L’autor lliga la crisis econòmica global amb la disminució de la taxa de retorn energètica
(TRE) i explica que en unes condicions
de TRE en descens, el creixement del PIB s’ha basat
en un augment rècord del deute públic i privat. Com que no hi ha previsions a
la vista d’augments de la TRE generalitzats, la única forma possible de pagar
en el futur el deute serà mitjançant l’
hiperinflació amb tots els perjudicis socials que això comporta.
Conclusió: Es donen ja totes les condicions per entrar en la fase de decreixement econòmic. Val més agafar el brau per les banyes
i planificar aquest decreixement per
evitar els perjudicis socials que l’acompanyen. No és qüestió de triar. És l’únic
camí que ens queda…
domingo, 5 de octubre de 2014
El Fin de una Era
En esta entrada, traigo traducido un artículo publicado en ZeroHedge el 26 de Enero de 2013,
en respuesta a aquellos que tachan con etiquetas despectivas el mensaje
por el decrecimiento ordenado, que en realidad no es más que un intento
de evitar un colapso al que no podemos poner fecha, ni acertar cual
será el desencadenante, pero que sin duda, si no cambiamos radicalmente
el paradigma en el que estamos anclados, tendrá lugar de forma
inevitable;
El artículo se basa en el estudio de Tullet Prebon titulado:
Escrito por el Dr. Tim Morgan, Tullet
Prebon:
La economía tal y como la conocemos está
enfrentando una confluencia letal de cuatro factores críticos – el pinchazo de
la burbuja de deuda más grande de la historia; el desastroso experimento de la
globalización; la manipulación de datos hasta el punto de que las tendencias
económicas están falseadas; y, lo más importante de todo, la aproximación al
borde de un acantilado en cuanto a retorno de energía se refiere.
A causa de la tecnología, de la cultura y a
través del cambio económico y político, la sociedad es más cortoplacista que
nunca antes en la historia conocida. Los mercados financieros pueden llevar
transacciones en milisegundos. Con cobertura informativa las 24 horas del día,
el foco mediático ha cambiado de forma inexorable de lo analítico a lo
inmediato. La base de los cálculos políticos se ha visto acortada hasta el
punto de que parece que lo único que importa es el próximo sonido, el siguiente
titular y la siguiente instantánea de la opinión pública. El foco corporativo
se ha desplazado de forma demasiado repetida desde la planificación estratégica
hacia la rentabilidad instantánea representada por los beneficios del próximo
cuatrimestre.
Este informe explica como esta aceleración
hacia la gran inmediatez ha cegado a la sociedad hacia una serie de tendencias
económicas fundamentales que, si no son bien anticipadas y abordadas
previamente, podrían tener efectos devastadores. El acortamiento inexorable de
los horizontes de los medios de comunicación, sociales y políticos, han tenido
como resultado el establecimiento de una economía con patrones autodestructivos
que ahora amenazan con socavar la viabilidad de nuestra economía. Nosotros datamos
la aceleración cortoplacista en los tempranos años 80’.
Desde entonces, ha tenido lugar un cambio
incesante hacia el consumo inmediato como parte de algo que ha sido bautizado
como “culto a la auto-adoración”. La búsqueda de la gratificación inmediata ha
dado resultado a la acumulación de deuda hasta una escala sin precedentes. La
crisis financiera, que comenzó en 2008 y desde entonces ha derivado lentamente
hasta convertirse en la más profunda y prolongada caída económica de los
últimos ochenta años , no ha tenido lugar a causa de un corto periodo de
malversación por una pequeña minoría, por reconfortante que esta ilusión pueda
llegar a ser. Más bien, lo que empezó en 2008 fue el desenlace de un proceso
amplio que ha durado 30 años, y que se describe como el “gran superciclo”.
