dissabte, 30 de novembre del 2013

La energía nuclear será ultrasubvencionada… o no será

Publicat a   La Marea

OPINIÓN

<em>La energía nuclear será ultrasubvencionada… o no será</em>
Imagen aérea de la central nuclear de Cofrentes. FORO NUCLEAR
27 de noviembre de 2013
10:19
A finales de octubre el gobierno británico anunció que había llegado a un acuerdo con la empresa Électricité de France (EDF) para la construcción en Somerset, en el sudoeste de Inglaterra, de la planta nuclear de fisión Hinkley Point C. La instalación planificada constará de dos unidades EPR (European Pressurized Reactor) que proporcionarán una potencia total de 3,2 GW. Debería estar terminada en 2023 y operar durante 60 años. Oficialmente, el coste será de 19.000 millones de euros.
Esta cifra parece desmesurada, y lo es. Por ejemplo, el coste de construcción de una central de ciclo combinado con la misma potencia rondaría los 3.000 millones de euros. ¿Por qué, entonces, querría una empresa invertir en tecnología nuclear de fisión? La respuesta nos la ofrece este asombroso e iluminador párrafo del artículo que relataba la noticia en El País: “Por encima de todo, el proyecto de Hinkley Point tiene el potencial de dar un vuelco a la industria nuclear porque propone un nuevo modelo. Se acabó el viejo sistema por el que las costosas centrales se construían con dinero público. En el programa británico se construirán los reactores con dinero privado y a cambio el Estado le garantiza su rentabilidad. ¿Cómo? Asegurando a los inversores un precio mínimo por la energía que produzcan”.
No sabemos si los redactores están utilizando una finísima ironía (en su defensa hay que decir que sería el mismo tipo de ironía del que hace gala el Secretario de Estado de Energía de Reino Unido, Edward Davey), pero en cualquier caso lo que nos cuentan es que el viejo sistema y el nuevo son el mismo: Hinkley Point C verá la luz, exclusivamente, porque el gobierno británico garantiza los beneficios de las empresas que la construirán y operarán. El vuelco en el modelo consiste simplemente en que la central no se construirá con dinero público aportado por el contribuyente británico antes de 2023, sino que a partir de 2023, suponiendo que los plazos se cumplan, el ciudadano británico pagará un notable sobrecoste por la electricidad allí producida para que las empresas involucradas recuperen con creces su inversión.
Concretamente, el gobierno se ha comprometido a pagar la electricidad producida en la central a 109 €/MWh (en euros de 2012) durante 35 años. Para comprender la magnitud de la cifra, mencionemos que hoy en Reino Unido a una gran instalación fotovoltaica se le ofrece una remuneración de unos 80 €/MWh durante 20 años. Esta es la remuneración que recibe una tecnología a la que se adjudica el adjetivo “inmadura” y que reduce su precio a una velocidad vertiginosa. La comparación con el coste de la producción fotovoltaica en 2023, con toda probabilidad bastante inferior al actual, hará todavía más desorbitada la remuneración garantizada a la central de Hinkley Point C. Por otro lado, las experiencias recientes con los EPRs (habitualmente denominados “de tercera generación” y presentados como la solución a muchos de los problemas de la energía nuclear de fisión) hacen que incluso la cifra de 19.000 millones de euros deba ser tomada con gran prudencia: Olkiluoto-3 en Finlandia o Flamanville en Francia, prototipos de esta tercera generación que supuestamente iban a relanzar la nuclear en Europa, han acumulado grandes retrasos y sobrecostes del orden del 100% de lo prometido. Incluso la propia Hinkley Point C acumula un sobrecoste de más del 10% antes de haber empezado a construirse, como se señala en el artículo de El País citado anteriormente.
La energía nuclear de fisión no es rentable económicamente, y para alcanzar esta conclusión solo hemos necesitado los datos correspondientes al coste de construcción de la central. El argumento económico se torna demoledor si incluimos los costes asociados a un eventual accidente, que no están recogidos en esos 19.000 millones. Las centrales nucleares están obligadas a contratar un seguro pero su cobertura es muy limitada, siendo el Estado el que termina asumiendo prácticamente la totalidad de la factura en caso de accidente grave. Sin ir más lejos, el coste asociado al accidente de Fukushima se estima en decenas de miles de millones de euros que tendrán que pagar (que ya están pagando) los ciudadanos japoneses.
De todos modos, nuestro argumento no es que la energía nuclear de fisión haya de ser abandonada porque no es económicamente rentable. El hecho de que el problema de los residuos no haya sido resuelto ni existan perspectivas de que lo sea, el peligro de proliferación, el riesgo de catastróficos accidentes, o que las reservas de uranio disponibles (al menos aquellas con unos costes de extracción económica y energéticamente razonables) sean totalmente insuficientes para que esta forma de generación pueda limitar significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero, nos parecen motivos suficientes para hacerla desaconsejable. Lo novedoso de los datos de Hinkley Point C es que además demuestran categóricamente que esta tecnología ha dejado de ser económicamente competitiva.
[Iván Calvo, Daniel Carralero y José Luis Velasco, del Observatorio Crítico de la Energía]

divendres, 29 de novembre del 2013

La remunicipalización de la energía, aprendiendo de la re-ruralización. II Congreso Rural Smart Grid

