactamente quiénes son sus accionistas, y conoce cómo están invertidas sus carteras. Si, como dice la teoría económica, lo que importa es incrementar la riqueza de sus accionistas, esto fue exactamente lo que sucedió. Desde esta óptica se entiende una actitud de United relativamente pasiva frente al escándalo. Ahora bien, si las repercusiones de este evento desencadenaran un cambio regulatorio que afectase a todas las aerolíneas, la historia sería otra. Pero mientras no sea así, ¿por qué debería la compañía invertir esfuerzos en mejorar su reputación si a sus accionistas mayoritarios no les interesa su desem­peño particular, sino el de la industria aérea en su conjunto?
La presencia de accionistas comunes continúa creciendo. Cinco fondos en Estados Unidos poseen más del 50% de todas las acciones cotizadas. El hecho de que competidores naturales en ciertas industrias, como en el caso de las aerolíneas, tengan los mismos accionistas mayoritarios puede afectar a la manera en que éstas interactúan. Y, como hemos visto, esto puede tener un impacto negativo sobre los consumidores: en precio y en servicio. ¿Estará la economía mundial derivando lentamente hacia un gran monopolio?
Miguel Antón, José Azar y Mireia Giné son profesores del IESE.

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