( Figura 1: Ratio Deuda-PIB de los EEUU
desde 1945)
El proceso de este superciclo de crédito se
ejemplifica mediante la relación entre el PIB y el agregado del mercado de
crédito en los EE.UU. En 1945, a pesar del inmenso coste resultante de ganar la
Segunda Guerra Mundial, el endeudamiento agregado de los negocios Americanos,
individuales y del gobierno, eran equiparables al 159% de su PIB. Más de tres
décadas más tarde, en 1981, este ratio había cambiado ligeramente, hasta el
168%. En términos reales, la deuda total se incremento un 214% desde 1945, pero
la economía creció un 197%, manteniendo el ratio de deuda remarcablemente
estático durante un periodo largo que, dicho sea de paso, estuvo lejos de estar
libre de sacudidas (tuvieron lugar 2 crisis petroleras de gran importancia).
( Figura 2. PIB y deuda de los EEUU desde
1945)
Desde los tempranos años 80’, una
inconfundible y aparentemente implacable tendencia creciente de endeudamiento
tuvo lugar. Entre 1981 y 2009, la deuda creció un 390% en términos reales, superando
ampliamente el crecimiento (del 120%) de la economía de los EEUU. Para 2009, el
ratio de deuda alcanzó el 381%, un nivel sin precedentes en la historia.
Incluso en 1930, cuando el PIB colapsó, este ratio apenas superó el 300%, y a
partir de este punto declinó verdaderamente rápido.
Este informe no va principalmente sobre
deuda, y tampoco sugiere que los problemas identificados aquí son únicamente
provocados por los EEUU. Más bien, la escalada masiva en el endeudamiento de
los EEUU es uno de los indicadores de un estado mental que ha elevado al
consumo inmediato sobre la prudencia en gran parte del mundo.
Este informe explica que solo necesitamos mirar
más allá del predominante cortoplacismo del pensamiento contemporáneo para
poder percibir que nos encontramos ante la confluencia de 4 desarrollos
extremadamente peligrosos, los cuales, individualmente o colectivamente, han
empezado ya a derribar los más de 2 siglos de expansión económica continua
hacía el camino inverso.
Antes de la crisis financiera de 2008, este
análisis podría haber parecido puramente teórico, pero la catástrofe bancaria,
y la depresión que siguió, debería demostrar lo peligroso de la confluencia
descrita aquí, que esta ya en marcha. En
efecto, más de 2 siglos de casi crecimiento perpetuo probablemente empezó a
revertirse hace unos 10 años.
A falta de ideas a largo plazo, los
responsables políticos parecen desconcertados sobre muchos asuntos. ¿Por que, por ejemplo, no ha habido más que
una pequeña “no recuperación” tras la caída de 2008? ¿Por qué las
tradicionales, y probadas herramientas fiscales y monetarias han dejado de
funcionar? ¿ Por que tanto la austeridad como los estímulos nos han fallado?
La pieza perdida de la ecuación económica
es una apreciación de cuatro tendencias subyacentes, cada una de las cuales
convierte en irrelevantes muchas de las lecciones del pasado.
Tendencia 1) La Locura de las Multitudes;
La primera de las cuatro tendencias
extremadamente peligrosas identificada aquí es la creación, desde hace más de
tres décadas, de la peor burbuja financiera de la historia. En su trabajo de 1841 “Extraordinary Popular Delusions and the
Madness of Crowds” (Extraordinarios delirios populares y la locura de las
multitudes), Charles Mackay (1814-1889) identificó un hilo conductor entre la
idiotez individual y colectiva corriendo a través de locuras del pasado como la
alquimia, la caza de brujas, profecías, adivinación, magnetizadores, la
frenología, la intoxicación, la admiración de los ladrones, los duelos, la
imputación de los poderes místicos a las reliquias, casas encantadas, las
cruzadas - y las burbujas financieras.
Una implicación
clara del trabajo de Mackay fue que todas estas locuras han sido consignadas al
pasado por la inteligencia, la experiencia y la razón. Para la mayor parte,
estuvo en lo cierto. La gente inteligente en la actualidad no pone su fe en la
alquimia, en la predicción, la caza de brujas o
en las casas encantadas, y -con la excepción de la guerra de Irak- las cruzadas han sido recluidas en los libros
de historia.