Article publicat a La Vanguardia

El Colegio de Agrónomos organiza en Lerida el II Congreso Rural Smart Grid. Un acierto. Hoy las Smart Citie se inspiran en las Rural Smart. Las ciudades europeas inician un camino hacia la remunicipalización de las redes, la transición hacia un modelo de generación distribuida, la expansión de las energías renovables -que aprovechan recursos energéticos locales- ofrecen un nuevo protagonismo a los pueblos. Hoy sirven de inspiración a las ciudades. El actual modelo centralizado se convierte en una traba para el desarrollo de las tecnologías del siglo XXI –la transición energética es el mayor reto desde la segunda guerra mundial.
Recomunitarización, remunicipalización de las ciudades.
El pasado domingo Berlín celebró un referéndum para remunicipalizar la energía. Poco antes, coincidiendo con las elecciones alemanas, en Hamburgo ganaba el “sí” a la remunicipalización de la red eléctrica. Berlín ganó el “sí” con más apoyo, el 83% de voto, 600.000 apoyaron la propuesta. Pero los escasos votos en contra hizo que faltase 20.000 votos para el 25% necesario para el “quorum”. La decisión queda en manos del senado de Berlín, que tendrá que decidir en 2014 quien gestionará las redes hasta ahora en manos de la sueca Vattenfall.
Existen en Alemania 170 ciudades que tienen la energía municipalizada. Mientras la alta política receta privatizar servicios públicos, la Unión Europea quiere un mercado interior de la energía pocas energéticas…; por abajo surgen, una paradoja: la tendencia -opuesta- hacia la remunicipalización de los servicios públicos.
No se trata de suplantar actores privados que actúan por su cuenta, logra crear la máxima libertad para que los ciudadanos sean los protagonistas de la transición energética. Va más allá de recuperar el concepto de los “bienes comunes”, del que trato Elinor Ostrom, Nobel de 2009. La función de las redes no es solo distribuir la energía, las redes de baja y media tensión no transporta, algo que no es un objeto físico, determina qué, dónde, cuanta energía satisface la demanda. tiene una función reguladora que permite acelerar la transición hacia un modelo de generación distribuida. El camino puede ser más rápido o entorpecerse.
Christian Hey, presidente del Consejo de Sostenibilidad del gobierno alemán -en la conferencia inaugural de Rural Smart- lamentaba el resultado de Berlín. Mostraba que Berlín y Hamburgo tienen menos de un 1% de la energía de renovables, frente a regiones que superan el 100%. Mostraba un mapa de Alemania y Francia con ese nuevo protagonismo local.Wuppertal Institut mostraba argumentos en favor de esa aceleración de la transición energética (http://wupperinst.org/uploads/tx_wupperinst/Stadtwerke_Sondierungsstudie.pdf).
Berlín y Hamburg miran las Rural Smart.
Berlín y Hamburgo se inspiraban en Schönau. Un pequeño pueblo de apenas 2.400 habitantes en la selva negra que en los años 80 decidieron abandonar la energía nuclear. Durante una década recuperan la empresa local de energía: Elektrizitätswerke Schönau. ¿Qué fueron de las vanguardistas e innovadoras empresas públicas locales de energía? Unas se malvendieron, otras se perdieron, algunas sobrevivieron dentro de grandes consorcios; las redes pasaron a ser un campo de juego para fondos de inversión, cuyo cometido son los beneficios a los accionistas, no en transformar las redes y favorecer la transición energética. Hoy esas empresas son más útiles que lo fueron en su momento.
No hemos de fijarnos en los escaparates de las smart citie. Berlín y Hamburgo, en cambio, se fijan en esas miles de cooperativas rurales convertidas en cooperativas de energía. Tiene mucho más sentido que donde existen abundantes recursos energéticos, desde residuos orgánicos –para usarlos como biomasa-, hasta pequeña hidráulica, pasando por el sol y el viento, se busque inteligencia para favorecer la transición energética. Más de 10.000 cooperativas rurales se transformaron en cooperativas de energía, con 20 millones de socios detrás en Alemania. Christian Hay mostraba no solo el mapa alemán, también como Francia se recupera los servicios energéticos. Tiene proyectos conjuntos con Andreas Rüdinger, IDDRI, en el marco de cooperación reformada en materia de transición energética.
Geraud Gibert presidente de La Fabrique Ecològique, creaba una herramienta para que las autoridades locales se pusieran al día en los desafíos que supone la transición energética descentralizada con esa protagonismo de autoridades locales. Mostraba los desafíos para la gobernanza descentralizada (http://cdurable.info/Les-territoires-au-coeur-de-la-transition-energetique-Pour-un-modele-francais-de-decentralisation-energetique.html).
Enrique Garcilazo, Director de la OCDE Rural Smart pide que los subsidios rurales estén involucrados en el desarrollo de energía renovables en el territorio. 
Regresar a lo público y a lo pequeño.
Se trata de una inversión radical de tendencias. Reino Unido fue donde se manifestó de forma más clara esa tendencia a la completa privatización de servicios públicos (agua, energía, transporte, bajo la fórmula de outsourcing); marco la tendencia de liberalización de mercado. Ese regreso de lo público viene de la mano de la autoridad local. En Alemania a partir de lasStadtwerke (que parecía haberse decretado su defunción -Stadtwerkesterben). Hoy la más relevante la de Múnich (SWM).

dimarts, 26 de novembre del 2013

nef: ¿Por qué estamos tan obsesionados con el "trabajo intenso"?

Traducción del artículo Why are we so obsessed with ‘hard work’? en  catalán y castellano (al final) 

Fundación New Economics



Why are we so obsessed with ‘hard work’?

Photo credit:    pantxorama
NOVEMBER 21, 2013 // BY: SARAH LYALL

El Regne Unit té la major mitjana de nombre d'hores anuals de treball de totes les grans economies d'Europa, però està lluny de ser el país més fort.
Països com Alemanya, Bèlgica i els Països Baixos han demostrat que és possible tenir una mitjana d'hores considerablement menor, i es pot dir que han obtingut millors resultats durant la recessió econòmica. Les persones que viuen en països amb menor mitjana d'hores de treball també tendeixen a reportar nivells més alts de satisfacció amb la vida i nivells més baixos d'estrès, amb el "ideal" d'una setmana de treball situada entre 25 i 30 hores, segons els resultats d'una recent enquesta a nivell europeu.
Molts han comentat sobre l'ús persistent de 'treballadors intensius (hardworker)' i especialment de 'famílies intensament treballadores’a la fraseologia habitual de la política britànica. Aquesta setmana he gaudit llegint la discussió sobre el hardworker 'mític' d'Alex Andreou. En clau divertida, Andreou, que dirigeix ​​la companyia 'Sturdy Beggars Theatre Company', descriu com se sent en admetre "davant mi mateix i davant del món: jo no sóc naturalment hardworker. (la multitud assenyalant i xiulant-lo, senyores desmaiant-se, crits de "monstre" ...)
Mirem de prop la imatge dels heroics hardworkers: mantenen més d'una ocupació de baixos ingressos i treballen a deshores per poder mantenir les seves famílies, a les que amb prou feines tenen temps de veure, en un context d'augment dels costos de vida i de estancament de salaris, i això comença a semblar-se molt a l'explotació.
Si mirem més acuradament, el nivell d'ingressos i el treball dur signifiquen coses diferents. Àdhuc en la recessió, i per a aquells amb ingressos més alts, el treball dur té molt a veure amb el consum i l'estatus social. Treballant -com ha dit Tim Jackson, professor de Desenvolupament Sostenible a la Universitat de Surrey- "per gastar uns diners que no tenim en coses que no necessitem per tal d'impressionar a persones a qui ni els importa ni els afecta". O, dit d'una altra manera, "treballem moltes hores per guanyar diners amb què comprar coses que són fabricades i consumides de tal manera que infligeixen un dany profund i irreversible a l'ecosistema del qual depèn tota la vida."
Tot això ens porta a la pregunta, cap a on anem corrent i per què estem corrent tan ràpid?
La setmana passada a la llibreria Waterstone 's economists' Bookshop, nef (nef [the new economics foundation] és el principal think tank del Regne Unit per promoure la justícia social, econòmica i ambiental. El seu propòsit és aconseguir una Gran Transició -per transformar l'economia de manera que aquesta treballi per a la gent i el planeta) va llançar una nova col·lecció d'assajos de destacats experts en ciències socials, econòmiques i ambientals, explorant aquesta pregunta. El llibre, Time on Our Side, apunta a un dilema central: tenim una economia que està condemnada si creix (pel possible impacte negatiu en el canvi climàtic) i condemnada si no ho fa (pel possible impacte en l'ocupació i ingressos).
El llibre sosté que la millor manera de sortir de la trampa és passar a una setmana laboral més curta. Com que els països en el món ric semblen cada vegada més incapaços de fer créixer les seves economies i reduir les emissions de gasos d'efecte hivernacle a nivells sostenibles, haurien encarar-se a la necessitat d'un futur amb poc o cap creixement econòmic.
Un dels pitjors efectes d'una economia estacionària és generalment un alt atur -però això es pot compensar, en certa mesura, si les persones treballen menys hores. Això significaria renunciar al 'fetitxe de la productivitat del treball' i centrar-se en la qualitat del treball en si: "si disposem de menys treball del que tenia abans en l'economia, sigui quina sigui la raó, llavors potser tots hauríem de treballar menys i gaudir-ne". El llibre suggereix que en lloc de tractar d'augmentar els nostres salaris any rere any, podríem mirar d'augmentar la quantitat de temps que tenim cada setmana per a nosaltres mateixos.
Hi ha qüestions d'equitat òbvies que s'han de considerar. Qui ha de ser el primer a reduir les seves hores de treball? Què passa amb les persones que estan mal moment més a causa de les seves responsabilitats familiars que en relació al seu treball? Menys hores de treball té el potencial d'augmentar la igualtat de gènere i ingressos mitjançant la redistribució de temps remunerat i no remunerat , però les polítiques de "treball flexible" també pot donar avantatge als empresaris i imposar els "zero hours contracts" sobre els que els treballadors tenen poc o cap control ( BBC News , 9 de setembre de 2013 . S'espera que el líder laborista Ed Miliband presenti plans per prohibir els contractes de zero hores per l'explotació que comporta. Centenars de milers de treballadors -el sindicat Unite calcula uns 5,5 milions- estan sota aquests contractes, que permeten als empresaris contractar personal sense garantia de treball. Significa que els treballadors "zero hours" només treballen com i quan -cridats sovint amb poca antelació- siguin necessaris pels empresaris, i només se'ls paga per les hores que treballen. Els crítics diuen que això deixa als treballadors amb poca estabilitat i menys seguretat, i subjectes a explotació. Per contra, els contractes permeten a les empreses la flexibilitat necessària per respondre a la fluctuació en l'oscil·lació de treball.).
Una setmana laboral més curta s’hauria d'establir també juntament amb mesures per fer front als salaris baixos, per assegurar que tothom pugui beneficiar-se d'aquesta nova riquesa que és el temps lliure. El llibre aborda aquests temes de front, advertint que la justícia social, la sostenibilitat ambiental i una economia florent són les possibles conseqüències d'una setmana laboral més curta, però no per això la seva posada en marxa serà inevitable. Tot dependrà de com es fa, i les maneres en què aquest creixent cos de coneixement s'utilitza per inspirar l'acció pràctica per a un futur més equilibrat, sostenible i equitatiu.

