
Efectivamente, este post es catastrofista y pesimista, pero como
verá, no es para menos. Antes de nada, un recordatorio para saber dónde
estamos: 2014 ha sido el año más caluroso desde que hay registros.

En primer lugar: no hay que preocuparse de que se nos agoten los combustibles fósiles. Voy a tomar prestada una figura de un comentario que aparece en el mismo número de Nature
hablando del trabajo que nos ocupa y que ilustra perfectamente el
problema. En el artículo que aquí discuto, los autores estiman la
cantidad de CO2 que se emitiría a la atmósfera si se quemase todo el
combustible fósil que sabemos que queda en el subsuelo, y que resulta
ser más de 11 000 gigatoneladas (11 000 000 000 000 toneladas). Eso está
representado en la figura con el círculo morado colocado debajo de la
superficie. Por otro lado, las estimaciones del IPCC nos informan de que
si queremos que en 2050 la temperatura no haya aumentado más de 2ºC con
respecto al promedio previo al calentamiento, podemos emitir entre 870 y
1240 gigatoneladas de CO2 (representado en el círculo azul colocado en
la atmósfera). Creo que no hay que ser un lince para darse cuenta de que
eso nos obliga a dejar sin quemar una buena parte de los combustibles
fósiles disponibles. Así que por lo menos hasta 2050 hay petróleo,
carbón y gas más que de sobra. Mucho más.
A partir de aquí, los autores del estudio entran a estudiar el
problema en detalle. Hay que comenzar por distinguir entre “reservas” y
“recursos”. Los recursos son las cantidades de petróleo, gas y carbón
que se puede recuperar ahora o en el futuro, sin tener en cuenta
condicionantes económicos. Las reservas son la parte de los recursos que
se pueden explotar dada la situación económica actual y que tienen una
cierta probabilidad de ser efectivamente recuperados. La siguiente
figura muestra las emisiones de CO2 que producirían los recursos (en
claro) y las reservas (en oscuro) de los grandes grupos de combustibles
fósiles (petróleo, gas, carbón duro y lignito), y muestra claramente que
la distribución no es simplemente proporcional. Más todavía, ni
restrigiéndonos a las reservas mantendríamos el objetivo de aumentar la
temperatura menos de 2º C, porque la comparación con la barra verde, las
emisiones permisibles en ese caso, muestra que simplemente las reservas
de carbón duro ya causarían más emisiones.



Como avispado que es, amigo lector, creo que empieza usted a colegir
cuál es el problema aquí: Si esta es la situación, ¿cómo convencemos
ahora a cada país o grupo de países para que respete la cuota de
producción de combustibles fósiles que le toque? Fíjese que da un poco
igual que sea este reparto u otro. Éste tiene un análisis detallado
detrás, pero supóngase que se propone otro reparto por el criterio que
sea. Estamos otra vez con el protocolo de Kyoto
y las emisiones, que nadie cumplió nunca. Los distintos estadios de
desarrollo de los países implicados en el reparto, al igual que con las
emisiones, tampoco ayudarán a que se acepte un reparto, salvo si viniera
acompañado de mucho dinero por parte de los países desarrollados o que
ya han explotado sus reservas. En definitiva, no parece que vaya a ser
ni mucho menos fácil conseguir que no se queme más de lo que se debe…
Por no hablar, además de lo absurdo que es dedicarse a buscar más
reservas de combustibles fósiles, como ha ocurrido recientemente en
Canarias con las prospecciones de Repsol, o a una escala mucho mayor, con el debate sobre las reservas del Ártico.
No tiene ningún sentido gastar un euro más en buscar nuevos
combustibles. Pero claro, dígaselo usted a las compañías petroleras, que
siempre han confiado en vendernos hasta la última gota de oro negro del
planeta…
En fin, que como ve, amigo lector, al final hemos sustituido el
problema de que se acabe el petróleo (y demás combustibles) por el de
discutir cuál vamos a quemar y cuál no, y no creo que hayamos ganado con
el cambio. Y en todo caso está claro que hay que hacer algo ya, pero
ya, ya. Recuerde, simplemente, que si quemásemos todos los recursos
conocidos entre ahora y 2050 la temperatura del planeta subiría con
seguridad más de 5ºC. Sólo pensar en el verano en Madrid se me quitan
las ganas de discutir la subida del nivel del mar que conllevaría
semejante alteración. ¿Entendido? No. Ahí está el problema de verdad.
Ahí tenemos a nuestros gobiernos y gobernantes, “tranquilos, majetes”
ellos, haciendo nada o peor aún, apoyando los combustibles fósiles y
luchando contra las renovables (ejemplo).
Pero es que nosotros también estamos haciendo el “tranquilo, majete”,
me temo. A la hora de votar, ¿nos preguntamos qué política energética
tiene cada partido? ¿Hacemos alguna presión para que se luche contra el
cambio climático? ¿Exigimos a los elegidos que cumplan lo que han dicho?
No, amigo lector, me temo que no. Que no tenemos interiorizado que hay
que hacer algo antes de ayer… Pero no se preocupe. En no tardando mucho,
ya nos daremos cuenta, ya. Eso sí, entonces estaré escribiendo posts de
como no pasar de un aumento de 5ºC, o de cómo adaptarse a vivir a esas
temperaturas…
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