Pero una locura
sigue viva y vigente. Lejos de confinar las burbujas financieras a relatos
históricos como el de los tulipanes Holandeses y la compañía de los mares del
sur Británica, en las últimas tres décadas hemos sido testigos de la creación y
pinchazo de la burbuja más grande de la historia financiera.
Descrito aquí como
“super-ciclo de crédito”, esta burbuja confirmó un aspecto, al menos, de la
idiotez identificada por Mackay continua sembrando el caos. Aunque locuras como las obsesiones históricas
con bulbos de tulipanes o con tesoros en los mares del sur pueden aparecer, han
sido empequeñecidas en los últimos tiempos,
la locura del “dinero de la nada”, que a través del super-ciclo de crédito,
ha sumido a gran parte del mundo en deudas de las que no existe escapatoria
(salvo posiblemente hiper-inflación).
Es probable que el
aspecto más destacable de el super-ciclo fuese que duró por tanto tiempo que
desafió toda lógica y sentido común. Millones de individuos creyeron que los
precios de las propiedades solo podían crecer,
de tal manera que ya sea con préstamos contra la equidad (tomando el
crédito invariablemente-caro) o gastando (a través de la liberación de equidad)
era una forma segura, racional e incluso normal a comportarse.
Los reguladores,
mientras tanto, creyeron que no había nada malo en aflojar los criterios de la
reserva bancaria (tanto por los activos de riesgo de lastrado de manera que
enmascaraban el apalancamiento, y mediante la ampliación de la definición de
capital de los bancos hasta el punto que incluso algunas formas de deuda
cuentan como capital de amortiguación).
El anterior director
de la Reserva Federal, Alan Greenspan ha sido ridiculizado por creer que los
bancos siempre actuarían en favor de los intereses de sus accionistas, y que el
mercado resolvería todo de una forma benigna. Pero los reguladores generalmente
hicieron lo posible por ignorar las señales de advertencia más obvia, como el
escalado de los precios de las propiedades comparado con los niveles de
ingresos, crecientes niveles de deuda comparados con el PIB, y con prácticas
obviamente abusivas como las hipotecas sub-prime, prestamos “ninja” y la
proliferación de instrumentos financieros inseguros.
En lo que concierne
a la candidez y la ingenuidad, sin embargo, los reguladores y el público en
general fueron embelesados por los responsables políticos y sus consejeros.
Gordon Brown (ex-primer ministro británico), por ejemplo, proclamó el fin del
"auge y caída" y glorificó en el "crecimiento" de Gran
Bretaña a pesar de la forma en que la escalada de deuda se fue haciendo más evidente
que la aparente expansión de la economía, que no era ni más ni menos que el
simple gasto de dinero prestado.
(Figura 3. Cambios
en la deuda real y el PIB del Reino Unido)
Entre 2001-02 y
2009-10, Gran Bretaña añadió 5.40 £ de deuda privada y pública por cada 1 £ de “crecimiento” en su PIB. Entre 1998 y
2012, el PIB real aumentó solo 338bn £ (30%) mientras que la deuda se disparó
hasta 1,133bn £ (95%).
(Figura 4. Deuda y
PIB real del Reino Unido)
Los gestores de
activos tienen un término muy sencillos para describir que es lo que pasó en
Gran Bretaña bajo el gobierno de Brown,
fue un colapso en el retorno del capital empleado.
Ninguna otra gran
economía lo hizo tan mal como el Reino Unido bajo el mandato de Brown, pero más
o menos lo mismo estaba sucediendo a lo largo de todo el mundo occidental, y de
forma más notable en aquellos países que siguieron la filosofía desastrosa
Anglo-Americana de regulación financiera “light-touch”.