Per la traducció, Rafa Granero.

The UK has the longest average annual working hours of all the major economies in Europe, but it is far from the strongest.
El Reino Unido tiene el mayor promedio de número de horas anuales de trabajo de todas las grandes economías de Europa, pero está lejos de ser el país más fuerte.
Countries such as Germany, Belgium and the Netherlands have demonstrated that it is possible to have significantly shorter average hours, and have arguably fared better during economic recession. People living in countries with shorter average working hours also tend to report higher levels of life satisfaction and lower levels of stress, with the ‘ideal’ working week lying somewhere between 25 and 30 hours according to the results of a recent Europe-wide survey.
Países como Alemania, Bélgica y los Países Bajos han demostrado que es posible tener un promedio de horas considerablemente menor, y puede decirse que han obtenido mejores resultados durante la recesión económica. Las personas que viven en países con menor promedio de horas de trabajo también tienden a reportar niveles más altos de satisfacción con la vida y niveles más bajos de estrés, con el “ideal” de una semana  de trabajo situada entre 25 y 30 horas, según los resultados de una reciente encuesta a nivel europeo.
Many have commented on the persistent use of the phrase ‘hard-working’ and especially ‘hard-working families’ in British politics. This week I enjoyed reading Alex Andreou’s discussion of the ‘mythic’ hardworker. Poking fun, Andreou, who runs Sturdy Beggars Theatre Company, describes how it feels to admit, “to myself and to the world: I am not naturally hard-working. (Cue hissing from the crowd, ladies fainting, shouts of "monster".)
Muchos han comentado sobre el uso persistente de 'trabajadores intensos (hardworker)' y especialmente de ‘familias intensamente trabajadoras’ en la fraseología habitual de la política británica. Esta semana he disfrutado leyendo la discusión sobre el hardworker 'mítico' de Alex Andreou. En clave divertida, Andreou, que dirige la compañía ‘Sturdy Beggars Theatre Company’, describe cómo se siente al admitir "ante mí mismo y ante el mundo: yo no soy naturalmente hardworker. (la multitud señalándole i silbándole, señoras desmayándose, gritos de "monstruo"...)
Look more closely at the image of heroic hard-workers: holding down more than one low-income job and working anti-social hours so they can support their families who they barely have the time to see in the context of rising living costs and stagnating wages; and it begins to look a lot like exploitation.
Miremos de cerca la imagen de los heroicos hardworkers: mantienen más de un empleo de bajos ingresos y trabajan a deshoras para poder mantener a sus familias, a las que apenas tienen tiempo de ver, en un contexto de aumento de los costes de vida y de estancamiento de salarios; y esto empieza a parecerse mucho a la explotación.
Look further up the income scale and hard-work takes on a different meaning. Even in recession, for those on higher incomes working hard has a lot to do with consumption and status. Working – as Tim Jackson, Professor of Sustainable Development at the University of Surrey, has said – “to spend money we don’t have on things we don’t need to create impressions that won’t last on people we don’t care about”. Or, put another way, “working long hours to earn money to buy stuff that’s made and used in ways that inflict profound and irreversible damage on the ecosystem on which all life depends.”
Si miramos más detalladamente, el nivel de ingresos y el trabajo duro significan cosas diferentes. Incluso en la recesión, para aquellos con ingresos más altos el trabajo duro tiene mucho que ver con el consumo y el estatus social. Trabajando - como ha dicho Tim Jackson, profesor de Desarrollo Sostenible en la Universidad de Surrey - "para gastar un dinero que no tenemos en cosas que no necesitamos con el fin de impresionar a personas a las que ni les importa ni les afecta". O, dicho de otra manera, "trabajamos muchas horas para ganar dinero con el que comprar cosas que son fabricadas y consumidas de manera que infligen un daño profundo e irreversible al ecosistema del que depende toda la vida."
This all begs the question, where are we running and why are we running there so fast?
Todo esto nos lleva a la pregunta, ¿hacia dónde vamos corriendo y por qué estamos corriendo tan rápido?
Last week at Waterstone’s Economists’ Bookshop, nef launched a new collection of essays by leading experts in social, economic and environmental sciences, exploring that question. The book, Time on Our Side, points to a central dilemma: we have an economy that is damned if it grows (because of the likely negative impact on climate change) and damned if it doesn’t (because of the likely impact on jobs and income).
La semana pasada en la librería Waterstone’s Economists’ Bookshop, nef (nef [the new economics foundation] es el principal think tank del Reino Unido para promover la justicia social, económica y ambiental. Su propósito es lograr una Gran Transición - para transformar la economía de modo que ésta trabaje para la gente y el planeta) lanzó una nueva colección de ensayos de destacados expertos en ciencias sociales, económicas y ambientales, explorando esa pregunta. El libro, Time on Our Side, apunta a un dilema central: tenemos una economía que está condenada si crece (por el posible impacto negativo en el cambio climático) y condenado si no lo hace (por el posible impacto en el empleo e ingresos).
The book argues that the simplest way of getting out of the trap is to move to a shorter working week. Since countries in the rich world seem increasingly unable to grow their economies while also reducing greenhouse gas emissions to sustainable levels, they should start facing up to a future with little or no economic growth.
El libro sostiene que la mejor manera de salir de la trampa es pasar a una semana laboral más corta. Puesto que los países en el mundo rico parecen cada vez más incapaces de hacer crecer sus economías y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a niveles sostenibles, deberían encararse a la necesidad de un futuro con poco o ningún crecimiento económico.
One of the worst effects of a flat-lining economy is usually high unemployment – but this can be offset, to an extent, if people work fewer hours. This would mean relinquishing our ‘fetish for labour productivity’ and focusing on the quality of work itself: ‘if there’s less work to be had in the economy, for whatever reason, then perhaps we should all just work less and enjoy it.’ The book suggests that instead of endeavouring to increase our salaries year on year, we could be looking to increase the amount of time we have each week to call our own.
Uno de los peores efectos de una economía estacionaria es generalmente un alto desempleo - pero esto se puede compensar, en cierta medida, si las personas trabajan menos horas. Esto significaría renunciar al 'fetiche de la productividad del trabajo’ y centrarse en la calidad del trabajo en sí:​​ “si disponemos de menos trabajo del que se tenía antes en la economía, sea cual sea la razón, entonces tal vez todos deberíamos trabajar menos y disfrutar de ello”. El libro sugiere que en lugar de tratar de aumentar nuestros salarios año tras año, podríamos mirar de aumentar la cantidad de tiempo que tenemos cada semana para nosotros mismos.
There are obvious equity issues to be considered. Who should reduce their working hours first? What about people who are time poor because of their caring responsibilities rather than their work? A shorter working has the potential to increase gender and income equality by redistributing paid and unpaid time, but ‘flexible working’ policies can also give the advantage to employers and lead to zero hours contracts over which workers have little or no control.
Hay cuestiones de equidad obvias que deben considerarse. ¿Quién debe ser el primero en reducir sus horas de trabajo? ¿Qué pasa con las personas que están mal momento más a causa de sus responsabilidades familiares que en relación a su trabajo? Menos horas de trabajo tiene el potencial de aumentar la igualdad de género e ingresos mediante la redistribución de tiempo remunerado y no remunerado, pero las políticas de “trabajo flexible” también puede dar ventaja a los empresarios e imponer los “zero hours contracts  sobre los que los trabajadores tienen poco o ningún control (BBC News, 09 09 2013. Se espera que el líder laborista Ed Miliband presente planes para prohibir los contratos de cero horas por la explotación que conlleva. Cientos de miles de trabajadores - el sindicato Unite calcula unos 5,5 millones - están bajo estos contratos, que permiten a los empresarios contratar personal sin garantía de trabajo. Significa que los trabajadores “zero hours” sólo trabajan como y cuando -llamados a menudo con poca antelación- sean necesarios por los empresarios, y sólo se les paga por las horas que trabajan. Los críticos dicen que esto deja a los trabajadores con poca estabilidad y menos seguridad, y sujetos a explotación. Por contrario, los contratos permiten a las empresas la flexibilidad necesaria para responder a las fluctuaciones en la oscilación de trabajo.).
A shorter working week would also have to be established alongside measures to tackle low wages, to ensure that everyone could benefit from the new wealth of time. The book addresses such issues head on, cautioning that social justice, environmental sustainability and a flourishing economy are possible consequences of a shorter working week, but not inevitable. It all depends on how it’s done, and the ways in which this growing body of knowledge is used to inspire practical action for a more balanced, sustainable and equitable future.
Una semana laboral más corta tendría que establecerse también junto con medidas para hacer frente a los bajos salarios, para asegurar que todos puedan beneficiarse de esa nueva riqueza que es el tiempo libre. El libro aborda estos temas de frente, advirtiendo de que la justicia social, la sostenibilidad ambiental y una economía floreciente son las posibles consecuencias de una semana laboral más corta, pero no por ello su puesta en marcha será inevitable. Todo dependerá de cómo se hace, y las maneras en que este creciente cuerpo de conocimiento se utiliza para inspirar la acción práctica para un futuro más equilibrado, sostenible y equitativo.

