Publicat a Cinco Dias
Pozos que ralentizan sensiblemente su producción, proyectos de
perforación abandonados, desinversión, despidos. El cielo sobre la
industria del petróleo, el llamado Big Oil, se ensombrece cada
día más por la tormenta provocada por la caída casi en vertical del
precio del crudo. En el comienzo de esta guerra de precios desatada por
la OPEP, que decidió no recortar la producción
pese a la menor demanda –el valor del oro negro se ha reducido a más de
la mitad en seis meses, desde el cénit registrado el 19 junio, cuando
alcanzó los 115 dólares por barril– la industria no reaccionó. Ahora,
con el West Texas y el Brent que se intercambian a niveles de 2009, por
debajo de los 50 dólares por barril, resulta imposible no intervenir.
“No eran muchos los que se esperaran estos precios, ni siquiera las
empresas”, admitió hace más de una semana el analista de Oriel
Securities Dragan Trajkov. “El primer impacto de esta nueva situación se
dará en las nuevas inversiones”. Y esto es lo que está pasando.
Shell, la más poderosa petrolera europea, puso el freno en Catar,
donde tenía prevista una inversión de 6.500 millones de dólares para la
construcción de plantas en colaboración con la productora del Estado
árabe. La compañía motivó su decisión con la escasa rentabilidad del
proyecto en la actual coyuntura.
Muchos abandonos vienen de los yacimientos estadounidenses en los que se utiliza el fracking,
la extracción de crudo y gas a través de la fracturación de la roca con
agua, vapor, gas u otras sustancias químicas. Se trata de la misma
industria que, según los analistas, contribuyó al boom de la
producción del país americano, lo que a su vez mantiene la oferta de
petróleo por encima de una demanda en declive, que no basta para agotar
rápidamente el excedente.
Total
aprovechó el miércoles el Forum Económico Mundial de Davos para hacer
un anuncio contundente en este sentido. Junto con un recorte de los
gastos en las perforaciones antiguas que posee el mar del Norte, el
gigante francés deja de invertir en los pozos de fracturación hidráulica
de la costa este de EE UU.
Según un portavoz de la compañía, la corrección prevista este año en
gasto de capital –un 10% menos con respecto a los 26.000 millones de
dólares de 2014– se traducirá en un recorte en personal, de magnitud aún
desconocida.
Range Resources, una compañía que opera en la región de Appalachia (este de EE UU),
anunció la semana pasada un recorte del 33% en su plan de inversiones,
que se queda ahora en 870 millones de dólares. Pero ya el mes pasado,
Continental Resources, es decir, el mayor extractor del yacimiento de
Bakken, en Dakota del Norte, decidió reducir un 41% sus inversiones en shale plays (proyectos de fracturación hidráulica) para este año, hasta los 2.700 millones de dólares.
En esta misma región, así como en la cuenca de Permian, en Texas, 35
pozos horizontales han registrado, este mes, el mayor descenso semanal
de producción en los últimos seis años. Si el precio del barril se
estabilizara en los 45 dólares, la producción de los yacimientos de
Dakota del Norte disminuiría 100.000 barriles al día, hasta los 1,1
millones al día a principios de julio, según el Departamento
estadounidense de recursos mineros, para deslizarse hasta los 1,05
millones a mediados de 2016.
BHP prevé diez perforaciones de esquisto activas menos a mediados de
este año, que así pasarán de 26 a 16. Para alcanzar el objetivo, parará
su producción en la zona de Permian y en Hawckville (Texas).
“Acometeremos más cambios si constatamos que retrasar el desarrollo crea
más valor que producir a corto plazo”, afirmó el director del gigante
angloaustraliano, Andrew Mackenzie.
Por otro lado, la incertidumbre provocada por el descenso continuado
del oro negro pone en entredicho también la perforación en aguas
profundas. Así lo reconoció la estadounidense Chevron,
que renunció a seguir con los trámites previos a la perforación en el
mar de Beaufort, en el Ártico canadiense. Imperial Oil, una petrolera de
Exxon,
interesada en otro lote del mismo proyecto, dejó claro que las
diligencias para llevarlo a cabo continuarían, por su parte. Sin
embargo, retrasó el comienzo de las operaciones de al menos un año.