Tendencia 2) El Desastre de la Globalización;
El error de
composición, donde los países Occidentales estaban preocupados, fue la creencia
de que la “globalización haría a todos más ricos, cuando la realidad fue que la
externalización de la producción hacia las economías emergentes fue un desastre
auto-infringido con casos similares en la historia económica. Tendríamos que
mirar atrás, al Imperio Español inundado de lingotes del Nuevo Mundo para encontrar
una combinación de idiotez económica y minoría propio interés igual a la locura
de la globalización.
El gran problema con
la globalización fue que los países occidentales redujeron su producción sin hacer la
correspondiente reducción de su consumo.
La externalización de la producción de las grandes corporaciones hacia
economías emergentes impulsó sus ganancias (y en consecuencia, los ingresos de
la minoría en la cumbre del sistema económico) mientras vaciaban sus economías
domésticas mediante la exportación de trabajos cualificados.
Este informe utiliza
un parámetro llamado “Salida Globalmente Negociable” (SGN) como medida para la
producción doméstica, una medida que combina la manufacturación, agricultura,
construcción y minería con la exportación neta de servicios. Por definición,
las actividades que caen fuera de esta categoría consisten en servicios
proporcionados el uno al otro.
En valores
constantes (2011), el consumo de los estadounidenses se incremento 6,500 $
billones (*americanos) entre 1981 y 2011, mientras que el consumo en su nombre
de su gobierno aumentó en unos adicionales 1,700 $ billones, pero el resultado
de salida combinado de la manufacturación, agricultura, construcción e
industrias extractivas creció apenas 600 $ billones. A menos de 200 $ billones
en 2011, las exportaciones netas de servicios no hicieron prácticamente nada
para cerrar la brecha entre el consumo y la producción.
Esto dejó dos
residuales - servicios de consumo interno, y la deuda - con deuda con el factor
decisivo. Entre 1981 y 2011, y de nuevo expresado en valores constantes, el
endeudamiento estadounidense se elevó desde los 11$ trillones(*) a casi 54$ trillones.
Fundamentalmente, lo
que pasó aquí fue que los trabajos de alta formación y bien remunerados fueron
exportados, el consumo se incrementó, y cantidades de deuda incluso más grandes
fueron utilizadas para rellenar ese “hueco”. Esto fue, definamos como lo
definamos, insostenible. Hablar de las economías occidentales modernizándose a
partir de cambiar producción por servicios no tiene mucho sentido –que los
consumidores occidentales se vendan entre ellos un número más elevado de cortes
de pelo, o mayores cantidades de comida basura o incluso más servicios
financieros de suma cero, mientras dependen mas y mas de la importación de
bienes y, críticamente, en las deudas utilizadas para comprar los mismos. Los
ejecutivos corporativos prosperaron, así como los acreedores de la economía
endeudada, mientras que la vasta mayoría de vio sus salarios reales declinar en
una espiral de endeudamiento. Para nuestros propósitos, lo que importa aquí es
que, reduciendo la producción e incrementando el consumo alimentándose para
ello de más deuda para rellenar el vacío, nunca fue un curso de acción
remotamente sostenible. Lo que esto significa, es que no es posible, ni
deseable volver al mundo pre 2008.
Tendencia 3) Un Ejercicio de Auto-engaño;
Una explicación para
la ignorancia generalizada (incluyendo a los responsables políticos) del estado
verdaderamente lamentable de las economías occidentales se encuentra en la
naturaleza ilusoria de las estadísticas económicas y fiscales, muchos de los
cuales han sido masajeados fuera de toda relación con la realidad.
Parece que no ha
habido una gran conspiración aquí, más bien el efecto general de cambios
graduales ha tenido el mismo efecto. En Estados Unidos, por ejemplo, la medida
de referencia de la inflación (CPI-U) ha sido modificada por
"sustitución", "hedónica" y "ponderación
geométrica" hasta el punto que números reportados parecen estar, al menos,
seis puntos porcentuales por debajo de lo que habrían estado estado bajo la
base 'pre-retoques "de cálculo utilizada hasta principios de 1980. El desempleo
en Estados Unidos, oficialmente en el 7,8%, excluye a muchas categorías de personas
(como los "trabajadores desalentados") que esconde mucho más altos
niveles de inactividad.