Per la traducció, Rafa Granero.

diumenge, 24 de novembre del 2013

Remunicipalització de la xarxa elèctrica de distribució

Debat al voltant de les experiències de Berlín i Hamburg i el canvi de tendències a Europa.

Data:

02/12/2013 - 19:30


Lloc:

Ateneu Barcelonés
c/ Canuda

Sala: Sala Verdaguer

Accés: Obert

Organitzador:

Acte organitzat per la secció d'Economia de l'Ateneu Barcelonès amb l’Associació de Serveis Energètics Bàsics Autònoms (SEBA).

recuperar electricitat
Hi intervindran: Stefan Taschner, de la Campanya Berliner Energietisch; Wiebke Hansen, de la Plataforma ciutadana Unser Hamburg-Unser Netz, i representants de la Xarxa per la Sobirania Energètica.
Moderador: Jordi Ortega, filòsof, politòleg i periodista. Investigador de Grupo de Cambio Climático y Sostenibilidad de la Universidad Carlos III, de Madrid.
Acte en castellà.

dijous, 21 de novembre del 2013

Decrecimiento, petróleo caro y la nueva economía de la energía



real-world economics review

ISSN 1755-9472
Issue 61 – 26 September 2012

Nuestras concepciones y expectativas del mundo han sido moldeadas por la experiencia del crecimiento económico. La estabilidad dinámica de este crecimiento nos ha habituado a lo que es " normal". Esa normalidad debe erradicarse pronto. - David Korowicz


DECRECIMIENTO, PETRÓLEO CARO Y
LA NUEVA ECONOMÍA DE LA ENERGÍA


Samuel Alexander *
* Dr. Samuel Alexander es codirector del Instituto Simplicidad y profesor en la Oficina de Programas Ambientales de la Universidad de Melbourne.

1 . PREPARACIÓN PARA LA VIDA DESPUÉS DE CRECIMIENTO

Partiendo de la perspectiva de los " límites del crecimiento "  (Meadows et al, 2004) y en el trabajo de varios analistas de la energía (Ayers y Warr, 2009, Murphy y Hall, 2011a , b ), este trabajo se basa en el punto de vista de que  para crecer,  las economías industriales requieren un suministro barato y abundante de energía, especialmente de petróleo. Cuando los costos del petróleo aumentan de manera significativa, estos  añaden costes extra al transporte, al  trabajo mecanizado, a los plásticos y a la producción industrial de alimentos entre muchas otras cosas y esta dinámica de precios absorbe  gastos e inversiones discrecionales del resto de la economía  provocando impagos de la deuda, estancamiento económico, recesión  o incluso depresiones a largo plazo. Eso se parece a lo que estamos viendo en todo el mundo hoy en día, con la amenaza de que lo peor está por venir (Tverberg, 2012a). La producción de crudo se encuentra en  un  plateau ondulante desde 2005  mientras que la demanda ha ido aumentando (Hirsch et al, 2010). Esta situación  ha llevado a una enorme presión al alza sobre los precios del petróleo  y varios comentaristas han llegado a la conclusión de que estos altos precios del petróleo significan el final ( Heinberg, 2011 ; Rubin, 2012 ) o al menos el crepúsculo (Alexander,2011a , 2012a ) del crecimiento económico mundial. Si esto es cierto, estamos viviendo los albores de una nueva era  y deberíamos estar  preparándonos para el impacto.

