El nuevo ministro de Finanzas griego escribió sobre la crisis y comparó el sistema con un insaciable Minotauro
Los economistas heterodoxos se han puesto de moda. Primero fue Piketty, sobre la desigualdad, y ahora es Varoufakis,
con un relato alternativo sobre la crisis económica. Mientras el
primero ha prendido con sus posiciones sobre la desigualdad no sólo en
Europa sino también en EE UU, el último acaba de ser nombrado ministro
de Finanzas y negociador con Bruselas del nuevo Gobierno griego, que ha
quebrado el tradicional bipartidismo heleno, liderado por las grandes
familias.
El Minotauro es un monstruo con cuerpo de hombre y cabeza de toro,
que fue encerrado en la isla de Creta en un laberinto hecho
especialmente para retenerlo. Hombres y mujeres eran llevados al
laberinto como sacrificio para ser el alimento de la bestia. Yanis
Varoufakis, hasta ahora profesor de Economía de las Universidades de
Texas y Atenas, utiliza la metáfora del Minotauro global para explicar
el origen de la Gran Recesión desde un punto de vista distinto del
tradicional. Igual que los atenienses mantenían un flujo constante de
tributos a la bestia, así el resto del mundo ha enviado desde la década
de los setenta del siglo pasado hasta el año 2008 cantidades increíbles
de capital a Estados Unidos y a Wall Street. Este movimiento es el
Minotauro global que impulsó durante casi cuatro décadas a la economía
global.
El movimiento era el siguiente: más o menos coincidiendo con el Nixon
Shock (eliminación del patrón oro y de algunos acuerdos de Bretton
Woods), Estados Unidos comenzó a absorber gran parte de los excedentes
de los productos industriales del resto del planeta: las importaciones
netas de Estados Unidos eran las exportaciones netas de países
excedentarios como Alemania, Japón y China. A su vez, los beneficios
obtenidos por los empresarios de las naciones excedentarias se devolvían
a Wall Street en busca de mayores ganancias. Wall Street utilizaba esa
afluencia de capital en ofrecer crédito a los consumidores
norteamericanos, como inversión directa en las multinacionales
extranjeras, o financiando el déficit de la nación a través de la compra
de bonos del Tesoro.
Los economistas heterodoxos se han puesto de moda. Primero fue Piketty, sobre la desigualdad, y ahora es Varoufakis
Este mecanismo de reciclaje de los excedentes globales —que es el
Minotauro global, según la metáfora del autor— se vino abajo en 2008
porque Wall Street abusó de su posición central para construir pirámides
colosales de dinero privado, gracias a los beneficios que llegaban a
Estados Unidos de todas partes. Cuando en el otoño de ese año (quiebra de Lehman Brothers
en 2008) las pirámides de dinero privado se autodestruyeron y se
convirtieron en cenizas, la capacidad de Wall Street para seguir
cerrando el bucle de reciclaje global se desvaneció.
Así pues, ni la financiarización, ni la regulación ineficaz
de los bancos, ni la globalización son las causas primeras de la crisis
económica, sino más bien síntomas de un malestar que puede rastrearse
desde los años setenta, la época en la que nació ese Minotauro que no ha
sido sustituido aún por ningún otro mecanismo de reciclaje.
El mundo prosigue su viaje por las desconocidas aguas de un océano
continuamente sacudido por los malos vientos del temor y el miedo.
Mientras tanto, Europa —que es la zona que más debe interesar al nuevo
político, antes académico— se está desintegrando, sencillamente porque
su arquitectura no es lo bastante sólida para soportar la onda expansiva
provocada por los estertores mortales del Minotauro. Cuando éste estiró
la pata en 2008, Europa comenzó a derrumbarse. Nunca antes los actores
de la historia se habían mostrado tan dolorosamente ausentes.
¿Y Grecia? Aunque no es la parte central del libro, la nueva posición
profesional de su autor proporciona extremo interés a su análisis. ¿Qué
debería hacer su país para rescatarse a sí mismo de su Gran Depresión?
Ha perdido un cuarto del total de su riqueza en poco más de un lustro,
lo que sólo ocurre con motivo de una guerra. Y ¿cómo deberían reaccionar
España o Italia a las exigencias que nos dicen que harán que las cosas
empeoren para una parte muy importante de la ciudadanía? Dice
Varoufakis: “La respuesta que daba con creciente monotonía es que no hay
nada que nuestros orgullosos países puedan hacer más que decir ‘no’ a
las necias políticas cuyo real objeto es profundizar la depresión por
unas razones apócrifas”.
El Minotauro global. Yanis
Varoufakis. Traducción de Carlos Valdés y Cecilia Recarey. Capitán
Swing. Madrid, 2012. 352 páginas. 21 euros (digital: 9,99).
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