La distorsión
crítica aquí es claramente la inflación, que se traduce en cálculos que
muestran el "crecimiento", incluso cuando es intuitivamente evidente
(y evidente en muchos otros puntos de referencia) que, durante una década o
más, la economía se ha estancado en el mejor de los casos, no sólo en los
Estados Unidos, sino en gran parte del mundo occidental. La inflación distorsionada
también les dice a los asalariados que están en mejor situación a pesar de que
estas estadísticas no están de acuerdo con sus propias percepciones. Es
discutible, también, que las tasas de interés reales (sin inflación) fueron
negativas desde la década de los 90’, una tendencia que sin duda ha exacerbado
una tendencia creciente a vivir endeudados.
Las cifras fiscales
también están fuertemente distorsionadas, más notablemente en la forma en que las
obligaciones de deuda casi se mantienen fuera del balance oficial. Como
explicamos en este informe, las deudas públicas oficiales de países como
Estados Unidos y el Reino Unido excluyen verdaderamente enormes compromisos
como las pensiones.
Tendencia 4) La Dinámica del Crecimiento se Acaba;
Uno de los problemas
con la economía es que los “profesionales” predican una concentración del
dinero, mientras que el dinero es el lenguaje más que la sustancia de la
economía real. En última instancia, la economía es –y siempre lo ha sido- un
superávit de la ecuación energética, gobernado por las leyes de la
termodinámica, no por las leyes del mercado.
La sociedad y la
economía, empezó con la agricultura, que creó un superávit energético que, aunque pequeña para los estándares
posteriores, liberó a parte de la población a participar en las actividades de no
subsistencia.
Una liberación mucho
más grande del excedente de energía se produjo con el descubrimiento de la
máquina de vapor, lo que significó que la energía suministrada por el trabajo
humano podía ser aprovechada de forma masiva por fuentes exógenas de energía
como el carbón, petróleo y gas natural. Un solo galón estadounidense de
gasolina ofrece un trabajo equivalente a entre 360 y 490 horas de trabajo
humano, el trabajo extenuante que costaría tal vez 6,500 $ si se paga a tasas
vigentes. De la energía - un término colindante con el "trabajo" – que
se consume en las sociedades occidentales, más del 99% proviene de fuentes
exógenas, y probablemente menos del 0,7% del esfuerzo humano. La energía hace
mucho más que proporcionarnos el transporte y el calor. En las sociedades
modernas, la fabricación, los servicios, los minerales, los alimentos e incluso
el agua son funciones de la disponibilidad de energía. La ecuación fundamental
aquí no es la cantidad absoluta de energía disponible, sino más bien, la
diferencia entre la energía extraída y la energía consumida en el proceso de
extracción. Esto se mide por la ecuación matemática TRE (Tasa de Retorno
Energética).
Durante gran parte
del período transcurrido desde la Revolución Industrial, las TREs han sido
extremadamente altas. Los campos de petróleo descubiertos en la década de 1930,
por ejemplo, tenían al menos 100 unidades de energía extraída por cada unidad
consumida en la extracción (un TRE de 100: 1). Desde hace algunas décadas
ahora, sin embargo, TREs medias mundiales han ido cayendo, ya que los
descubrimientos de energía han pasado a ser más pequeños y de más difícil
extracción (lo que significa energía costosa).
(Figura 5:
Aproximándose al borde del acantilado del retorno energético)
El “factor asesino”
es la naturaleza no lineal de la TRE. Como muestra la gráfica 5 los efectos de
una caída de la TRE de, digamos, 80: 1 a 20: 1 no parecen excesivamente
perturbador, pero, una vez que ha caído por debajo de aproximadamente 15: 1,
hay un “borde del acantilado” dramático, y
una caída en el excedente de energía, combinado con una fuerte escalada
en su coste.