Algunas nuevas investigaciones  examinadas  a continuación  han puesto el foco en lo  que parece confirmar este mensaje esencial. En otras palabras, el petróleo caro  parece estar sofocando la economía global basada en la deuda  justo en el momento en que   esta está tratando de recuperarse (Hamilton, 2011; Tverberg , 2012b ). Por desgracia, la mayoría de los economistas, incluyendo los que están en el gobierno, parecen ignorar la estrecha relación entre la energía, la deuda y la economía  y esto significa que son incapaces de ver que el petróleo caro es una de las causas principales de los problemas económicos de hoy en día. En consecuencia, diseñan sus pretendidas soluciones (por ejemplo, los paquetes de estímulo, la flexibilización cuantitativa, las bajas tasas de interés para fomentar los préstamos, etc.) sustentadas en el deficiente criterio basado en el crecimiento, no reconociendo que la nueva economía de la energía significa que el modelo de crecimiento, que supone insumos energéticos baratos, ahora está peligrosamente caducado. Cuando las economías basadas en el crecimiento  no crecen, los hogares, las empresas y las naciones luchan por pagar sus deudas y rápidamente las cosas comienzan a desmoronarse de manera indeseable.

Incluso algunos  de los " economistas ecológicos " más progresistas no logran apreciar la importante  relación entre la energía, la deuda y el crecimiento económico. Durante varias décadas, los defensores de la economía " estacionaria " (por ejemplo, Daly, 1996) han argumentado persuasivamente que tenemos que ir más allá del modelo de crecimiento  por diversas razones sociales y ambientales (Victor , 2008 ; Jackson, 2009), pero muy pocos parecen darse cuenta de que los préstamos que devengan con interés son incompatibles con una economía estacionaria debido al hecho de que el reembolso de la deuda más los intereses implica crecimiento ( Sorrell, 2010; Trainer, 2011 ). En pocas palabras, implica crecimiento debido a tener que devolverse más dinero del que se había  prestado o invertido inicialmente, lo que requiere una expansión general de la economía si las deudas van a devolverse. Muchos economistas ecológicos están en contra del crecimiento sin estar en contra de los  préstamos con interés  y no está claro que esta sea una posición coherente. Esta contradicción sin duda merece una consideración más crítica.

Del mismo modo, los economistas ecológicos que abogan por la descarbonización de la economía no parecen darse cuenta de lo revolucionario de la propuesta- lo cual no significa que la propuesta sea errónea (Hansen et al, 2008 ), sólo que sus consecuencias económicas pueden no entenderse. Si la economía mundial lograse dejar de depender de los combustibles fósiles en las próximas décadas  en respuesta al cambio climático, entonces la economía estacionaria, si por estacionaria entendemos algo parecido a mantener los actuales niveles de riqueza, "sería imposible”. Imposible porque los combustibles fósiles actualmente representan alrededor del 80 % del suministro mundial de energía (IEA, 2010 a: 6)  y nada parecido a la producción actual podría mantenerse cuando estamos hablando de ese nivel de reducción de energía. Sin combustibles fósiles, el mundo no tendría el suministro de energía necesario para mantener una producción económica estacionaria. La economía tendría que contraerse de manera significativa. Esta no es una consecuencia que muchos economistas ecológicos parecen no  entender o no se atreven a reconocer.

Aunque acepto que el mundo debe hacer la transición a fuentes de energía renovables sin demora, la evidencia sugiere que tales fuentes nunca podrán reemplazar (totalmente o de forma asequible ) la energía contenida en los combustibles fósiles , especialmente el petróleo (Trainer, 2012a , 2010a ) . Las fuentes renovables son también dependientes de los combustibles fósiles en sí mismos, un punto a menudo  fácilmente olvidado. Por lo tanto, si nos tomamos en serio la lucha contra el cambio climático y el abandono de  los combustibles fósiles, nos debemos preparar para un mundo con tal vez la mitad de consumo de energía, y esto implica abrazar, no una economía estacionaria sino algún proceso de 'decrecimiento' de contracción planificada de la economía  (Alexander, 2012b , 2011b ) . Como la población mundial crecerá hasta nueve o diez millones de habitantes en las próximas décadas, este razonamiento va a ser cada vez más un desafio, porque el consumo sostenible de energía per cápita se reducirá aún más. Vale la pena señalar que, aun cuando no hubieran problemas de suministro de energía , el hecho de que la economía actual ya supera con creces la capacidad de carga sostenible del planeta ( Red de la Huella Global, 2012 ) significa que todavía se requerirà de alguna forma  una significativa contracción económica global  (Alexander, 2012b ; Clarke y Lawn , 2010 ; Latouche , 2009 ) .

Ni que decir tiene que  los poderes fácticos no están dispuestos ni a poner atención en este diagnóstico de 'decrecimiento' ni en  sus consecuencias radicales, ya que esto implicaría establecer fundamentalmente nuevos sistemas económicos que operen con insumos energía mucho más bajos. Podemos estar seguros de que el Imperio nunca  contemplará la  auto aniquilación, sino que luchará  por su supervivencia hasta el final. De la misma manera, es muy improbable que la cultura consumista acepte cualquier propuesta de reducir voluntariamente los niveles de consumo. Superar o hacer frente a estas formas de resistencia es una tarea casi imposible a la que tienen que enfrentarse  los que buscan una alternativa radical, una economía post-carbono ( Trainer , 2010b; Heinberg y Leach, 2010, Alexander, 2011c ) .
    
1.1 . Una nueva economía de la energía
    
Si el mundo ha de hacer frente eficazmente a los problemas ecológicos y económicos planteados, es urgente infundir una nueva economía de la energía en nuestro pensamiento económico y en los sistemas económicos, tanto a nivel local como a  nivel macroeconómico. Es discutible que el alcance de esta transición sea un decrecimiento próspero ( Odum y Odum , 2001 ), pero teniendo en cuenta lo arraigado que está el modelo de crecimiento, sobre todo a nivel gubernamental (Hamilton , 2003 ), una transición voluntaria hacia una economía post-crecimiento no será ni fácil ni probable. Para aquellos que no esperan que los gobiernos tomen la iniciativa hacia esta transición, creo que el mejor camino a seguir es comenzar a prepararse para la contracción económica a nivel personal y comunitario, minimizando el consumo a través de la simplicidad voluntaria (Alexander, 2009 ; Alexander y Ussher , 2012 ; Trainer , 2010 ) , liberándose de la deuda y construyendo la resiliencia local en la forma en que lo hacen las Iniciativas de Transición (Hopkins , 2008 ; Holmgren , 2012 ). Por encima de todo, tenemos que acostumbrarnos a vivir con mucho menos energía. Aunque en última instancia, el objetivo debe ser construir una economía decrecentista totalmente nueva  "desde abajo" y de esa manera reemplazar efectivamente las estructuras económicas existentes, ignorando el  capitalismo del crecimiento hasta la muerte ( Trainer , 2010 , Alexander , 2012a , 2012c ), puede que la  "resiliencia" - la capacidad de soportar futuras crisis –sea todo a lo que podemos aspirar de manera razonable (Alexander, 2012d ; Barry, 2012 ) .