“La exploración del Ártico será esporádica y no se prevén
inversiones”, sentenció Erik Holm Reiso, de la consultora Rystad Energy,
cuando se supo, la semana pasada, que la noruega Statoil
dejó de tener interés en sus tres licencias de perforación en la costa
oeste de Groenlandia, sin haber bombeado ni una gota de crudo. “A 50
dólares por barril, sencillamente no tiene sentido”, explicó James
Henderson, investigador del Instituto de Estudios Energéticos de Oxford.
Ya a principio de este mes, la compañía estatal había señalado que
podría aplazar otro proyecto de perforación en aguas profundas, esta vez
en el mar de Barents. De las explotaciones gasistas en la misma porción
de océano, y por la misma razón –la falta de rentabilidad– ya se retiró
la rusa Gazprom.
La reducción de gastos para hacer frente al descenso de los precios
–la consultora Sanford C. Bernstein prevé una disminución del 20% a
nivel mundial– acaba así con una cantera de crudo, la que se encontraría
por debajo del Ártico, que alcanza casi una cuarta parte de todos los
depósitos de petróleo y gas que quedan por descubrir, según el
Observatorio geológico de EE UU.
Estas aguas frías e inhóspitas no son las únicas que empiezan a
perder atractivo con la drástica reducción de su beneficio potencial.
Mientras las autoridades iraníes espantaban un mercado ya aturdido, al
prever que el barril bajará hasta los 25 dólares, Shell decidió desprenderse de sus participaciones –un 80%– en las plataformas offshore
brasileñas del área de Bijupirá y Salema. HRT, una petrolera con sede
en Río de Janeiro, se hará con la parte que la británica tiene en esta
perforación, que lleva funcionando desde 2003. La brasileña estatal Petrobras posee el otro 20%.
El desplome del crudo, eso sí, “impulsará el crecimiento mundial
durante los próximos dos años gracias a la mayor renta disponible y al
ascenso del consumo en los países importadores”, subraya el último informe del Fondo Monetario Internacional.
Efectos que, sin embargo, se verán compensados por la caída de la
inversión y del crédito en China o el retroceso de la economía rusa,
entre otros factores que sitúan la expansión económica mundial para este
ejercicio en el 3,5% (tres décimas menos que la previsión de octubre).
La batalla alrededor de los precios de petróleo, de momento, se salda
ya con miles de víctimas, los trabajadores de la industria. Este
martes, dos proveedores de servicios a yacimientos petroleros,
Halliburton y Baker Hughes, dispusieron el despido de 1.000 y 7.000
empleados, lo que equivale al 1,25% y 11,5% de sus plantillas,
respectivamente.
“Prevemos unos ajustes en la nómina en línea con los de nuestros competidores”, afirmó el director de operaciones de Halliburton,
Dave Lesar, al explicar la decisión, que llegó solo unos días después
de que el líder mundial en servicios a petroleras, Schlumberger,
recortara unos 9.000 puestos de trabajo, el 7,1% de su plantilla. ¿El
motivo? El cierre, en los últimos dos meses, de 250 yacimientos, un 15%
de todos los de EE UU, según Lesar.
Al invocar la competitividad como factor necesario del negocio, la británica BP
recortó también 300 empleos, y la principal compañía canadiense, Suncor
Energy prescindirá de 1.000 trabajadores por efecto de la reducción de
las inversiones en nuevos proyectos.
A la espera de que la tempesta cese y vuelva la bonanza, Shell y
otras compañías como Vitol o Trafigura, están almacenando el crudo en
enormes buques, que, según Reuters, pueden contener hasta unos 15
millones de barriles en total. El periodo de almacenamiento, todo 2015,
parece indicar que este año no será nada fácil para el Big Oil.
El model de creixement insostenible i il·limitat que ens ha abocat a la crisi econòmica mundial és també la causa de la crisi ambiental en la que estem immersos. Aquest és un model antieconòmic perquè ha deixat ja de ser positiu per a nosaltres. Els beneficis que d’ell n’obtenim no superen el perjudicis que ens comporta en forma de pèrdua irreversible d’espècies i de recursos naturals, de contaminació i degradació ecològica, de costos personals i de injustícia social.
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