La investigación
sugiere que la TRE media mundial, habiendo caído desde alrededor de 40 a 1 en
1990 a 17: 1 en 2010, podrá negarse a sólo 11: 1 en 2020, momento en el que la
energía será un 50% más cara, en términos reales, de lo que es hoy, una métrica
que elevará directamente en el costo de casi todo lo demás - en especial la
alimentación.
Crisis, Culpabilidad y Consecuencias
Si el análisis
expuesto en este informe es correcto, estamos llegando al final de un período
de más de 250 años en los que el crecimiento ha sido asumido como normal . Ha
habido reveses, por supuesto, pero la suposición casi universal ha sido que el
crecimiento económico es el estado normal de las cosas, una regla a la que las
crisis (incluso en la escala de la década de 1930) son las excepciones. Esa
suposición cómoda se encuentra ahora en el proceso de ser superada por los
acontecimientos.
Los puntos de vista
aquí expuestos deben provocar una serie de preguntas. Para empezar, si
realmente nos estamos acercando a una crisis económica final o “borde del abismo”, ¿por qué no es
visible ya? Segundo, ¿quién tiene la culpa de esto? En tercer lugar, cuan grave
podía ser esta crisis final? Por último, pero sin duda más importante, ¿Se puede
hacer algo al respecto?
En lo que a la
visibilidad se refiere, nuestra opinión es que, si la economía cae en los
próximos pocos años, retrospectivamente - que siempre goza de la visión 20-20
de la retrospectiva – se dirá que los signos de la caída inminente eran
visibles mucho antes de 2013.
Para empezar,
cualquier persona que creía que el modelo de globalización (en la que Occidente
carece de producción propia, pero se espera que consuma al menos como en la
actualidad, o incluso más que nunca) era sostenible, era sin duda culpable de
ceguera voluntaria. Tal creencia era sólo viable en el supuesto de una asunción
absurda de que la deuda podría seguir aumentando indefinidamente. Charles
Mackay relató sobre muchos engaños, pero ninguno - ni siquiera la fe puesta en
la brujería - fue alguna vez tan irracional como la creencia (pocas veces se ha
dicho, pero siempre implícita en la política económica occidental) en que nunca
iba a terminar una forma de vida que era totalmente dependiente cada vez de más
deuda.
Incluso a los que
estaban dispuestos a tragarse el sinsentido de la deuda en perpetua expansión, la magnitud de la debería
haber hecho sonar las campanas de advertencia. De Liverpool a Los Ángeles, de
Madrid a Matsuyama, el mundo desarrollado está sumido en deudas que nunca
pueden ser pagadas. Además de la deuda oficial, los gobiernos han asumido
compromisos de pensiones y de bienestar que sólo son asequibles si se hacen suposiciones
verdaderamente heroicas sobre la prosperidad futura.
Al mismo tiempo, no
hay evidencia real de que la economía se esté recuperando de lo que ya es una
depresión más prolongada que la Gran Depresión de la década de 1930. Ahora hace
ya más de cuatro años desde la crisis bancaria y, en algo parecido a
condiciones normales, debería haber habido un retorno a la expansión económica.
Los gobiernos han intentado casi todo, desde tasas de interés prolongadas cerca
de cero, a medidas de estímulo de la creación de dinero en una escala
gigantesca. Estas herramientas han funcionado en el pasado, y el hecho de que,
esta vez, manifiestamente no estén funcionando debería decirnos que algo
profundamente diferente está pasando.
La cuestión de la
culpabilidad ha sido el equivalente al "perro que no ladra en la
noche" de Sherlock Holmes, en la que muy pocas personas se han rendido
cuentas por lo que es, indiscutiblemente, el peor desastre económico en por lo
menos ochenta años. Un pequeño número de sinvergüenzas, obviamente-criminales
han sido procesados, pero esto es algo que sucede de forma rutinaria en
tiempos normales, por lo que no equivale a una atribución de culpa de la
crisis. Ha habido denigración generalizada pública de los banqueros, la gran
mayoría de los cuales eran, en cualquier caso, sólo actuando dentro de los
parámetros de la “gratificación inmediata a base de deuda', ethos establecido a
través de las sociedades occidentales en su conjunto.