La vida es demasiado compleja y hay demasiadas variables en juego para que podamos  saber con certeza la naturaleza de las próximas crisis, exactamente donde van a golpear o con qué dureza, pero el conjunto de evidencias al que nos enfrentamos indica que  deberíamos estar trabajando para preparar nuestras economías locales para la vida después del crecimiento (Heinberg , 2011 , Hirsch et al, 2010 ). No podemos confiar en los gobiernos para que nos guíen en esta transición, ya que parecen comprometidos a hacer todo lo posible para mantener y conservar el sistema actual que es contraproducente dado que el sistema no parece tener futuro ( dorado , 2011 ; Meadows et al, 2004 ). Es casi seguro que vamos a tener que construir la nueva economía  nosotros mismos a nivel familiar y comunitario.

Antes de que estas estrategias de base y estas metas se adopten en masa  será necesario que  más personas comprendan la relación entre energía y la economía. Espero que este artículo sirva para llamar más la atención sobre estas importantes cuestiones con el objetivo de abrir el debate para una discusión más amplia, más que  tratar de ponerle fin. Me temo que estos problemas no van a desaparecer . La madre naturaleza se asegurará de ello.


2 . ENERGÍA Y ECONOMÍA

Aunque la relación entre la energía y la economía puede hacerse muy compleja con bastante rapidez, la dinámica básica puede entenderse  y transmitirse fácilmente. En esta sección quiero describir la naturaleza de esa dinámica.
    
 
 Figura 1 . Consumo mundial de energía por fuente , basado en las estimaciones de Vaclav Smil  a partir de La Transición Energética : Historia, Requisitos y perspectivas,  BP datos estadísticos para 1965 y siguientes . La categoría de biocombustibles también incluye energía eólica, solar y otras energías renovables nuevas. Gráfico de Gail Tverberg ( 2012c ),  http://ourfiniteworld.com/2012/03/12/world-energy-consumption-since-1820-in-charts/

El primer punto a destacar es que siempre ha habido una estrecha correlación entre el consumo de energía y el crecimiento económico (Ayers y Warr, 2009 ; Stern y Kander , 2011 ) que en realidad no debería ser una sorpresa. En pocas palabras, la actividad productiva necesita energía  y muchos estudios y evidencias han demostrado que cuando el suministro de energía no llega a suplir la demanda,  las economías sufren  a menudo hasta llegar a la recesión (por ejemplo, Hamilton, 2010 ; Tverberg , 2012a ). Además se ha demostrado que el crecimiento de la producción de energía impulsa el crecimiento económico y no a la inversa . En un estudio reciente, Ayres y Warr ( 2010 : 1692 ) examinaron esta cuestión y explican sus resultados como sigue :
    
 [C ]crecimiento no conduce a un aumento de la exergía /consumo de trabajo útil, si no mas bien el crecimiento de la producción es “impulsado’' por el aumento de la disponibilidad de energía y el aumento de trabajo útil para la economía . [ ] Estos resultados proporcionan una clara evidencia de la importancia de la cantidad de energía consumida para el crecimiento del PIB y que los esfuerzos para reducir el consumo de exergía pueden tener un efecto negativo en las futuras tasas de crecimiento del PIB.

Lo que es sorprendente, sin embargo, es que las teorías dominantes macroeconómicas dominantes (por ejemplo, Solow, 1956) no incluyen la energía en sus modelos económicos, lo que significa que si utilizamos estos modelos para reflexionar sobre el mundo, no hay ninguna razón para pensar que un estancamiento o disminución en el suministro energético tiene por qué afectar al crecimiento económico (para una revisión crítica , véase Hall y Klitgaard , 2012 ).

La razón por la que la mayoría de economistas han sido capaces de llegar tan lejos sin tener en cuenta la energía en sus macromodelos económicos se debe, sobre todo en las últimas décadas, a que la energía ha sido tan barata  y su suministro tan fácilmente disponible, que el hecho de ignorar su papel en el crecimiento económico no ha interferido de manera significativa en la capacidad del modelo para hacer  predicciones macroeconómicas razonablemente precisas (al menos algunas veces). Pero si nos enfrentamos a un futuro de estancamiento en los suministros de petróleo (véase la figura 2) y por lo tanto, a elevados  precios del petróleo, entonces la energía  va a jugar un papel cada vez más importante en los costos de producción y distribución, las  implicaciones de todo ello sólo ahora se empiezan a materializar de forma rigurosa. La Figura 3 sugiere que la desaceleración del crecimiento de la oferta de petróleo (que se muestra en la Figura 2 ) está retrasando el crecimiento del PIB .
    



Figura 2 . La oferta mundial de petróleo con las líneas de tendencia exponencial ajustadas por Gail Tverberg . Los datos de consumo de petróleo de BP Statistical Review 2012 del World Energy . Gráfico de Gail Tverberg ( 2012d ) , " La prueba de que los límites de petróleo están dando lugar a la disminución del crecimiento económico. "
 http://ourfiniteworld.com/2012/07/13/plan-for-lower-growth-in-real-gdp-going-forward/
    

Figura 3. PIB real mundial, con líneas de tendencia exponencial ajustadas para períodos de tiempo seleccionados. PIB real mundial. Datos de USDA Economic Research Service . Los períodos ajustados son 1969-1973 . 1975 - 1979 , 1983 - 1990 , 1993 - 2007 , y 2007 - 2011. Gráfico de Gail Tverberg (2012d)  " La prueba de que los límites de petróleo están dando lugar a la disminución del crecimiento económico . "

Varios economistas y analistas de la energía ( Murphy y Hall, 201ui  1a - b; Stern y Kander, 2011; Tverberg, 2012a - b; Rubin, 2012) han comenzado a situar la energía en el centro de los  modelos macroeconómicos ( véase también , Georgescu - Roegen , 1971 ), y estos modelos proporcionan motivos para pensar que el fin de la era del petróleo barato puede muy bien significar el ocaso del crecimiento económico. Destacados  economistas de la energia , Murphy y Hall ( 2011a : 70 ), dan en el punto esencial tal como se ve a continuación :
    
Cuando los precios de la energía aumentan, los gastos se reasignan desde las áreas que se habían añadido previamente al PIB, el consumo discrecional  principalmente, hasta el simple pago de la energía más cara. De esta manera, el aumento de los precios energéticos lleva a la recesión al desviar dinero de la economía hacia el pago de la energía. Los datos muestran que las recesiones se producen cuando los gastos derivados del petróleo suben por encima del umbral del 5,5 % aprox. del PIB.
    
