Extracto del
documento de Tim Jackson Beyond
consumer capitalism. Fundations for a sustainable prosperity
INTRODUCCIÓN: CARACTERÍSTICAS DEL CAPITALISMO Y
CRÍTICA
En la primera parte del documento Tim Jackson hace un repaso
histórico del capitalismo y de la evolución del concepto de progreso:
El capitalismo de consumo es insostenible social, ambientalmente y hasta financieramente. El documento explora las ramificaciones de las multicrisis que hemos sufrido durante casi una década, enfrentadas ahora por un modelo económico basado en el crecimiento. Repasa la evolución de la visión occidental del progreso y hace una crítica a una concepción estrecha de la naturaleza humana sobre la que se ha construido. Una visión más amplia i realista de nuestra naturaleza nos permite recuperar un significado de la prosperidad más robusto y establecer los fundamentos para una economía diferente.
El capitalismo de consumo es insostenible social, ambientalmente y hasta financieramente. El documento explora las ramificaciones de las multicrisis que hemos sufrido durante casi una década, enfrentadas ahora por un modelo económico basado en el crecimiento. Repasa la evolución de la visión occidental del progreso y hace una crítica a una concepción estrecha de la naturaleza humana sobre la que se ha construido. Una visión más amplia i realista de nuestra naturaleza nos permite recuperar un significado de la prosperidad más robusto y establecer los fundamentos para una economía diferente.
La crisis financiera nos
ha mostrado los fallos del sistema. El estudio de la relación entre
crecimiento y sostenibilidad es incompleto si no se apunta al destino del capitalismo
en sí mismo. Desde la caída del muro de Berlín en 1989 hasta la crisis
financiera de 2008 parecía que el
capitalismo era el único sistema económico posible con las distintas variaciones;
mercados liberalizados anglocéntricos,
la economía del mercado social de Francia y Alemania o el capitalismo
centralmente planificado de China. Todos ellos se apoyan en la idea asumida de
las inherentes necesidades humanas insatisfechas y en las expectativas de un crecimiento incesante del
gasto del consumidor. El capitalismo avanza persiguiendo nuevos mercados para
nuevos productos desechando los viejos en favor de los nuevos. Novedad
significa progreso y el estatus social aumenta con la posesión de bienes y de
novedades. Parecería que los requerimientos del capital y la naturaleza humana encajaran
perfectamente. La expansión de la demanda es el mecanismo para conseguir la estabilidad
económica. Si la demanda cae el sistema entra en crisis. La estabilidad depende
pues de la estimulación de la demanda del consumidor y recurre inevitablemente
a la expansión monetaria para mantener el crecimiento que conlleva la degradación ambiental de un
planeta con recursos finitos. El temor a la desestabilización del sistema nos
lleva a la ceguera colectiva y a ignorar
o menospreciar las amenazas ambientales.
MÁS ALLÁ DEL GEN EGOISTA. CREANDO OTRO RELATO
En esta segunda parte el autor crea un relato distinto y contrapuesto al que habitualmente se utiliza para explicar la lógica natural del sistema económico capitalista: La selección natural es la que justifica la competitividad, la que explica que la especie humana se mueva por motivos egoístas siguiendo las leyes de la naturaleza. La selección natural favorece la selección de los individuos que procuran para ellos mismos y no los altruistas. Este comportamiento egoísta es el que “como una mano invisible” produce un mejor resultado a nivel social a través de la supervivencia de los más adaptados. El sistema capitalista y el libre mercado en el cual el interés propio es el motor, es el que mejor se adapta pues a la naturaleza humana.
Tim Jackson contrapone a esta visión, otra visión también
basada en los estudios de la biología según la cual, la evolución humana solo
se explica con una combinación de comportamientos egoístas y altruistas y que
estos son totalmente necesarios para la supervivencia del grupo, de la
comunidad. Los comportamientos sociales y altruistas son los que han comportado
al hombre ventajas selectivas respecto a
otras especies.