Algunos gobiernos
han sido expulsados por sus electores, pero sus reemplazos han tendido a hacer
lo mismo que sus predecesores. La verdadera razón de la aparente falta de
retribución es que la culpabilidad está demasiado dispersa en toda la sociedad
en su conjunto. Si, por ejemplo, la sociedad hubiese querido castigar a los
banqueros senior, ¿Qué hubiese pasado con los miles de vendedores que empujaron
a sabiendas a millones de clientes hacia hipotecas que no eran remotamente
asequibles? La sospecha persiste que ha habido una "gran conspiración de
culpabilidad ", pero incluso la izquierda radical no ha logrado atar esto a
aspectos específicos de una manera convincente.
Las causas reales de
la crisis económica son las normas culturales de una sociedad que ha llegado a
creer que la gratificación material inmediata, alimentada si es necesario por
deuda, algo que jamás puede ser un modo de vida sostenible. Podemos, si lo
deseamos, elegir culpar a la industria de la publicidad (que gasta quizás 470bn
$ empujando anualmente el mensaje consumista), o al grupo de ejecutivos de las
empresas que han externalizado trabajos especializados en la búsqueda de la
ganancia personal. Podemos culpar a una generación de responsables políticos
cuyo cortoplacismo les ha cegado a las tendencias subyacentes, o a reguladores y banqueros centrales que no
pudieron "parar la música de la fiesta" mucho después de que la
situación estuviese fuera de control.
Pero culpar a
cualquiera de estos realmente significa culparnos a nosotros mismos - por caer
en el mensaje consumista de la gratificación instantánea, con la compra de las
mercancías importadas, por tomar prestado mucho más que podríamos considerar
sano, y por elegir a los dirigentes políticos simplistas y vacuos.
Más allá de la
visibilidad y de la culpabilidad, las dos grandes cuestiones que deben abordarse
son "¿Cuán grave es la situación a la que nos enfrentamos?” y “¿Hay algo que
podamos hacer al respecto?”
De éstas, la primera
pregunta apenas necesita una respuesta, ya que las implicaciones parecen
evidentes - economías sufrirán sacudidas hiperinflacionarias en un intento desesperado
de escapar de la deuda, mientras que la desigualdad entre capas sociales
aumentará a medida que los recursos (incluyendo alimentos) disminuyan y la
escasez apriete. En términos de soluciones, el primer imperativo es sin duda un
cambio cultural lejos de la satisfacción inmediata, un cambio que, si no se
adopta voluntariamente, se aplicará a la sociedad de todos modos por la
reversión del crecimiento económico.
La
solución, por
supuesto, sería el descubrimiento de una nueva fuente de energía que
pueda invertir el de bajón en la ecuación fundamental de rendimientos
energéticos.
Algunos anclan su fe en la fusión nuclear (a lo largo de las líneas está
promovidas por ITER), pero esto, incluso si funciona, se encuentra a
décadas en el
futuro - es decir, mucho después de que la TRE global caiga por debajo
de los
niveles que sustentan la sociedad tal y como la conocemos. Soluciones
como los
biocombustibles y petróleos no convencionales se convierten en no
viables por
su intrínseca baja de TRE.
De igual manera,
esperar una solución tecnológica que se produzca sería extremadamente
imprudente, ya que la tecnología utiliza la energía (no la crea). Esperar que
la tecnología ofrezca una respuesta sería equivalente al bloqueo de las mejores
mentes científicas en un sala de estudio, proporcionándoles enorme potencia de
cálculo y grandes cantidades de dinero, y esperar que creen de la nada un sándwich
de jamón.
En ausencia de un
gran avance, las fuentes de energía realmente prometedoras (como la energía
solar concentrada) deben abordarse conjuntamente, sobre todo, con la adaptación
social, política y cultural a la "vida después del crecimiento".
Nota:
* Billón anglosajón
Nota:
* Billón anglosajón
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