Si el crecimiento económico depende en efecto de un umbral del precio de energía tal como hemos indicado, es muy probable que nos estemos acercando a un punto de inflexión trascendental en la historia de la humanidad. Durante dos siglos, la narrativa dominante del progreso humano se ha basado en el crecimiento económico ( Purdey , 2010 ), pero si el crecimiento depende del petróleo barato, el estancamiento actual del suministro de petróleo crudo puede muy bien estar anunciando el "fin del crecimiento”. La Figura 4 muestra una tendencia que sugiere que debemos esperar que la economía mundial deje de crecer  muy pronto. Esto es algo que va a cambiar el mundo de manera tan fundamental que nos deberíamos tomar muy en serio su previsible llegada. Desafortunadamente, la mayoría de las personas, incluyendo a los líderes mundiales, siguen firmemente atrincherados en el paradigma macroeconómico que busca o asume  energía barata y espera un crecimiento sin límite. Este paradigma, sin embargo, está en en vías  de chocar con la realidad ( Meadows et al , 2004 ; Bardi , 2011).
    


 
Figura 4. Crecimiento mundial de la oferta de petróleo vs crecimiento del PIB mundial, basado en las líneas de tendencia exponencial ajustadas a los valores de los periodos de años seleccionados. El PIB mundial basado en datos del USDA Economic Research . Gráfico de Gail Tverberg ( 2012d ), " La prueba de que los límites de petróleo están dando lugar a la disminución del crecimiento económico. "

Una perspectiva económica más a tener en cuenta en este contexto es que los billones de dólares de deuda que muchas naciones han tomado en las últimas décadas se basan en el supuesto de que el crecimiento futuro será similar al crecimiento experimentado en los últimos decenios. Pero en el caso  que hayamos entrado en el ocaso del crecimiento económico, la deuda puede muy bien convertirse en incobrable  y más pronto de lo que nadie podría pensar. Esto desestabilizaría la muy interconectada economía global con implicaciones que nadie puede prever con exactitud, debido a las muchas variables  impredecibles en el juego. Baste decir que probablemente no serían buenas noticias. Exactamente cómo hacer que la  transición se aparte de un sistema monetario basado en la deuda y en el crecimiento  y con qué substituirlo son cuestiones que van más allá del alcance de este artículo, pero que deben ser objeto de mayor atención (ver Douthwaite y Fallon, 2011 ; Trainer , 2011 ).
    



Figura 5. Precio del petróleo Brent y oferta mundial del  petróleo (en sentido amplio ) , basado en datos de la EI. Gráfico de Gail Tverberg ( 2012e ) , "¿Por qué los altos precios del petróleo están afectando ahora a Europa más que a los EE.UU.?” http://ourfiniteworld.com/2012/03/05/why-high-oil-prices-are-now-affecting-europe-more-than-the-us/ 

Para el propósito de este artículo, las dinámicas económicas más importantes del petróleo caro pueden resumirse de la siguiente manera.

La producción de crudo parece haber llegado a un plateau ondulante  y el crecimiento del suministro global de petróleo es muy pequeño. Las inesperadas  altas tasas de declive en los pozos existentes (IEA , 2008) significan que el suministro de  los petróleos no convencionales y los biocombustibles han estado luchando para compensar los descensos. A medida que más naciones superen su pico de producción en los próximos años y a medida que  los pozos existentes sigan en declive será mas probable el estancamiento y la eventual disminución de los suministros totales de petróleo (o la distribución de la oferta) y, finalmente, inevitable. Cuando se constata que todavía se espera que la demanda de petróleo aumente de manera significativa a pesar del estancamiento y la disminución de la oferta, se evidencian las implicaciones económicas del pico del petróleo.

Los principios económicos más elementales nos dicen que a medida que la oferta de  las materias primas disminuye y la demanda aumenta, el precio de ese producto tenderá a aumentar. Eso es lo que el mundo puede esperar en el futuro y, de hecho, los altos precios del petróleo de hoy en día son principalmente el resultado de esta dinámica de la oferta y la demanda que ya empieza a operar en los mercados mundiales de petróleo . Y aquí estamos llegando a lo que es sin duda la consecuencia más importante del fenómeno del ' pico del petróleo'. El problema no es que el mundo alguna vez se quede  sin petróleo, un punto que no debe olvidarse. La cuestión es que hemos llegado al final de la era del petróleo barato, un hecho reconocido incluso por las instituciones más tradicionales (IEA, 2010b). Esta dinámica de oferta y demanda descrita anteriormente se ve agravada por el hecho de que las alternativas al petróleo crudo - como los petróleos no convencionales derivados de las arenas bituminosas o las perforaciones marinas profundas o los biocombustibles - son siempre mucho más caras de producir, debido principalmente a los menores retornos energéticos (TRE) de la inversión (Murphy y Hall, 2011b).

En los últimos años hemos visto lo frágil y delicado que es el sistema económico mundial,  debido en gran parte a su dependencia del petróleo barato. Más concretamente, hemos visto el aumento constante del precio del petróleo a medida que se acercaba al pico del petróleo, y como el suministro de crudo se estancaba mientras que la demanda seguía aumentando. Hemos visto como el precio del petróleo llegaba a máximos históricos en julio de 2008 (véase la figura 5). Aunque los medios de comunicación atribuyeron la crisis económica mundial de 2008 al fiasco de las sub-prime que se originó en Wall Street y se materializó en Cleveland  y aunque seguramente hay algo de verdad en esta consideración, la historia no contada es el papel que han jugado los precios del petróleo,  y siguen jugando, en la crisis financiera global. En otras palabras, la crisis financiera mundial es sin duda el resultado del petróleo caro, no de las hipotecas sub-prime (ej. Rubin, 2009, 2012), en el sentido de que, al menos, el estallido de la burbuja inmobiliaria en los EE.UU. fue impulsado en gran parte por los altos precios del petróleo.

Este punto de vista es respaldado por el economista James Hamilton (2010), que ha demostrado en un estudio reciente que 10 de las 11 recesiones económicas experimentadas por EE.UU. des de la 2º guerra mundial  fueron precedidas por altos precios del petróleo. Otros autores (ej. Stern y Kander, 2011, Ayers y Warr, 2009, 2010) también han descrito la conexión entre el crecimiento económico y el suministro de energía. Sin embargo, a pesar de la dependencia que la economía mundial tiene del petróleo barato, es bastante sorprendente que tan pocas personas hayan relacionado  la crisis económica con el pico de los precios del petróleo.

Por desgracia, esta es probablemente una lección que tendrá que enseñarse y reenseñarse en los próximos años y décadas (Tverberg, 2012a). La economía mundial simplemente no puede soportar el  impacto económico de los precios del petróleo mucho más allá  de los 100$ por barril, sobre todo porqué gran parte del comercio es ahora internacional y, por tanto, depende del petróleo para el transporte de mercancías. Pero cuando los precios del petróleo llegan a ser tan altos que la economía no puede funcionar – que posiblemente es lo que sucedió en 2008 - la economía lucha por crecer y la reducción de la actividad económica conlleva una reducción en la demanda de petróleo. Esta reducción de la demanda de petróleo  hace que su precio  caiga también. Esto es lo que ocurrió, de hecho, después de la caída en 2008 (ver la figura 5) y es lo que suele ocurrir cuando la demanda de petróleo se reduce por razones de recesión económica. Sin embargo, a continuación  los bajos precios del petróleo ayudan a la recuperación económica, pero cuando  las economías empiezan a  recuperase de la recesión, el precio del petróleo  comienza a crecer de nuevo, lo cual hace aumentar la presión de la demanda sobre un suministro estancado de petróleo y el ciclo se repite. Dicho de otra manera, los precios del petróleo aumentan hasta el punto de ruptura económica, entonces las economías quiebran, lo que conduce a una caída en los precios del petróleo. Los bajos precios del petróleo  facilitan la recuperación económica, lo que pone más presión sobre la demanda de petróleo y hace que los precios suban hasta el punto de ruptura económica  y así sucesivamente.