También habla de las
necesidades psicológicas humanas y de su relación con los valores de las
sociedades. Según estudios sociales, en nuestro imaginario psicológico los valores
se estructuran alrededor de dos polos distintos. Egoísmo-altruismo e innovación
(apertura al cambio) –tradición (conservación). Esta visión revela el reto de llegar a una prosperidad sostenible: el
capitalismo de consumo es una economia que privilegia y alienta un aspecto del
comportamiento humano caracterizado por el polo Innovación/Egoísmo. El equilibrio de conductas de una sociedad
depende de cómo la sociedad se estructure (Robert Axelrod); cuando las
infraestructuras, instituciones y normas sociales premian el egoísmo y la
innovación, estos valores prevalecen por encima de los otros dos polos. Cuando
las cosa van bien las estructuras
sociales están alineadas con los valores colectivos y proveen un marco cultural
que permiten al individuo una vida plena y enriquecedora, pero si las cosas van
mal, las estructuras institucionales están en guerra con los valores humanos, socavando
la prosperidad y haciendo daño a la sociedad. Esto explica la insatisfacción
del consumerismo. El hombre nunca ha
sido enteramente hedónico y egoísta como el capitalismo de consumo espera y
necesita que seamos. Un concepto erróneo de la naturaleza humana reside en el
corazón del capitalismo de consumo. Corregir
esta visión errónea nos abre
nuevos horizontes de cambio y nos ofrece una visión alternativa de la
prosperidad y una orientación clara para transformar nuestra economia.
BASES PARA LA ECONOMIA
DEL FUTURO
La prosperidad trasciende los asuntos materiales. Una vez cubiertas las necesidades básicas
(alimento y resguardo), más no siempre significa mejor. Un importante componente de la prosperidad
reside en la habilidad para participar plenamente en la vida social. Consiste
en la capacidad para realizarse como seres humanos en un planeta finito.
La economia debe ofrecer el desarrollo de estas capacidades
más allá de la producción y reparto de bienes y servicios. Este cometido
incluye la mejora del bienestar social y la protección de la integridad medioambiental. La estabilidad d los
mercados, la seguridad en el empleo, la justicia, la sostenibilidad de la
cadena de suministros, la integridad ecológica, son condiciones de las que
depende la prosperidad presente y futura.
Con estos fundamentos el autor desarrolla la dimensión
económica de la prosperidad sostenible y el papel de la empresa, el trabajo, la
inversión y el dinero y argumenta que estos cuatro elementos sustentan el
potencial para una transformación radical del capitalismo de consumo y ofrecen
los cimientos para la economia del mañana.
LA FUNCIÓN DE LA
EMPRESA
Las empresas deben proveer la capacidad de que las personas
prosperen social, psicológicamente y
materialmente en su comunidad sin
destruir las condiciones ecológicas de
las que la prosperidad de futuro depende. Estas características ofrecen una nueva visión
de la empresa no especulativa, maximizadora del beneficio, intensiva en
recursos, sino una forma de organización
social incrustada en la comunidad, comprometida en ofrecer servicios que
mejoren la calidad de vida. Destaca la idea de empresa como servicio: el servicio
del sistema energético, alojamiento,
transporte, nutrición, además de todos los servicios personales ( cuidados,
educación, sanidad, cultura..). Acuña la palabra “servicitación” de sectores
materiales como la electricidad y la vivienda, que ofrecen un potencial
real de transformar la economia hacia la
reducción del flujo de materiales, el incremento del empleo y la contribución
positiva a la calidad de vida.
No todas las actividades tienen que ser llevadas a cabo por
el sector privado. Algunas requieren el sector público. Muchas prosperan mejor como
empresas locales, sociales basadas en la comunidad (bibliotecas,
deportes, mercado de agricultores locales, reparación, cultura… )
Se puede llegar a más alto grado de bienestar y realización
cuando se actúa de productor y consumidor de actividades a la vez.
No solo importa la producción
sino que la forma y organización de nuestro sistema de provisión también
importa.
LA CALIDAD DEL TRABAJO
Empleo es más que un medio de
sustento. También es un ingrediente vital en nuestra conexión con los
demás. La perversa dinámica internalizada en la economia moderna de perseguir
la productividad laboral nos lleva a
producir sin empleados, por parte del empleador, y de tener unos ingresos sin
trabajar, por parte del empleado: cada vez que una hora laboral resulta más
productiva menos trabajadores se necesitarán para producir.
A nivel macroeconómico esta dinámica nos castiga: si nuestra
economia fracasa en la expansión continuada, más riesgo hay de aumentar el
paro. El desempleo reduce la capacidad de gasto y genera aumentos en el coste
de los servicios de bienestar que conlleva una mayor deuda pública. Los niveles altos
de deuda soberana conducen a
reducir el gasto público deprimiendo todavía más la demanda. Cuando el
crecimiento económico es difícil de conseguir,
se establece la dinámica de aumentar la productividad laboral.
Hay dos vías de intervención para evitar la trampa de la productividad:
1º Aceptar el
crecimiento de la productividad y recoger la recompensa reduciendo las horas
laborales (repartir el trabajo).
o bien
2º sacar el pie del pedal del aumento sostenido de la
productividad que significa un cambio de actividad económica hacia sectores de
mano de obra más intensiva. La productividad nos ha librado de ejercer los
trabajos más penosos, pero existen otros tipos de trabajo en los que aumentar
la productividad no tiene ningún sentido (los trabajos del cuidado: sanidad,
educación, servicios sociales y la cultura, artes/oficios).
Conseguir el pleno empleo puede tener que ver menos con la
búsqueda del aumento infinito de la productividad y más con construir economías basadas en los
cuidados, la cultura y los oficios. Andando este camino se restablecen los valores del trabajo
decente en el lugar que le corresponde en el corazón de la sociedad.
LA ESTRUCTURA DE LA
INVERSIÓN
La inversión encarna una de las más importantes relaciones en
la economía: la relación entre el presente y el futuro.
En la economia convencional las inversiones privadas
tienen tres objetivos:
- mantener, reemplazar o expandir los el stock de bienes.
- aumentar la productividad de estos activos (habitualmente aumentando la productividad de su producción).
- crear nuevos mercados y nuevos productos de consumo (Shumpeter: destrucción creativa).
El resultado de estas inversiones es el dominio de las
industrias extractivas de recursos y el flujo de materiales perjudicial para el
medio ambiente.
Además de estas inversiones físicas o reales, en el
capitalismo de consumo una gran parte de la actividad inversora es especulación en propiedades o precios de activos y
mercancías, jugando en el futuro a
expensas de la estabilidad financiera y
social.
La inversión tiene que tener otro enfoque. Tiene que `proveer
las necesidades materiales básicas, pero además tiene que dedicarse a la salud,
educación, cuidados, ocio y recreación, espacios verdes y medio ambiente,
jardines, cultura… El amplio objetivo de esta cartera es construir y mantener
los bienes físicos necesarios para la prosperidad individual y comunitaria con el mínimo flujo
de materiales posible. Las mejoras tecnológicas en la productividad de
recursos, en eficiencia energética, en la substitución de los combustibles
fósiles por las renovables. Estas inversiones “verdes” convencionales son
esenciales para la economia del futuro. (ejemplos de la política de inversiones
de Triodos).
Las recetas simplistas sobre las inversiones que contribuyen
a la productividad futura pueden no funcionar. Las inversiones a largo plazo y
en bienes públicos tendrán que valorarse con criterios distintos a los del
éxito de los mercados financieros. Esto significa repensar la propiedad de
estos bienes y la distribución de las
plusvalías que generen. Quizá la mayor dificultad de esta cartera de
inversiones es la cuestión del financiamiento. Después volveremos sobre este tema.