Este ciclo de quiebra- recuperación- quiebra es probablemente lo que podemos esperar en los próximos años y décadas, y a medida que la oferta del petróleo decline, deberemos esperar y prepararnos para una contracción económica. Es poco probable que el  mundo se escape de este ciclo infeliz hasta que evolucione más allá de una economía basada en el crecimiento y que se libere de su adicción al petróleo. Pero eso implica la creación de un tipo fundamentalmente diferente de economía, probablemente algo parecido a “la vida sencilla” de Ted Trainer (Trainer, 2010; Alexander, 2012e) y si honestamente evaluamos la probabilidad de una transición voluntaria como tal, las posibilidades van de escasas a nulas.

El tema de romper nuestra adicción al petróleo merece una breve elaboración, ya que  aparece el espectro de lo que Tom Murphy ( 2011 ) ha llamado la "trampa de la energía".  Con el fin de romper con esta adicción, las economías dependientes del petróleo sin duda tienen que invertir enormes cantidades de dinero y energía en la construcción de nuevas infraestructuras sociales y económicas que no sean tan fuertemente dependiente del petróleo (por ejemplo, sistemas eficientes de transporte público para incentivar a la gente a conducir menos, la producción local de alimentos y de manufacturas fundamentales, etc.) Pero ya que esta transición aún no ha comenzado en serio, la inversión necesaria de dinero y de energía será necesaria en un momento en que el dinero y energía van a ser más escasos de lo que han sido en las últimas décadas. Esto nos coloca en la "trampa de la energía”. Los políticos van a tener  incentivos de corto plazo para no invertir dinero ni energía extra en nuevas infraestructuras ya que la gente ya estará notando el impacto de los altos precios del petróleo. Esto significa que habrá muy poco o ningún excedente de dinero y energía para destinar a los proyectos de infraestructura necesarias. Pero aunque esto proporcione algún alivio a corto plazo a las personas y a los políticos, retrasa la inevitable necesidad de nuevas infraestructuras. Pero la demora sólo agrava el problema ya que la inversión necesaria tendrá entonces que llegar más tarde, en un momento en que la energía y el dinero serán más escasos todavía ( véase también, Hirsch et al, 2005).
    

3 . CONCLUSIÓN

Este informe ha tratado de esbozar de manera muy preliminar algunos de los aspectos más importantes de la relación entre energía y economía. Como se ha señalado desde el principio, el propósito no era cerrar el debate, sino llamar más la atención sobre las cuestiones objeto de examen.

El crecimiento económico requiere energía, especialmente petróleo. Sin embargo, el estancamiento de la producción de petróleo está ocurriendo en un momento en que la demanda sigue aumentando. Esto significa que el petróleo va a subir de precio - una consecuencia ya demostrada- pero no está claro que nuestras economías puedan funcionar con precios del petróleo muy por encima de 100 dólares por barril  o cuando el gasto total de petróleo supera aproximadamente el 5,5 % del PIB. Las cifras exactas son y serán objeto de debate. Pero si este es un argumento sólido,  puede significar  que las implicaciones en los precios a causa del  lento o insignificante crecimiento de la producción de crudo estén causando un estancamiento de la economía mundial lo que conlleva, entre otras cosas, a la incapacidad de muchos hogares, empresas y naciones a  cumplir con sus obligaciones de deuda. Esto está causando una significativa inestabilidad económica en todo el mundo y a medida que los precios del petróleo aumenten en el futuro la situación solo podrá empeorar. Esta no es la comunicación de un mensaje feliz, pero para poder responder a los problemas de manera eficaz es importante que primero se conozca y se reconozca su gravedad.

Para terminar, quiero reiterar la cuestión planteada en la introducción sobre las implicaciones revolucionarias de descarbonizar nuestras economías como respuesta al cambio climático. Los últimos datos sobre el cambio climático (véase McKibben, 2012) no son esperanzadores, lo que significa que deben aumentarse los esfuerzos en varios órdenes de magnitud a nivel mundial para reducir el consumo de combustibles fósiles. Se ha  discutido ampliamente acerca de si una reducción del 80 % en 2050 es un objetivo adecuado, pero esa cifra  rara vez se considera en el contexto de la relación entre energía y producción económica.
    



  

Figura 6. Previsión del consumo mundial de energía, suponiendo que el consumo de combustibles fósiles disminuya en un 80 % en 2050 y los combustibles no fósiles aumenten de manera que el consumo total de combustible se reduzca en "sólo" el 50 %. Las cantidades antes de la línea negra son reales; las cantidades después de la línea negra son una previsión en este escenario. Gráfico de Gail Tverberg ( 2012 ). “An Energy/GDP Forecast to 2050http://ourfiniteworld.com/2012/07/26/an-optimistic-energygdp-forecast-to-2050-based-on-data-since-1820/
 





Figura 7. Previsión del consumo de energía per cápita , utilizando las estimaciones de energía de la Figura 6 divididas  por las estimaciones de la población mundial de la ONU. Las cantidades antes de la línea de negro son reales, las cantidades después de la línea de negro son estimaciones. Gráfico de Gail Tverberg ( 2012 ). “An Energy/GDP Forecast to 2050http://ourfiniteworld.com/2012/07/26/an-optimistic-energygdp-forecast-to-2050-based-on-data-since-1820/


Aunque es demasiado optimista suponer que el mundo realmente reducirá el consumo de combustibles fósiles en un 80 % en 2050 (véase la figura 6 y 7), supongamos que lo hiciese. Supongamos, además, que la energía renovable puede incrementarse de tal manera que el consumo total de energía llegue a reducirse 'sólo' en un 50 %. Dado que, como hemos visto, la actividad productiva está estrechamente vinculada con el consumo de energía, ¿exactamente qué tipo de economía existiría si la economía global  utilizase solo la mitad de energía de la que utiliza hoy?

Esa es la pregunta que debemos hacernos si realmente estamos tratando de imaginar a que se parecería una transición hacia un mundo justo y sostenible. Y si alguna vez somos capaces de crear un mundo así, eso parecería implicar que para llegar a los niveles sostenibles de consumo de recursos y energía, todos llevaríamos un estilo de vida de simplicidad radical. Me apresuro a añadir que esto no sería, en sí mismo, un cambio indeseable si se eligiese voluntariamente y se negociase sabiamente. En efecto, estoy convencido de que todavía puede haber un "descenso próspero" (Odum y Odum, 2001; Alexander, 2012d). Pero si, debido a algún tipo de escenario del colapso, tuviera que obligarse a la gente a la simplicidad radical en las próximas décadas, como ya lo es para muchas personas hoy en día, hay que admitir que la vida en el futuro va a implicar un nivel sin precedentes de sufrimiento. Nos encontramos en una encrucijada y estamos en el proceso de elegir nuestro destino.

 Referencias                                                                                                                                                                                               
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