EL PAPEL DEL DINERO
En las
economías occidentales los bancos privados son los emisores del 95% del dinero
circulante, que lo crean de la nada. La crisis fue el resultado directo de un
sistema financiero insostenible. La política de créditos fáciles había dejado a los bancos en un grado de
apalancamiento elevado. Cuando la gente no pudo devolver los créditos, los
bancos demostraron una débil capacidad de resiliencia porque estaban
sobreapalancados. Los préstamos impagados
llevaron como consecuencia un rápida reducción del valor de los activos
en relación con los pasivos lo que disparó la pérdida de confianza en el
mercado. La crisis evidenció la necesidad de un sistema financiero sano para
mantener la seguridad económica.
La prosperidad depende del buen funcionamiento
del sistema monetario. La transformación del sistema financiero es una
prioridad. Son necesarias tres
importantes innovaciones sociales para que el sistema financiero sea reformado:
1º El
impacto inversor: la reinversión de los ahorros privados dentro en la economía
, canalizando los fondos hacia compañías sostenibles, finanzas éticas y sociales,
tecnologías y procesos, es un elemento de creciente importancia en la
arquitectura económica. Una vía para potenciar
un apalancamiento el dinero del sector público filantrópicamente seguros
y a la vez que vinculan el poder de los emprendedores sociales y las soluciones
basadas en el mercado para resolver uno de los problemas más intratables. El
paciente capital colaborativo es una iniciativa innovadora que ayuda a los
inversores, financia las startups
aspirando a tener un impacto social y ambiental positivo.
2º La banca
comunitaria y las cooperativas de crédito, la implantación de ahorros locales y
vehículos de inversión que reviertan los beneficios directamente en la
comunidad.
3º La
reconfiguración de la creación del dinero, recuperando el control de la
creación del dinero de los intereses comerciales y devolviéndolo bien al sector
público, bien a la comunidad. Existen razones poderosas en favor de cambiar el
dinero basado en la deuda y devolver en mayor grado el control del suministro
de dinero al estado. Esto reduciría la deuda pública y privada y permitiría a
los estados invertir directamente en la
economía verde.
En resumen:
la economía del futuro requiere un marco financiero diferente del que nos dejó
la crisis financiera del 2008/9. La seguridad a largo plazo ha de detener
prioridad ante las ganancias a corto plazo. Los retornos sociales y ecológicos
deben ser factorizadas dentro de las decisiones de inversión junto a los
retornos financieros convencionales. Mejorar la capacidad de la gente a
invertir sus ahorros localmente para el beneficio de su propia comunidad es
sumamente importante. Reformar el mercado de capitales no es solo una respuesta
a la crisis financiera sino también una base fundamental para la prosperidad
sostenible.
HACIA UNA
PROSPERIDAD SOSTENIBLE
Los ciclos
auges-crisis económicos obsesionados por el crecimiento del siglo pasado han
creado la inestabilidad financiera, incrementado la desigualdad social y
acarreado un deterioro ambiental insostenible. La austeridad ha exacerbado
estos daños. El perseguir la prosperidad a través del consumo sin descanso
de materiales del capitalismo moderno ha sembrado las
semillas para su propio colapso. Nada de eso es inevitable. Se puede conseguir
una economía distinta a partir de unos principios distintos.
La
prosperidad sostenible es consistente con una visión más robusta de la
naturaleza humana. Cuatro innovaciones económicas distintas proporcionan los
fundamentos para la economía del futuro: la naturaleza de las empresas, el
valor del trabajo, la estructura de la inversión y el papel del dinero. Estas
consideraciones responden a una simple idea: la economía no es un fin en sí
mismo sino un medio para conseguir la prosperidad.
Entendiendo
la prosperidad tanto como una condición
material como una condición psicológica y social, abrimos la posibilidad de que los límites
materiales en si mismos no constriñen la prosperidad. Teniendo en cuenta esos
límites es posible mejorar la calidad de nuestras vidas aun reduciendo nuestro
impacto en el medio ambiente: vivir mejor consumiendo menos. Tener mas alegría
con menos cosas.
Neus Casajuana
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